Vari Caramés, el fotógrafo que compone poesía de lo cotidiano

La Sala Canal de Isabel II de Madrid recorre las cuatro décadas de trayectoria del autor gallego, caracterizada por sus imágenes desenfocadas

'Sin título', fotografía de la serie 'Miraxes' (Espejismos), de 2003.VARI CARAMÉS / VEGAP

Contra el gusto por lo explícito, lo evidente, lo obvio, el fotógrafo Vari Caramés (68 años, Ferrol, A Coruña) transita, desde sus inicios hace cuatro décadas, por “la sugerencia, la evocación y los mundos ocultos en lo cotidiano”. Así lo enuncia durante una entrevista con este periódico mientras supervisa los últimos detalles de su exposición, ...

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Contra el gusto por lo explícito, lo evidente, lo obvio, el fotógrafo Vari Caramés (68 años, Ferrol, A Coruña) transita, desde sus inicios hace cuatro décadas, por “la sugerencia, la evocación y los mundos ocultos en lo cotidiano”. Así lo enuncia durante una entrevista con este periódico mientras supervisa los últimos detalles de su exposición, Algo, nada, siempre (“un título que remite a algo amplio, sin acotar, libre”, añade), que puede verse en la Sala Canal de Isabel II, en Madrid, hasta el 24 de abril. La plasmación de ese concepto en papel fotográfico son sus características imágenes desenfocadas, con las que quiere “trasladar misterios”. Brumas, niebla, sombras, cuerpos a media luz y la habitual presencia del agua, que crean una atmósfera de ensueño, dominan la obra de quien no se ve “ni fotógrafo ni pintor” y se encuentra a gusto en esa frontera de la indefinición. A todo ello ha contribuido, sin duda, la tierra donde nació y ha vivido siempre. “En muchas de mis fotos hay ese orvallo...”, indica sobre la llovizna característica de Galicia.

El recurso del desenfoque “tiene su miga”, advierte a aquellos que puedan arrugar el entrecejo al ver sus obras. “No porque una imagen esté bien enfocada tiene que ser buena, lo importante es el concepto. La clave está en que el desenfoque tiene que estar muy bien enfocado”. Un juego de palabras acorde con su gusto por lo lúdico. “Para mí, la fotografía es eso. Creo que no hay que tomárselo demasiado en serio”, relativiza. Sobre aquello en que se fija para retratarlo, simplemente indica que trata de “estar atento y de ver lo poético en lo más prosaico”.

Aunque la muestra de Caramés, comisariada por la galerista Blanca Berlín y Nerea Ubieto y organizada por la Comunidad de Madrid, recorre su trayectoria desde los años ochenta hasta casi hoy, él prefiere no hablar de retrospectiva, “porque esto es algo más informal”. “No hay cartelas y el recorrido puede hacerse empezando por arriba, por abajo [hay tres plantas], sin rollos cronológicos, lo importante es zambullirse en las imágenes”, dice, afable y cercano. Él, que siempre ha sido ajeno a las tendencias en boga, es un autor de delicadezas, sutil, algo de lo que es fácil percatarse con contemplar unas pocas de sus imágenes.

'Sin título', de la serie 'Miraxes' (Espejismos), de 2003.VARI CARAMÉS / VEGAP

En esa línea destaca el conjunto titulado Gabinete de curiosidades, una miscelánea de sus series en blanco y negro desarrolladas durante 20 años, en la que hechos cotidianos de su tierra, como un caballo blanco medio oculto por la maleza, se convierten en un chispazo de belleza. La serie Nadar, también en blanco y negro, la realizó desde los años ochenta hasta 2010 en la piscina de A Coruña a la que iba a nadar. De esa rutina extrajo, a veces bajo el agua, unas tomas poéticas de burbujas y cuerpos en movimiento. “Además, me atrajo la idea de que hay que nadar para no hundirse”, para seguir adelante.

Su querencia por el realismo onírico le atrapó en la adolescencia, cuando su padre, un pintor aficionado, le regaló con 15 años una cámara Voigtlander. Alguna vez ha contado su sensación cuando iba a recoger las fotos reveladas, cuando en un sobre daban las que valían y en otro las que no. “A mí siempre me gustaban más las malas”. Autodidacta, con ese espíritu de outsider nunca ha pretendido vivir del arte de la fotografía, “pero no puedo vivir sin ella”, apunta en una conversación en la que su idea de la fotografía se cruza con su idea de la vida: “Mi lema es: haz lo que puedas con lo que tengas estés donde estés”.

El fotógrafo Vari Caramés, durante la inauguración de su exposición, 'Algo, nada, siempre', el jueves en la Sala Canal de Isabel II, en Madrid. SEBASTIÁN MARISCAL MARTÍNEZ / EFE (EFE)

Con una veintena de libros publicados, ha protagonizado numerosas exposiciones y su obra está en un centenar de colecciones institucionales y privadas, en centros como el Museo Reina Sofía, el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), la Fundación Barrié de A Coruña, el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) y en museos de Portugal y Japón.

A comienzos de este siglo el cuerpo le pedía a Caramés pasar al color. “Era algo casi terapéutico, necesitaba cruzar ese puente”. Al contrario de lo que sucede con otros autores al dar ese salto, su magia no desapareció, sino que su infancia, rodeado de los cuadros de su padre, le ayudó a que sus instantáneas se acercasen a la pintura, en ocasiones a la abstracción. Hay ejemplos de esto en las bellas composiciones de manchas de color de su trabajo Miraxes (Espejismos), de 2003, un título que casi podría aplicarse al conjunto de su producción. Fue también el momento en que buscó otros formatos, el rectangular, el panorámico...

'Un 'cortao' (1985). Colección Fundación Foto Colectania, Barcelona VARI CARAMÉS / VEGAP

De 2013 es su serie Pasatiempo, realizada en un jardín romántico de Betanzos (A Coruña), construido a finales del XIX, que hace una década estaba en plena degradación. Él se fijó en algunos rincones, en estatuas sin cabeza o sin piernas y en otras casi cubiertas por la hojarasca. El conjunto transmite una melancolía que, subraya, estaba acorde con su estado de ánimo en aquel momento. “Es una reflexión sobre el paso del tiempo, lo frágil, sobre lo efímero que es todo, una manera también de hablar de mí mismo”. Su último trabajo, Lugares (2018), es una sucesión de paisajes, puentes... siempre envueltos en esa borrosidad distintiva de su corpus desde que comenzó. Un mundo de evanescencias que mira satisfecho: “Creo que mis fotos han envejecido bien”.

Una de las fotografías de la exposición perteneciente a la serie 'Gabinete de curiosidades'. / VARI CARAMÉS / VEGAP

'Algo, nada, siempre'

Vari Caramés. Sala Canal de Isabel II. Hasta el 24 de abril. De martes a sábados: de 11.00 a 20.30. Domingos: de 11.00 a 14.00. Entrada gratuita. 

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