Secretario de Estado de Cultura italiano, crítico de arte y ¿ladrón de cuadros?
La fiscalía imputa al polémico Vittorio Sgarbi por el presunto robo de una obra renacentista de un castillo de Piamonte y su posterior modificación para ocultar su procedencia en una muestra
Vittorio Sgarbi, político, crítico de arte y showman televisivo, no deja indiferente a nadie. El cultivado polemista, hasta hace poco fiel escudero en cuestiones culturales del ex primer ministro y dueño de Mediaset, Silvio Berlusconi, sale de una para meterse en otra. Hace un año dieron la vuelta al mundo las imágenes de una pelea a puñetazo limpio que mantuvo en directo en un programa de televisión con el escritor Giampiero Mug...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Vittorio Sgarbi, político, crítico de arte y showman televisivo, no deja indiferente a nadie. El cultivado polemista, hasta hace poco fiel escudero en cuestiones culturales del ex primer ministro y dueño de Mediaset, Silvio Berlusconi, sale de una para meterse en otra. Hace un año dieron la vuelta al mundo las imágenes de una pelea a puñetazo limpio que mantuvo en directo en un programa de televisión con el escritor Giampiero Mughini ante la atónita mirada de otros invitados como el cantante Albano. No era nada nuevo. El año anterior había sido desalojado del Parlamento en volandas por los ujieres tras proferir insultos contra otros diputados y negarse a abandonar el hemiciclo. Esta vez, sin embargo, el problema podría ser algo más grave. El actual secretario de Estado de Cultura del gobierno italiano, por la cuota de Forza Italia, ha sido imputado por el presunto robo de un cuadro de Rutilio Manetti, cotizado artista del siglo XVII.
La captura de San Pedro, el cuadro en cuestión, una estupenda obra renacentista con cierta influencia de Caravaggio, fue robado de un castillo de Buriasco (Piamonte) en 2013 y se le perdió la pista. La tela renacentista, sin embargo, volvió a aparecer en 2021 en una exposición siendo ya propiedad del propio Sgarbi. Quien lo conocía podía apreciar una diferencia pequeña, pero sustancial. El cuadro de Sgarbi era idéntico, pero una vela colgada de una de las paredes que representaba el lienzo iluminaba la escena desde el fondo. Un pequeño y luminoso detalle pictórico fundamental para la cuestión. La fiscalía, según los medios italianos, investiga ahora si se trata de una modificación introducida por el propio Sgarbi para ocultar el posible robo.
El secretario de Cultura, que también es el alcalde de Arpino, un pequeño pueblo de Lacio, niega tajantemente las acusaciones en conversación telefónica con EL PAÍS y asegura que todavía no le ha llegado el aviso de la Fiscalía. “¡No es el mismo cuadro! Pero es que, además, nadie de los que me acusan [el periódico Il Fatto Quotidiano y el programa Report] ha visto los cuadros: ni el uno ni el otro. No pueden hacer artículos contra mí sin haber visto las obras. He encargado a un perito que revise mi obra y se demostrará que el mío es un original y que todos los elementos, incluida la vela, forman parte del cuadro”, expone al teléfono. Sgarbi reconoce que estuvo en el citado castillo, pero “fue hace 20 años”, matiza. “Claro que vi ese cuadro. Pero era una copia mantenida de forma indecente en un lugar lleno de otras copias. Parecía el set de una película. Mire, estoy muy tranquilo. Son todo fantasías, todo”.
El caso estalló hace algunas semanas, cuando los citados medios publicaron que Sgarbi inauguró en Lucca (Toscana) la exposición Los pintores de la luz —no deja de ser irónico tratándose de un caso que gira alrededor de una vela— en la que se mostraba la citada Captura de San Pedro de Manetti, valorada en cientos de miles de euros y que constaba como robado en la base de datos de Interpol. Antes de 2013, el cuadro estaba en el castillo de propiedad de Margherita Buzio, un lugar que Sgarbi había visitado varias veces. Según los medios locales, uno de sus colaboradores habría ofrecido comprarlo, pero siempre se le había rechazado la oferta.
La propietaria denunció que ladrones habían entrado en el castillo, recortado y retirado el lienzo de Manetti, dejando en su lugar una fotografía de la obra. Los carabinieri ya han sido enviados por los fiscales de Macerata para interrogar a un restaurador y a los propietarios de la empresa de Correggio (Reggio Emilia) que supuestamente realizó una copia de la obra, como sostiene Sgarbi en su defensa. El suyo, asegura, estaba en una mansión que compró su madre hace tiempo.
La polémica ha salpicado al gobierno, que medita ahora cómo gestionar las andanzas de su secretario de Estado (las otras imputaciones que todavía mantiene inquietan también en el Ejecutivo). El miércoles por la mañana, el interesado, que rechaza dimitir por el caso, publicó en sus redes sociales una fotografía suya sentado en una silla ante un cuadro, descalzo y con los zapatos a un lado. En la publicación hace un juego de palabras con un refrán italiano. “Mi vogliono fare le scarpe [algo así como “quitarme de en medio”], escribía Sgarbi. “Aquí las tienen”.
El secretario de Estado está siendo también investigado por la Autoridad de Competencia y Garantía del Mercado italiano por supuestamente cobrar por tareas de asesoramiento y otras intervenciones en eventos a pesar de su cargo público. El periódico Il Fatto Quotidiano publicó un reportaje en el que sostenía que seguía cobrando por su asesoramiento pese a desempeñar un cargo público.