Entre el cielo y el mar, el arte fotográfico de Gustave Le Gray
El Palacio Real expone por primera vez completa la serie de 15 imágenes de marinas del autor francés que se regalaron a Isabel II en 1859
Contemplar el horizonte marino no es solo un placer estético. También transmite serenidad, y su inmensidad invita a pensar, por ejemplo, en lo minúsculos que somos. Todas esas sensaciones están en las 15 fotografías de marinas que expone por primera vez juntas el Palacio Real, hasta el 30 de enero de 2022, del francés Gustave Le Gray, uno de los antiguos maestros del arte de la imagen. El paseo por esta exposición ...
Contemplar el horizonte marino no es solo un placer estético. También transmite serenidad, y su inmensidad invita a pensar, por ejemplo, en lo minúsculos que somos. Todas esas sensaciones están en las 15 fotografías de marinas que expone por primera vez juntas el Palacio Real, hasta el 30 de enero de 2022, del francés Gustave Le Gray, uno de los antiguos maestros del arte de la imagen. El paseo por esta exposición delicatessen supone un baño de belleza, de delicadeza, por la obra de alguien que quiso elevar la fotografía a la categoría de las bellas artes. Gustave Le Gray (Villiers-le-Bel, Francia, 1820-El Cairo, Egipto, 1884) fue “un virtuoso de la técnica por su manejo de la luz, y considerado el precursor de la instantánea al ser de los primeros en captar la naturaleza en movimiento, algo que hasta entonces no se había hecho, en este caso con el mar y las olas, y el cielo y las nubes, simultáneamente”, explica la comisaria de la muestra, Reyes Utrera. Ello se traduce en que fotografiaba por un lado el cielo y por otro el mar, después unía por el horizonte los dos negativos, de colodión húmedo, con los que podía aumentar el tiempo de exposición, para obtener una nueva toma, que positivaba en papel encerado seco. El resultado daba un horizonte muy marcado que quedaba normalmente por debajo de la mitad de la imagen.
En varias de sus fotografías, ricas en contrastes y que han mantenido su gran definición hasta hoy, Le Gray incluyó pequeñas embarcaciones o personas, estas casi insinuadas, como una señal más de su exquisita sensibilidad, además de las nubes, el reflejo del sol sobre el mar, playas, rompeolas... Las imágenes de esta exposición, titulada Fotografía de lo sublime. Las marinas de Gustave Le Gray, llegaron a la corte española como un regalo para Isabel II el 16 de marzo de 1859, “en un álbum de terciopelo encarnado”, como quedó registrado. ¿Quién quiso agasajar así a la monarca, muy aficionada a la fotografía? Reyes Utrera apunta que hay varias teorías pero quizás la más probable sea la que señala al infante Sebastián Gabriel, primo de la reina, “que era una persona muy interesada en las artes”. Las marinas de Le Gray se trasladaron al Palacio de La Granja (Segovia), donde fueron catalogadas como “Vistas del mar”, y se las sacó del álbum para ponerles los marcos dorados que hoy conservan, apenas retocados para esta ocasión por el restaurador Lucio Maire. El conjunto forma parte de la colección fotográfica del Archivo General del Palacio Real, compuesto por unas 57.000 imágenes.
Esta serie, realizada entre 1856 y 1857, por varios encargos, fue mostrado ese último año en Mánchester por primera vez. “Le Gray obtuvo el máximo reconocimiento, se le consideró una de las figuras europeas y más adelante se le llamó el Monet de la fotografía”, añade. Es innegable su influencia en maestros impresionistas y sus fotos se asemejan a lienzos de Turner, como la titulada Marina con velero y remolcador dejando una estela de humo, con el halo negro de las volutas que sale de imagen.
Por ello, no es extraño que Le Gray empezase como pintor, copista en el Louvre, aunque alguien interesado como él en los nuevos descubrimientos técnicos y en la ciencia se decantó por la fotografía, invento que se había presentado en París en 1839, en la Academia de Ciencias. Le Gray abrió su estudio fotográfico en la capital francesa en 1849; “allí acudían otros fotógrafos a aprender de él, no en vano se llamó a ese lugar la primera universidad de la fotografía”, apunta Utrera, quien subraya que, mucho tiempo después, las tomas de Le Gray “se han seguido estudiando en universidades”. También era un teórico, publicó en 1850 el Tratado práctico de fotografía sobre papel y sobre vidrio, en el que Le Gray explica cuestiones como el tiempo de exposición para sus obras: dos segundos si la luz del sol es muy brillante, 30 segundos con nieblas otoñales...
“En sus imágenes, además del dominio de la técnica, está la sensibilidad del romanticismo, destaca cómo registra la naturaleza, pero hay mucho más”, comenta Utrera, que al contemplar las instantáneas, tomadas en el Atlántico de Alta Normandía y en el Mediterráneo de las playas de Sète, las define como “la estética de lo sublime, una oración plástica de la idea de infinitud”. Así se puede constatar en la puesta de sol en el mar que tomó a contraluz. Le Gray, quizás porque era consciente de la importancia de la autoría en lo que realizaba, firmó sus piezas, como se puede ver en su parte inferior.
Convertido en una figura popular y respetada, con encargos como el que le hizo el emperador Napoleón III y su cónyuge, Eugenia de Montijo, para retratar a su hijo, el príncipe Napoleón Luis, sin embargo, la vida de Le Gray entró en una etapa tan brumosa como algunas de sus imágenes. “Alguien que estaba en su cénit y de repente cae”, según Utrera. Tenía seis hijos aún joven, de los que cuatro murieron pronto, “pero de sus cartas se desprende que necesita producir sin cesar porque tiene muchas deudas, es casi una cuestión de subsistencia”. Su desastrosa gestión le obliga a cerrar el estudio en 1860 y más tarde abandona Francia para recalar, casi siempre con el mar como horizonte, en Sicilia, Malta y finalmente El Cairo. Allí acabó sus días como profesor de dibujo de los hijos del gobernador.
Fotografía de lo sublime. Las marinas de Gustave Le Gray
Palacio Real de Madrid, hasta el 30 de enero de 2022.
De lunes a sábado 10.00 a 18.00. Domingo y festivos, de 10.00 a 16.00.
Entrada sin coste adicional con la general de visita al palacio.