El furor por Shakira alcanza Los Ángeles
El museo del Grammy dedica una exposición a la trayectoria de la estrella colombiana
La conquista mundial comenzó con lápiz y papel. Dice Shakira Isabel Mebarak Ripoll que a los cuatro años hizo su primera poesía. Cuatro años más tarde garabateó en un cuaderno de Minnie Mouse lo que sería su primera canción. La niña nacida en Barranquilla (Colombia) en febrero de 1977 es hoy una artista conocida en todos los confines de la tierra. Ha compuesto o coescrito 145 canciones que componen una exitosa discografía que ha vendido más de 125 millones de copias. Desde este sábado, el museo del Grammy, en el corazón de Los ...
La conquista mundial comenzó con lápiz y papel. Dice Shakira Isabel Mebarak Ripoll que a los cuatro años hizo su primera poesía. Cuatro años más tarde garabateó en un cuaderno de Minnie Mouse lo que sería su primera canción. La niña nacida en Barranquilla (Colombia) en febrero de 1977 es hoy una artista conocida en todos los confines de la tierra. Ha compuesto o coescrito 145 canciones que componen una exitosa discografía que ha vendido más de 125 millones de copias. Desde este sábado, el museo del Grammy, en el corazón de Los Ángeles abre sus puertas a una exposición que recorre su trayectoria, que comenzó a hacerse internacional a mediados de los años 90.
Ernesto Lechner, uno de los comisarios de la exposición, cuenta que lo primero que necesitó para comprender la historia de Shakira fue un atlas. “Es una exploradora musical de incomparable buen gusto”, afirma este experto, quien dedicó seis meses a conectar los puntos en el globo por los que ha viajado la colombiana en sus once álbumes de estudio. “La exposición es una carta de amor a los géneros populares del siglo XX y XXI: desde la chanson francesa hasta que se mete con Bizarrap”, añade.
Shakira, de acuerdo con los organizadores de la exposición, hizo una inmersión “profunda” en géneros como salsa, la música árabe, el afrobeat (el video musical de Waka Waka tiene 3.400 millones de reproducciones) y otros sonidos caribeños, que ha adaptado para convertir en éxitos mundiales. Son sonidos que la intrigan y quiere entenderlos antes de incorporarlos. Lechner cuenta el caso del merengue, un ritmo tropical de República Dominicana. Shakira contactó con Bello Pou, más conocido como El Cata. Se quedó en el país varias semanas a trabajar en un pequeño estudio con un embajador del género. De aquellos días salieron Loca y Rabiosa, del disco Sale el sol (2010). “Es un merengue genuino y su voz navega como la de Olga Tañón o Milly Quezada”, apunta el especialista. Este modo de trabajo se repitió antes en San Juan (Puerto Rico), donde comenzó a experimentar con el reggaetón desde 2005.
En la muestra se exhiben algunas prendas que Shakira ha utilizado a lo largo de su trayectoria. Está el bikini de hojas de parra que invitaba al pecado original en Fijación Oral vol. 2 (y que fue censurado en algunas partes del mundo), el atuendo dorado que vistió en el celebrado show de medio tiempo del Super Bowl de 2020 y las guitarras que ha empleado en sus seis giras mundiales.
Pero la principal propuesta que hace el equipo del museo fue seguir el viaje de una niña de grandes ambiciones. La menor de ocho hijos, abandonó Barranquilla por Bogotá cuando su ciudad natal le quedó chica. Llegó a la capital con el que es su primer disco bajo el brazo, Magia. Era un álbum repleto de sonidos pop y temas que compuso entre los 8 y los 13 años. Según confiesa en una entrevista para la muestra, “era un tiempo de hostilidad contra el artista pop”. Intentó lanzar una carrera de actuación que no despegó. Así que no tuvo otra opción más que ser ella misma. Así comenzó a gestarse Pies Descalzos, un disco que en su opinión “conectó con el público de forma visceral” y la marcó como artista para siempre.
De nuevo el papel y el lápiz. El productor Luis Fernando Ochoa cuenta que la primera vez que conoció a Shakira esta apuntó en un cuaderno todo lo que le explicó sobre la consola para hacer la mezcla. Ese encuentro, a mediados de los 90 mientras hacían Pies Descalzos, fue el inicio de una fructífera relación en el estudio. También fue el arranque de Shakira como arquitecta sónica de su obra. Desde entonces cambió la disposición de las máquinas de grabación. La artista ha ganado tres premios Grammy y doce Grammy latinos.
“Tiene una curiosidad insaciable”, dice Jasen Emmons, el comisario jefe del museo. Shakira ya había conquistado muchos hitos con sus primeros tres álbumes de estudio cuando se puso como objetivo llegar al mercado anglo. Emmons cuenta que los ejecutivos de la disquera le propusieron traducir su disco anterior, ¿Dónde están los ladrones?, que le valió su primera nominación al Grammy. Ella se negó porque quería crear algo nuevo. Su álbum crossover fue Laundry Service/ Servicio de Lavandería (2001). Lo compuso con la ayuda de un diccionario Penguin que la ayudó a rimar en un idioma que no era el suyo. Para inspirarse leía a Walt Whitman y Leonard Cohen. Escribió nueve temas en inglés y cuatro en español. “Tiene mucha argucia para escribir. Eso lo hace única. Continuamente intenta expandir su conocimiento. Creo que no se dice lo suficiente el hecho de que ahora hable cinco idiomas”, añade Emmons.
El mundo tiene en la música de Shakira un lenguaje común. Hips don’t lie, el sencillo de Fijación oral vol. 2 donde tiene una colaboración Wyclef Jean de los Fugees, suma más de 1.000 millones de reproducciones en las plataformas de streaming. El movimiento de caderas se convirtió en un fenómeno de dimensiones globales. En 2014, un grupo de entomólogos bautizó a una avispa que retuerce su abdomen con el nombre de Aleidoes-shakirae. El fenómeno pop también es materia de la ciencia.