Petra Martínez y Juan Margallo ganan el Premio Nacional de Teatro
La pareja más emblemática de las tablas españolas fue eje fundamental del teatro independiente que agitó los últimos años del franquismo y mantiene activa su propia compañía desde mediados de los ochenta
El Premio Nacional de Teatro ha recaído este año en una de las parejas de actores más carismáticas de la escena española, la que componen Petra Martínez (Linares, 78 años) y Juan Margallo (Cáceres, 81 años) desde hace medio siglo, tanto en las tablas como en la vida real. Ejes fundamentales del teatro independiente que tanto agitó los últimos años del franquismo y también en los primeros años de...
El Premio Nacional de Teatro ha recaído este año en una de las parejas de actores más carismáticas de la escena española, la que componen Petra Martínez (Linares, 78 años) y Juan Margallo (Cáceres, 81 años) desde hace medio siglo, tanto en las tablas como en la vida real. Ejes fundamentales del teatro independiente que tanto agitó los últimos años del franquismo y también en los primeros años de la democracia, juntos formaron parte de grupos emblemáticos en los sesenta y setenta como Tábano, El Búho o El Gayo Vallecano, hasta fundar ya a mediados de los ochenta la compañía Uroc, con la que han montado obras de autores como Dario Fo, Roberto Athayde, Jorge Márquez o el propio Margallo. Además, él dirigió las seis primeras ediciones del Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz (1986-1992) y ella está triunfando en los últimos años en el cine y la televisión. Este mismo año fue nominada al premio Goya a la mejor actriz protagonista por su papel en La vida era eso, de David Martín de los Santos.
El galardón les llega, pues, con una carrera muy labrada. Ya iba siendo hora. “Bueno, es que somos muchos. Muchos mayores que llevamos toda la vida trabajando y también muchos jóvenes que están haciendo cosas estupendas. Lo importante es que nos lo han dado y estamos encantados”, dice Martínez por teléfono desde Castellón, donde esta noche tiene función de La señorita doña Margarita, un monólogo de Roberto Athayde que estrenó en 2021. Confiesa, no obstante, que casi no ha podido hablar con su marido después de conocer la noticia, pues a él lo ha pillado rodando la segunda parte de la película Campeones, cuyo papel en la primera película le valió una nominación al Goya como mejor actor de reparto en 2018. Ahí siguen los dos al pie del cañón. “La verdad es que nos ha emocionado mucho que nos lo hayan dado a los dos juntos. Y por toda nuestra trayectoria, por nuestra manera de hacer y entender el teatro. Se puede dar en el blanco con un montaje, pero sostener una carrera a lo largo es más difícil”, comenta la actriz. Lo han logrado en buena parte gracias a no haber cambiado prácticamente sus principios. “Yo nunca he estado contratada por otra compañía. He preferido siempre trabajar a mi manera, con Juan, nuestra compañía y nuestros tiempos”, resume Martínez.
Juan Margallo entró a estudiar en 1960 en la Escuela de Arte Dramático y poco después ya estaba trabajando con José Luis Alonso, José Tamayo y Luis Escobar, los grandes directores de entonces. En esa época también se dejaba caer por el teatro Estudio de Madrid, que capitaneaban William Layton y Miguel Narros, donde conoció y se enamoró de Petra Martínez. Se hicieron novios, se casaron en 1968 y tienen dos hijos que han seguido su estela: Olga es directora y Juan compone música y es especialista en iluminación y sonido. El mismo año de su boda fundaron Tábano, el más mítico de los grupos de teatro independiente de Madrid, con el que en 1970 estrenaron Castañuela 70, un espectáculo satírico, entre la revista musical y el teatro bufo, que parodiaba la España de los últimos años de la dictadura, censurado primero y prohibido después “por alteración del orden público”. En 1996 Margallo llegó a montar una secuela, Castañuela 90. El desmadre nacional, con Moncho Alpuente. “Nos cortaron muchas cosas, entre ellas un fragmento de la letra de una canción, pero fue contraproducente: cuando llegábamos a esa parte, en vez de cantar tarareábamos, con lo que el público acababa gritando: ‘Censura’. A veces los espectadores entendían cosas peores de lo que queríamos decir, había muchísima complicidad entre el escenario y los patios de butacas”, recordaba Margallo entre risas en una entrevista con EL PAÍS en 2019, con motivo de la publicación de su libro de memorias Vivir del aire.
A finales de los setenta, Martínez y Margallo dejaron Tábano y se integraron en otros colectivos como El Búho y El Gayo Vallecano, hasta poner en pie Uroc en 1985. Desde entonces, con esta “cooperativa familiar”, como la llaman ellos, han recorrido escenarios de toda España y gran parte de Europa e Iberoamérica, con montajes evocadores del repertorio clásico como El retablo de las maravillas (1996), Clown Quijote de la Mancha (1998) y El de la triste figura (2005), inspirados en obras de Cervantes, o Clásyclos (comando incontrolado de teatro) (1998), a partir de versos de Calderón y Lope, así como de autores contemporáneos como Dario Fo (Pareja abierta. Reservadísimo (2001) y La mujer pasota. La mujer sola (2005). Entre sus últimos trabajos se encuentran Adosados (2007), Cosas nuestras de nosotros mismos (2011), ¡Chimpón! (2015) y Hasta que el alzheimer me devore (2021).
El jurado que les ha concedido el galardón destaca en su argumentación “la coherencia” de su trayectoria, “su compromiso con el arte y la sociedad a través de sus creaciones” y “su afán por incorporar a sus obras las nuevas formas y tendencias escénicas (...) sin olvidar su labor pedagógica y de transmisión teatral, ejercida siempre con enorme profesionalidad, no exenta del sentido del humor que impregna sus obras”.