El calvario del mítico cantante de los primeros Iron Maiden
Paul Di’Anno, con una carrera errática tras dejar el grupo, espera la caridad de los fans para financiar una operación que le permita dejar su silla de ruedas. La banda de ‘heavy’ ha sido propuesta para entrar en el Salón de la Fama
Esta es una historia que necesita el recurso cinematográfico de la pantalla partida en dos. En una aparece Steve Harris, Bruce Dickinson y los otros miembros de los actuales Iron Maiden en sus mansiones de rockeros ricos, organizando la próxima gira en estadios; la otra pantalla, separada por una raya vertical, muestra a Paul Di’Anno, el cantante que grabó los dos primeros discos de Iron Maiden, en su casa, amarrado a una silla de ruedas, esperando a que un grupo de seguidores recaude dinero para poder financiar una operación...
Esta es una historia que necesita el recurso cinematográfico de la pantalla partida en dos. En una aparece Steve Harris, Bruce Dickinson y los otros miembros de los actuales Iron Maiden en sus mansiones de rockeros ricos, organizando la próxima gira en estadios; la otra pantalla, separada por una raya vertical, muestra a Paul Di’Anno, el cantante que grabó los dos primeros discos de Iron Maiden, en su casa, amarrado a una silla de ruedas, esperando a que un grupo de seguidores recaude dinero para poder financiar una operación que le permita andar de nuevo. Una pantalla con dos polos de la historia. El triunfador y el perdedor. La vida misma.
Paul Di’Anno se ha casado cinco veces y tiene seis hijos repartidos por diferentes lugares: Brasil, EE UU, Venezuela… A pesar de su extensa familia, vive solo a las afueras de Salisbury, sur de Inglaterra, en un apartamento modesto. Se maneja con su silla de ruedas, pero apenas sale de casa. Estos días recibe felicitaciones de amigos y seguidores porque Iron Maiden es candidato a entrar este año en el Rock and Roll Hall of Fame, la institución estadounidense que certifica la trascendencia de bandas de rock con más de 25 años. Ahora se abre un periodo de voto popular hasta abril para ver si finalmente una de las bandas más grandes del heavy metal entra en el Salón de la Fama. Como es habitual, la nominación se extiende a los miembros que ayudaron a forjar la fama de los grupos, y no solo a los actuales. Ahí entra en juego Paul Di’Anno. “Es fantástico. Un honor que me hayan nominado. Aunque no podré viajar por temas sanitarios”, expresa por correo electrónico Di’Anno a EL PAÍS.
“Llevo postrado seis años y apenas he trabajado. Tengo que pagar facturas médicas. Sí, las cosas se están poniendo un poco complicadas”Paul Di'Anno
Desde hace un tiempo, el cantante (Londres, 62 años) encadena problemas de salud que le impiden desarrollar su carrera musical. Hace unos años pasó por el quirófano para tratar un absceso en los pulmones “del tamaño de un balón de rugby”, dijo entonces el músico. A esto se sumaron sus problemas de rodillas, que afirma tener destrozadas. En una de las operaciones para implantarle una rótula contrajo una sepsis, una infección producida por una bacteria que es resistente a los antibióticos. “Llevo en una silla de ruedas seis años y apenas he trabajado en este tiempo. Tengo que pagar facturas médicas. Sí, las cosas se están poniendo un poco complicadas”, afirma.
Antes de fallarle la salud, la vida de Di’Anno sufrió otros sobresaltos. En 2011 fue condenado a nueve meses de cárcel por fraude. El cantante pidió ayudas al Estado durante años por valor de 45.000 libras (unos 52.000 euros) alegando que no podía actuar por cuestiones de salud. Los investigadores del Departamento de Trabajo y Pensiones británico descubrieron vídeos en YouTube de sus conciertos y decidieron llevarlo a juicio. Durante el periodo en el que recibió ayudas del Gobierno (de 2002 a 2008) realizó hasta 68 actuaciones. En un concierto en Brasil llegó a convocar a 10.000 personas. El cantante se declaró culpable y consiguió reducir a dos meses el tiempo en prisión gracias a su buen comportamiento. El abogado defensor del músico, Steve Ritter, alegó que Di’Anno “estaba obsesionado con actuar para mantener a su familia y que en el tema económico había actuado con ingenuidad”. Y remachó: “Ha caído en un pozo de caos y ha perdido prácticamente todo”.
