ENTREVISTA

Albert Pla: “Los periodistas son una fábrica de mentirijillas”

El compositor, cantante y escritor sigue de gira por España y Latinoamérica y acaba de dar a luz a ‘Los unos y los otros’, una “novela digital” en forma de diálogo por whatsapp.

Albert Plá, esta semana en la sala Galileo de Madrid.Kike Para

A algunas mentes abstrusas que aún no han caído en que es un genio, peligroso pero genio, Albert Pla (Sabadell, 55 años) les parece un colgao. Él sigue a lo suyo: componiendo, cantando y recitando en los escenarios (en ocasiones junto al extraordinario guitarrista Diego Cortés). Y escribiendo: acaba de sacar Los unos y los otros (Desacorde Ediciones), desternillante aunque preocupante “novela digital” en forma de diálogo por WhatsApp. Risa y miedo: fórmula infalible.

Pregunta. Usted tiene 55 años, pero ...

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A algunas mentes abstrusas que aún no han caído en que es un genio, peligroso pero genio, Albert Pla (Sabadell, 55 años) les parece un colgao. Él sigue a lo suyo: componiendo, cantando y recitando en los escenarios (en ocasiones junto al extraordinario guitarrista Diego Cortés). Y escribiendo: acaba de sacar Los unos y los otros (Desacorde Ediciones), desternillante aunque preocupante “novela digital” en forma de diálogo por WhatsApp. Risa y miedo: fórmula infalible.

Pregunta. Usted tiene 55 años, pero Los unos y los otros parece escrita por alguien de 16. Con faltas y comiéndose las palabras. ¿Era esa la intención?

Respuesta. No sé, así escribo yo por WhatsApp, no sé cómo escribirás tú.

P. ¿Así escribe normalmente sus mensajes? ¿De verdad?

R. No hombre, evidentemente los protagonistas son dos chavales.

P. Pues eso.

R. Pero yo no intentaba imitar ningún lenguaje. A ver, es que si a mi hija le pones una “hache” cuando le dices “hola” en el whatsapp, te regaña.

P. ¿Qué le parece que la gente joven escriba así, con faltas de ortografía?

R. Me parece genial.

P. Hay quien sostiene que así se degrada el idioma. Yo mismo. ¿Usted?

R. No, en absoluto.

P. ¿Un nuevo lenguaje, entonces?

R. Creo que al final existirá un nuevo lenguaje hecho solo con emoticonos y simbolitos con el que podrás entenderte con todo el mundo. Sin necesidad de escribir ni una palabra.

P. “¿Cómo se comunicarían antes nuestros padres, cuando no había WhatsApp?”, le dice la protagonista al protagonista. “No sé, creo que hablaban por teléfono”, le contesta el otro.

R. ¡Je, je, je, sí!

P. Parece una coña, pero ya está pasando. Cada vez los críos hablan menos por teléfono. Lo escriben todo.

R. ¡Para que luego digan que la juventud no escribe! Entre los whatsapperos y los raperos y los traperos, la gente escribe mogollón. Y claro, tampoco se van a poner a escribir cosas que le gusten a Pérez-Reverte. No tienen nada que decirle a un tipo de 60 años, al menos yo cuando tenía 20 no tenía nada que decirle a un señor de 60.

P. Y ahora que tiene 55, ¿sí tiene cosas que decirle a uno que tiene 20?

R. No tengo esa pretensión, es más, me daría un poco de repelús. Lo que más me molestó a mí siempre cuando cantaba eran los niñatos y las niñatas.

P. ¿Puede explicar eso?

R. Sí, no entiendo cómo de repente puede aparecer una persona de 15 años en un concierto mío.

P. Pues porque igual le gusta usted.

R. Sí, pero a mí no me cuadra.

P. Igual hay gente insólita que puede gustar a un abanico amplísimo de gente.

R. Ya, no, pero me refiero a que igual veías a Extremoduro cantando con un público de chavales de 15, y yo no entendía nada.

P. En Los unos y los otros todo es virtual. Pero también en la sociedad real de hoy cada vez es todo más virtual.

¡Para que luego digan que la juventud no escribe! Entre los whatsapperos y los raperos y los traperos, la gente escribe mogollón

R. Sí, los protagonistas de esta historia lo hacen todo por mimetismo, follan como han escuchado que se folla en las pelis, no son capaces de hacer cosas porque tienen un entorno cultural que les obliga a algo… y es cierto, dicen que la masturbación está empezando a ser una… una… hostia, es que no quiero decir desviación sexual. Digamos un gusto sexual enfermizo, o sea, que hay mucha gente que ahora ya prefiere masturbarse que follar, ¡ufff, vaya lío, follar, prefiero una buena paja! y esas cosas.

P. No es seguro que eso sea tan nuevo.

R. Bueno, ya, pero ya se está catalogando como una práctica que mucha gente hace porque renuncia a follar, o sea, deliberadamente, no sé si me entiende. O sea, que no es que lo hagas porque no te queda otra.

P. Eso sí que es amor propio.

R. Tal cual, ¡ja, ja, ja!

P. ¿Usted es activo en redes?

R. Estoy en Twitter y en Instagram. Las uso profesionalmente, digamos. Pero igual que no sigo la actualidad, tampoco las redes. Tienen bastante poco recorrido, son aburridillas.

P. ¿Cree que acabarán sustituyendo del todo un día a los medios tradicionales como vector de información?

R. Es que…

P. Nos lo hemos ganado a pulso, puede decirlo.

R. Claroooo… yo me imagino que un periodista lo es porque hay gente desinformada, ¿no?, y para informar. Pero desde luego, si eso se basa solo en ser el primero, que parece que es lo que pasa hoy, tiene poco recorrido. Los periodistas son una fábrica de mentirijillas. ¿Qué hay más absurdo y más anacrónico que un periodista gritando “¡Esto es una fake news, paremos las fake news!”. ¡Pero si eres una fake news con patas! ¡Si cada vez que va a salir una noticia que no tiene que ser noticia, los periodistas se ponen a hablar de algún catalán! (risas).

Estoy en Twitter y en Instagram. Las uso profesionalmente, digamos. Pero igual que no sigo la actualidad, tampoco las redes. Tienen bastante poco recorrido, son aburridillas

P. ¿Se les tiene manía a los catalanes en España?

R. Ha quedado una cicatriz. Sí. El otro día una señora en un bar de Vitoria me dijo: “¡Ah, ¿eres catalán?, ay qué majo! Desde que se meten con vosotros ya nos han dejado en paz”. Y es así: toda la historia de los catalanes empezó cuando se acabó el serial de los vascos. Cuando en España dijeron: “¡Esto no da para más!, vamos a empezar un serial nuevo!”.

P. En su novela España de mierda, hablaba de un atentado en una sala de conciertos con muchos muertos. Y luego pasó lo de Bataclan. En una entrevista dijo que lo que le gustaría de verdad sería montar un show sobre un virus que afecta a la humanidad. Y vino el covid. ¿Alguna predicción más que tengamos que saber?

R. Bueno, es que como hablo de tantos temas, en alguno tengo que acertar. Y menos mal que no acierto en todos, ¿eh?

P. ¿Cómo se protege del ruido que nos invade?

R. Dejándome llevar. Yo en todo soy muy inestable. A veces me levanto de izquierdas, a mediodía soy conservador y me voy a dormir hecho un facha.

P. De hecho, nuestra anterior entrevista se tituló “Mañana ya habré cambiado de opinión”.

R. Pues sí. Soy de las personas que nunca están dispuestas a defender lo que han dicho. Vivo con el pie cambiao.

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