Jane Campion entusiasma a La Mostra de Venecia con su tenso western

La cineasta adapta la novela ‘El poder del perro’, sobre la dificultad de ser distinto en medio de ranchos y vaqueros, y se postula como gran candidata al León de Oro

Venecia -
Jane Campion, antes de la proyección de gala de su película, hoy en Venecia.Marc Piasecki (GETTY)

Volvía a visitarlo. Una y otra vez. Y eso que el libro llevaba tiempo ya cerrado. Desde la estantería donde yacía, sin embargo, El poder del perro no paraba de asaltarla. Cuenta Jane Campion (Wellington, 67 años) que pasaban los días y los pensamientos no cesaban. Junto con los dilemas. Se preguntaba por qué Thomas Savage escribiría un episodio así, o a qué se debía la elección de uno de los personajes. “Difíci...

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Volvía a visitarlo. Una y otra vez. Y eso que el libro llevaba tiempo ya cerrado. Desde la estantería donde yacía, sin embargo, El poder del perro no paraba de asaltarla. Cuenta Jane Campion (Wellington, 67 años) que pasaban los días y los pensamientos no cesaban. Junto con los dilemas. Se preguntaba por qué Thomas Savage escribiría un episodio así, o a qué se debía la elección de uno de los personajes. “Difícilmente termino una novela. Es como si esta tuviera una fuerza misteriosa que continuaba desentrañándose. Y era precioso”, asegura la cineasta. Tanto que empezó a creer que en sus páginas había una película. Algunos días lo tenía claro, otros menos. Pero al final, bajo el impulso decisivo del productor Roger Frappier, se decantó por el sí. Y menos mal. Porque su tenso y delicado western, estrenado en competición oficial, ha entusiasmado al festival de Venecia. Y se postula como candidato firme no solo al León de Oro, sino a uno de los filmes de la temporada. Netflix, productora de la obra, ya se frota las manos ante su estreno: en algunas salas físicas, en noviembre; y, desde el 1 de diciembre, en la plataforma.

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Casi dos décadas después de su Palma de Oro en Cannes por El piano, y a 12 años de su último largo, Bright Star, la directora neozelandesa regresa por la puerta grande. “Siempre hay cierta renuencia en mí. Tengo muchos miedos con el compromiso, porque cuando me meto en algo, lo hago con todo. Y sabía que era un trabajo importante. Todos los que colaboraron en el proyecto reconocieron la calidad de la historia. Savage realmente entendió ese mundo”, defiende. Es más: lo vivió. Y lo sufrió.

Porque El poder del perro —Alianza Editorial publica estos días el libro en España— se centra en dos hermanos, una viuda y el hijo de esta. Aunque, más bien, cuenta que las infinitas llanuras de Montana pueden ser hermosas, pero tremendamente solitarias. Y el Oeste es salvaje sobre todo con quien se siente distinto: entre vaqueros y caballos, en 1925, solo había una masculinidad tolerada. Las dudas se ocultaban, o se reprimían a golpes de humillaciones y latigazos. Y en ese conflicto se desvive Phil, el irascible y tenebroso vaquero protagonista, el primer hombre en el centro de un filme de Campion.

De ahí que la película transmita una incomodidad constante. Nadie en ese rancho puede sentirse realmente libre. Una paradoja colosal, frente a espacios y montañas desconfinados. Y el que domina y acosa también puede acabar presa del terror. Campion construye el agobio poco a poco, midiendo las emociones al milímetro. La atmósfera, mientras, envuelve: traición, amistad, amor, peleas, miedos. El poder del perro es un gran relato narrado de noche al calor de una hoguera. De fondo, cómo no, suena un banyo.

Todo ello, resumido en dos horas. Tras realizar entre 2013 y 2017 la serie Top of the Lake, la directora se exigió un ejercicio de síntesis. Ella misma lo agradeció: “Filmamos la serie con un equipo exactamente idéntico. Lo que sí cambia es el tiempo. Era la oportunidad para hacer algo más metódico y cuidadoso, que comunicas en 120 minutos. Me encantan ese rigor y disciplina. Y lo echaba de menos. Cuando entro en Netflix, u otra plataforma, siempre intento ver una película”.

Ella las ha rodado de todo tipo. Tanto que, recientemente, The Guardian la definió como una de las directoras menos convencionales del cine contemporáneo. A estas alturas, es también una de las más expertas. “Hablaba con Annie Proulx [la escritora de Brokeback Mountain] sobre envejecer. Y me dijo que los 60 y 70 años son grandes décadas, que tienes una posición estupenda para mirar profundamente dentro de las cosas. Luego a los 80 ya no, que estás oxidada [se ríe]. Lo comparto: creo que mi memoria ya no es tan ágil como antes, pero siento que mi sabiduría y mi equilibrio han mejorado. Y no estoy tan desesperada por la aprobación. Se está en una posición mejor para ser autor”, asegura la directora. Visto el resultado, debe de ser verdad.

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