Muere Guillermo Heras, devoto defensor del teatro público
El director y gestor cultural, figura permanente del teatro español durante medio siglo, fallece en Buenos Aires a los 70 años
Guillermo Heras (Madrid, 1952) es de esos personajes que, si bien no son especialmente conocidos por los consumidores esporádicos de artes escénicas, lo que sí es seguro es que cualquier teatrero entre 30 y 100 años sabe de él y a veces mucho, porque su labor ha sido ingente e ininterrumpida desde los años sesenta del pasado siglo. Actor, director teatral, dramaturgo, gestor teatral y editor, fue galardonado con el ...
Guillermo Heras (Madrid, 1952) es de esos personajes que, si bien no son especialmente conocidos por los consumidores esporádicos de artes escénicas, lo que sí es seguro es que cualquier teatrero entre 30 y 100 años sabe de él y a veces mucho, porque su labor ha sido ingente e ininterrumpida desde los años sesenta del pasado siglo. Actor, director teatral, dramaturgo, gestor teatral y editor, fue galardonado con el Premio Nacional de Teatro en 1994. Ha transitado por numerosos territorios de las artes escénicas, desde el tardo franquismo hasta esta pasada madrugada que ha fallecido en Argentina, donde se estaba recuperando de una grave infección por la cual estuvo hospitalizado en Calafate (Patagonia Argentina). Allí se había trasladado a hacer lo que más le gustaba que era impartir talleres y formar nuevas generaciones en dramaturgia, gestión cultural y dirección teatral. Le sorprendió la infección por la que ha estado varias semanas ingresado y en las que se temió por su vida, pero ya había salido de peligro y se había trasladado a Buenos Aires, desde donde tenía previsto regresar a Madrid el 14 de julio.
Con Guillermo Heras no solo desaparece un hombre de teatro. También una forma de entender la profesionalidad que pasaba por apoyar, entregarse —incluso con pasión— al teatro público, en el que creía firmemente y desde el que trabajó en diferentes puestos desde los años setenta. En ese momento aún dirigía uno de los grupos míticos del tardo franquismo, Tábano, cuya labor siempre se desarrolló en Madrid desde 1974 y hasta 1983.
Licenciado en Interpretación por la Real Escuela Superior de Arte Dramático y Danza, fue uno de los nombres fundamentales en la renovación del Teatro Independiente, no sólo desde Tábano, sino también como director de escena del Teatro del Astillero.
Como gestor cultural, y estrechamente vinculado al Instituto de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM, Ministerio de Cultura y Deportes), estuvo al frente del Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas (1984-1993), un espacio fundamental en nuestro país en lo que supuso la apertura a nuevos lenguajes escénicos y en la promoción de jóvenes creadores, cuya sede estuvo en la madrileña y mítica Sala Olimpia, hoy Teatro Valle-Inclán. Asimismo, fue el impulsor y director de la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos en Alicante durante 29 ediciones. De hecho, el año pasado, durante la celebración de la trigésima edición de la Muestra, recibió un caluroso y emotivo homenaje. Desarrolló una labor fundamental como puente entre la escena española e iberoamericana, a la que estaba muy vinculado al estar al frente del programa Iberescena. Asimismo, entre 1995 y 1999, ejerció de vicepresidente de la Asociación de Directores de Escena (ADE).
Maestro de muchos de los nombres más reconocidos de la escena actual, también fue profesor en el máster de Gestión Cultural de la Universidad Carlos III de Madrid y del área de danza de Gestión Cultural en la Universidad Complutense. A lo largo de su carrera ha recibido diversos premios, entre ellos el Nacional de Teatro en (1994) y el Premio Federico García Lorca (1997) en la modalidad de teatro.
Entre los autores dramáticos españoles cuyas obras ha montado destacan Calderón de la Barca, Federico García Lorca, Francisco Nieva, Rodolf Sirera o Juan Mayorga. En el ámbito internacional merecen señalarse Shakespeare, Pier Paolo Pasolini, Bertolt Brecht, Moreira da Silva y Sarah Kane, estrenando en las más importantes salas teatrales españolas. Pero también ha puesto en pie diferentes óperas como El cristal de Agua Fría, de Marisa Manchado y Rosa Montero; El bosque de Diana, de García Román y Muñoz Molina; Rigoletto, de Verdi, así como varios títulos de Tomás Marco.
En su faceta como editor, ha dirigido la edición de varias colecciones teatrales y es autor de distintas obras dramáticas (Inútil faro de la noche, Ojos de nácar, Muerte en directo, La oscuridad. Trilogía de ausencias, Alma, Muchacha y Rottweiler y Pequeñas piezas desoladas). En el capítulo de la crítica, ha sido redactor de la prestigiosa revista Primer Acto.
Se espera que en los próximos días se repatrie el cuerpo de Guillermo Heras a Madrid, cuando finalicen las gestiones llevadas a cabo por la embajada española en Argentina.