Francisco Coll, un nombre de oro en la música contemporánea europea
El grupo New European Ensemble interpreta piezas del joven creador español en una actuación impecable, quizá rozando los excesos, tanto tímbricos como de volumen
El segundo concierto de la actual temporada del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) en su apartado de música contemporánea, ha brindado un suculento retrato del compositor valenciano Francisco Coll a cargo del grupo neerlandés New European Ensemble. El concierto se repetirá el próximo día 2 de noviembre en Valencia y el día 5 en La Haya. Esto ya habla a las claras del peso específico que ha alcanzado este aún joven creador español nacido en 1985.
El retr...
El segundo concierto de la actual temporada del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) en su apartado de música contemporánea, ha brindado un suculento retrato del compositor valenciano Francisco Coll a cargo del grupo neerlandés New European Ensemble. El concierto se repetirá el próximo día 2 de noviembre en Valencia y el día 5 en La Haya. Esto ya habla a las claras del peso específico que ha alcanzado este aún joven creador español nacido en 1985.
El retrato incluía tres de sus obras, una de ellas, Taleas oblicuas, estreno mundial. Las tres obras de Coll iban entrelazadas por una pieza de uno de los más celebrados compositores de los Países Bajos, Michel van der Aa (1970) y uno de los grandes del siglo XX, el americano Elliott Carter (1908-2012).
El concierto podía tener varias líneas de coherencia, por ejemplo, cuatro de las cinco piezas escuchadas corresponden a dos creadores actuales que se encuentran en el mejor momento de su influencia en el panorama actual de la composición europea; otro factor de coherencia podría encontrarse en el orgánico instrumental del New European Ensemble, ahora me referiré a ello; y quizá habría otro que suele esconderse para no manchar la inmaculada prestación de un concierto de creadores actuales: los tres nombres están encuadrados en la editorial británica Faber Music. Business is business y tampoco hay que echarse las manos a la cabeza, pero así son las cosas.
Pero, volvamos al orgánico instrumental del grupo. Se anuncian como 15 instrumentistas, excelentes, por cierto, sin excepción. En su presentación madrileña han aparecido con 17, cinco de cuerda, ocho de viento, dos percusionistas, un arpa y un teclado. Es curioso que esta disposición coincida casi totalmente con la plantilla instrumental de la ópera La Regenta de Marisa Manchado, recién presentada en El Matadero (en el caso de Manchado hay un saxo y en el New, un clarinete bajo). La coincidencia no tiene nada de rara, es lo que normalmente se entiende como una orquesta en esqueleto. En el concierto del CNDM, cuatro de las cinco obras se mueven entre los quince y los diecisiete músicos. Solo la pieza de Van der Aa baja a los 12. En suma, las sonoridades tienden a acercarse, incluso en la de Carter, bastante alejada estética y sonoramente de las actuales, por más que la obra del americano, Asko concertó, fue estrenada en el 2000.
Parece normal que el peso de la atención del concierto vaya en dirección al músico valenciano afincado en Suiza tras una intensa temporada británica. La composición del programa ayuda, además, a fijar la atención, las piezas de Coll van en el orden de primera, tercera y quinta, con la intercalación de las dos citadas. El resultado es el de alcanzar una idea muy aceptable de la poética del valenciano. Música, la suya, de una caleidoscópica concentración, saturada por momentos y con una gran riqueza de ideas que, a menudo, parecen querer contar diversas historias, pese al peso abrumador de una abstracción colorística y llena de afilados timbres. El contraste con Van der Aa, próximo generacionalmente, es, lógicamente, menor; entre los dos ofrecen un panorama muy certero de las preocupaciones de la actual música de creación. Pero, la presencia de Carter obliga a interrogarse sobre la abrupta distancia entre unas músicas apenas alejadas dos o tres lustros, por más que Carter hubiera nacido alrededor de 80 años antes que Coll. También hay que considerar que Carter vivió la friolera de 104 años y que estuvo activo hasta el final de sus días, pero su elegante contrapunto atonal y su limpieza de líneas suenan ahora ya casi como música de mediados del siglo pasado. Nada de esto es una crítica, y confieso que a mí me encanta, pero es lo que tienen los contrastes.
El New European Ensemble ha brindado una actuación impecable, quizá rozando los excesos, tanto tímbricos como de volumen, pero es que el Auditorio 400 tiende a amplificar las sonoridades extremas. Su director Tito Muñoz, con ese nombre como de vecino nuestro, es un director americano nacido en el barrio neoyorkino de Queens. Seguro y claro, ha dominado la masa sonora sin problemas. Mención especial para el oboísta Christopher Bouwman, que ha estrenado mundialmente la pieza ya citada de Coll Taleas oblicuas, con momentos de sobrio lirismo y seguridad pasmosa en su nada fácil instrumento.
En suma, para quien no lo supiera, ya tenemos en Francisco Coll a un nombre de oro para el panorama europeo contemporáneo.
Ficha técnica
Obras de Francisco Coll, Michel van der Aa y Elliott Carter. New European Ensemble. Director: Tito Muñoz. CNDM. Auditorio 400, MNCARS. Lunes, 30 de octubre, 19,30 horas.