Pablo López: “La pandemia ha sido una especie de ibuprofeno para mi alma”
El músico describe, en un encuentro virtual con los lectores del diario, el viaje interior que le ha llevado a la creación de su último trabajo, ‘Unikornio’
El síndrome de Stendhal denomina la sensación de vértigo o fatiga que sienten algunas personas cuando están rodeadas de belleza. El músico Pablo López lo padeció hace unos meses, pero el origen no fue una ciudad o una obra de arte concreta, sino la intensidad de su propia vida. La obligación de parar y refugiarse en casa impuesta por el coronavirus le sirvió para tomar conciencia y también para curarse. Aunque cauteloso por el dolor que ha causado la pandemia, reconoce que para él “ha sido una especie de ibuprofeno para el ...
El síndrome de Stendhal denomina la sensación de vértigo o fatiga que sienten algunas personas cuando están rodeadas de belleza. El músico Pablo López lo padeció hace unos meses, pero el origen no fue una ciudad o una obra de arte concreta, sino la intensidad de su propia vida. La obligación de parar y refugiarse en casa impuesta por el coronavirus le sirvió para tomar conciencia y también para curarse. Aunque cauteloso por el dolor que ha causado la pandemia, reconoce que para él “ha sido una especie de ibuprofeno para el alma”.
“Vi tanto, besé tanto, abracé tanto, lloré tanto y reí tanto que necesitaba huir hacia mí mismo y me pegó fuerte, hasta prácticamente un aislamiento, no social, sino sentimental, lo que fue peor porque era estar solo entre tanta gente”, explicó el músico en un encuentro virtual con lectores del diario, celebrado el 23 de junio y que forma parte de las experiencias exclusivas de EL PAÍS+.
Se buscó a sí mismo, se dio tiempo, se perdonó, se amó y resurgió. De ese camino ha nacido su último disco, Unikornio. Once millones de versos después de ti, lanzado a finales de 2020, y una gira, Mayday&Stay, por la que ya han pasado 27.000 espectadores.
El cuarto disco de López es “un homenaje a las personas que son capaces de mirar hacia dentro y aceptar sus fallos”. Un proceso que para el artista comenzó antes del parón por la pandemia. Llevaba unas cuantas canciones escritas y entonces, en lo que describe como “una coreografía” en las que los temas comienzan a hermanarse o enfrentarse, descubrió de qué y quién estaba hablando: “Estaba describiendo una situación que pasé, por la que creo que debe pasar todo ser humano, que es la de conocerse a sí mismo”.
De ahí nació la primera parte, MayDay, una llamada de advertencia a su entorno, alertando de que la introspección podía ser muy profunda. El proceso de reflote lo llamó Stay, con canciones más luminosas.
Esta diatriba la ha llevado también al escenario, donde la protagonista es una jaula que se va a abriendo poco a poco y que sirve de transición entre ambos estados. López confesó que está siendo una experiencia nueva tanto para él como para el público que le hace sentirse muy arropado por su banda. Como siempre, le acompaña su piano, con el que mantiene una relación que se torna “peligrosamente humana” con el paso de los años.
La presentación resulta, por fuerza, más constreñida que el disco, donde expande su universo sonoro. El malagueño se ha atrevido a meter rock, pero también a toda la Orquesta Metropolitana de Londres en este trabajo. Esto le ha ayudado a lograr el resultado cinematográfico que buscaba y que traslada al escenario en la gira, generando el síndrome de Stendhal a su público.