Para ver un cuadro del Prado no hay que ir al Prado: el museo relanza su sistema de préstamos

La pinacoteca presenta el proyecto ‘El Prado Extendido’, con el que pretende garantizar que más de 3.000 obras distribuidas en centenares de instituciones españolas se den a conocer al público

Una de las salas del Museo de Bellas Artes Gravina de Alicante donde se exponen obras del Prado.Museo del Prado

El Museo del Prado tiene depositadas más de 3.400 obras en instituciones públicas españolas, pero la mayoría de los ciudadanos no lo sabe. Existe la creencia de que para ver un cuadro del Prado hay que ir al Prado. La pinacoteca pretende cambiar esta percepción y ha relanzado un proyecto para que cualquier museo, embajada o diputación que cuente con una pieza de esta gran institución la exponga o la preste a otro organismo que se comprometa a mostrarla al público. Hasta ahora, esta iniciativa se conocía como Prado Disperso, pero para evitar “las interpretaciones peyorativas”, según Migu...

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El Museo del Prado tiene depositadas más de 3.400 obras en instituciones públicas españolas, pero la mayoría de los ciudadanos no lo sabe. Existe la creencia de que para ver un cuadro del Prado hay que ir al Prado. La pinacoteca pretende cambiar esta percepción y ha relanzado un proyecto para que cualquier museo, embajada o diputación que cuente con una pieza de esta gran institución la exponga o la preste a otro organismo que se comprometa a mostrarla al público. Hasta ahora, esta iniciativa se conocía como Prado Disperso, pero para evitar “las interpretaciones peyorativas”, según Miguel Falomir, director del museo, ahora se llama El Prado Extendido. Valga un ejemplo: el museo recibe de varias instituciones cuadros prestados; los analiza y se da cuenta de que existe un gran número de autores alicantinos; un equipo del Prado llama al Museo de Bellas Artes Gravina de Alicante y se los ofrece; la institución, “encantada”, acepta y organiza la muestra 28 bienes culturales del Museo del Prado. Todos contentos: el Prado exhibe unas obras guardadas en distintos almacenes y además refuerza su imagen, ya que no solo es requisito indispensable que se muestren las piezas, sino que la exposición, la sala o la iniciativa de turno deben estar enmarcadas con el logo de El Prado Extendido. El museo de Alicante, por otro lado, refuerza su programación y su colección, además de contar con el reclamo artístico y turístico que supone tener obra del Prado.

Este sistema de préstamos comenzó en 1860, como ha recordado este jueves Falomir, pero “su desarrollo no ha sido lo satisfactorio que debiera haber sido”. Entonces, las primeras obras, por falta de espacio en lo que ahora se conoce como el Prado, viajaron a Barcelona. No existió un plan concreto. Al analizar los criterios que se contemplaron en aquel momento, el museo ha concluido que el plan se ideó como “un proyecto corto en el tiempo”. No solo los préstamos iban a tener una pronta fecha de caducidad, sino que, como ha explicado el director del Prado, no se enviaron artistas locales a sus comunidades de origen, lo que en ocasiones suele ser disuasorio para que estas piezas se expongan. “Las obras que no se ven pierden valor”, ha opinado Falomir.

A finales de los setenta, se realizó una revisión sistematizada de estos depósitos en lo que se conoció como Prado disperso. Esta es la información que ha servido de base para este nuevo proyecto y gracias a la que se ha podido comprobar el desequilibrio territorial en el reparto de los préstamos. Cantabria, Ceuta y Melilla no cuentan con obras del Prado. Madrid concentra la mayor parte, seguida de Andalucía y Cataluña. Más de la mitad de las más de 3.400 obras prestadas están en museos, muchas de ellas en sus almacenes. Para entender la dimensión, el Museo del Prado tiene expuestas unas 1.600 piezas en este momento.

Ninguna de las obras que se exhiben en el Prado saldrán del museo y tampoco de sus almacenes, con excepciones contadas que se estudiarán, ha zanjado Falomir: “Alguna puede puntualmente salir del almacén del Prado, las que no se vayan a exponer en el Museo o en el Salón de Reinos. Pero no se va a desvestir ningún Santo”. El mensaje es claro, que nadie pida Las meninas. Aunque con cierta retranca, Falomir ha recordado que en estos años les han solicitado de todo. “Por pedir no pasa nada”, ha afirmado. Tampoco se pretenden crear, en palabras del director del Prado y del ministro de Cultura, Miquel Iceta, “miniprados o sedes del Prado”. “Ahora habrá un diálogo con las instituciones museísticas. Prado no hay más que uno”, ha dicho el ministro.

Un equipo del museo, que se ha reforzado, se encargará de realizar la gestión de estos préstamos, asegurarse de que las piezas se exhiben —”No vamos a ejercer de policías”, ha recalcado Falomir—, que las obras que lleguen a un determinado museo contribuyan al discurso del mismo, de concretar reuniones de los directores de las instituciones, colaborar en proyectos concretos, intercambiar especialistas... El coste de estos procesos lo asumirán el Prado, la institución que reclame una obra y se estudiarán posibles patrocinios privados que contribuyan con la financiación.

¿Qué ha pasado en todos los siglos de historia del Prado para que este proyecto se relance en 2022? Javier Solana, presidente del Real Patronato del Prado, Falomir e Iceta coinciden en reconocer que aunque desde 1860 existe este sistema de préstamos por todo el territorio, era necesario darle “un impulso mayor”. Solana lo ha definido como la manera de “vertebrar el país a través de las obras del museo”. Falomir, como una deuda con la ciudadanía en la que él mismo ha reconocido su responsabilidad en el hecho que los españoles no sepan que hay miles de piezas en más de 200 instituciones: “Nuestro talón de Aquiles ha sido la comunicación”. Iceta ha redefinido su apuesta por “el federalismo cultural” que tanta polémica generó en su momento aprovechando el lanzamiento de El Prado Extendido: “Tal vez sea mejor hablar de desconcentración y de la vocación nacional de los museos que se llaman nacionales, que no solo respondan a su código postal”.

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