Di’Anno no cuenta con muchos recursos actualmente. Por eso, Cart & Horses, el vetusto pub londinense donde empezó el grupo, ha puesto en marcha una campaña por internet. “Queremos recaudar 20.000 libras [unos 23.000 euros] para ayudar a Paul Di’Anno a financiar una operación de rodilla que se ha retrasado demasiado. La Bestia [así le apodan] necesita nuestra ayuda ahora más que nunca”, dice el texto. Las aportaciones ascienden de momento a 7.024 libras [unos 8.200 euros]. “Estoy tremendamente agradecido a la gente de Cart & Horses”, comenta el cantante. Di’Anno perteneció a Iron Maiden de 1977 a 1981 y puso voz a los dos primeros discos, Iron Maiden (1980) y Killers (1981). Para una buena facción de seguidores constituye la mejor época de la banda.
El vocalista se crio en el este de Londres en una familia “muy pobre”, según afirma. Tuvo que dejar el colegio de adolescente para trabajar y llevar dinero a casa. La primera vez que vio a Iron Maiden en directo, precisamente en el pub Cart & Horses, le parecieron horribles. El cantante, Dennis Wilcock, tomaba el escenario con un sable y realizaba un numerito que acababa con sangre artificial corriéndole por el cuerpo. Cuando Wilcock se marchó y Steve Harris (bajista, compositor, líder y único miembro que ha estado desde el principio) le propuso a Di’Anno ocupar el puesto, este se lo pensó. Él era punki, le gustaban Sex Pistols, los Ramones, los Clash, UK Subs; no quería enrolarse en una agrupación de heavy metal. Pero al final aceptó. Su estilo, brusco y duro, llenó de carisma a la banda. Di’Anno mostraba personalidad y la fiereza que necesitaba el grupo. A Harris le encantaban Wishbone Ash; a él los Ramones. De esta chocante mezcla nació Iron Maiden.
Fuera del escenario Di’Anno se comportaba como un hooligan. Bebía, se drogaba, fanfarroneaba y acudía los sábados a apoyar al West Ham United. El día del primer concierto clave de su carrera, en el Hammersmith Odeon de Londres, donde Iron Maiden iba a realizar una prueba para el influyente manager Rod Smallwood, Di’Anno fue detenido por sacar un puñal en la calle. El grupo se las tuvo que apañar sin él durante media hora, alargando las canciones instrumentalmente. Cuando faltaban pocos minutos llegó el vocalista directamente desde la comisaría. A pesar de ello Smallwood los fichó y fue un hombre clave en el ascenso de Iron Maiden. Todavía sigue con ellos.
Tras la edición del segundo álbum (Killers, 1981), Di’Anno emprendió un camino autodestructivo. No se presentó a varios conciertos de la gira y Harris, un tipo con un carácter opuesto, casi militar, le dijo que no podía seguir así “porque estaba hundiendo al grupo”. El desenlace estaba claro. ¿Se fue o le echaron? “Es un asunto complicado”, dice hoy el cantante, sin querer añadir nada más. En el DVD editado en 2004 por la banda, The History of Iron Maiden, ofrece más explicaciones: “Podía haber reconducido mi vida y seguir, pero yo no quería. Soy muy testarudo. Si no das el 100% no tiene sentido. Se me dio una oportunidad por la que algunos darían la vida por ello… Pero no me arrepiento”. Di’Anno no estaba interesado en la fama y la deriva del grupo no le convencía.
Iron Maiden fichó a Bruce Dickinson y se convirtió en la banda de heavy metal más grande. ¿Y Di’Anno? Fue dando tumbos, con algunos breves picos, pero siempre viendo de muy lejos a su exbanda. Dentro sus malas decisiones hay que anotar otra: vendió por 50.000 libras (unos 58.000 euros) los derechos de sus canciones con Iron Maiden. Algunos de esos temas los ha interpretado el grupo durante años, pero él ya no cobra. En 2016, ya sin poder andar, ofreció algunos conciertos en silla de ruedas. Fueron los últimos. La pregunta es: ¿por qué alguno de los miembros actuales de Iron Maiden no pone el dinero para la cirugía del cantante, un desembolso que sería calderilla para ellos? “Hablé con Steve [Harris, el líder] hace algún tiempo y nos ponemos mensajes de vez en cuando”, dice Di’Anno. Desde su entorno señalan: “Las relaciones entre ellos son difíciles”.
¿Qué va a hacer los próximos meses? “Mis planes pasan por operarme y, espero, salir de gira y grabar un disco”.
¿Y se arrepiente de algo en especial? “Me arrepiento de muchas cosas. Quién no”.