Hallados nuevos fragmentos de los rollos del mar Muerto por primera vez en 60 años
Arqueólogos israelíes recuperan decenas de restos de pergaminos bíblicos de hace 2.000 años en una operación contra los saqueadores de patrimonio en Cisjordania
El hallazgo de decenas de nuevos fragmentos de los rollos del mar Muerto, presentados públicamente ayer en Jerusalén, ha puesto fin a seis décadas sin descubrimientos en el yacimiento donde se encontraron los primeros textos conservados de la Biblia. Desde que fueron localizados en 1947 en las cuevas de Qumran (40 kilómetros al este de la Ciudad Santa) los pergaminos datados hace 2.300 años, apenas se habían localizado algunos fragmentos más en 1961 en la cueva de los Horrores, así llamada por las d...
El hallazgo de decenas de nuevos fragmentos de los rollos del mar Muerto, presentados públicamente ayer en Jerusalén, ha puesto fin a seis décadas sin descubrimientos en el yacimiento donde se encontraron los primeros textos conservados de la Biblia. Desde que fueron localizados en 1947 en las cuevas de Qumran (40 kilómetros al este de la Ciudad Santa) los pergaminos datados hace 2.300 años, apenas se habían localizado algunos fragmentos más en 1961 en la cueva de los Horrores, así llamada por las decenas de cadáveres sepultados en su interior.
A partir de entonces, los arqueólogos israelíes que excavan en los barrancos de Cisjordania, territorio palestino ocupado desde 1967, solo tuvieron noticia de la aparición en los últimos años de retazos no catalogados de pergaminos del libro de los libros en el mercado negro de antigüedades. En una operación contra los saqueadores del patrimonio histórico que se ha llevado a cabo desde 2017, han sido encontrados los nuevos fragmentos, que integran un rompecabezas de 2.000 años de antigüedad que reconstruye en griego versículos del libro de los doce profetas menores, en concreto de Zacarías y Nahum.
Las nuevas partes de los rollos bíblicos fueron localizadas en la misma cueva de los Horrores, junto con los restos momificados de un niño que vivió hace 6.000 años y una cesta de la era neolítica datada hace más de 10.000 años, en buen estado de conservación a causa del ambiente del mar Muerto, extremamente seco. Los investigadores destacan que los fragmentos han servido para completar pergaminos ya conservados a partir de 1947. También han verificado que las ligeras variaciones lingüísticas detectadas en el texto bíblico muestran que no se trataba de copias estáticas, sino que evolucionaban junto con la cultura de la época.
“Estas son las cosas que tienes que hacer: decir la verdad el uno al otro, actuar con justicia perfecta en las puertas de tu casa. No causar daño al otro y no inclinarse por el perjurio, porque esas son cosas que yo odio’, dice la palabra del Señor”, según reza el texto reconstruido con los fragmentos ahora hallados por los arqueólogos, de acuerdo con la traducción publicada por el diario Haaretz.
Los arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI), que ha informado en un comunicado sobre estos descubrimientos, tuvieron que utilizar drones para inspeccionar unas 500 cuevas y oquedades alineadas a lo largo de decenas de kilómetros, a las que descendieron con rápeles de hasta 80 metros desde la cresta de acantilados que bordean la depresión que separa el territorio jordano del palestino. De los cerca del millar de rollos del mar Muerto rescatados, solo tres están relativamente completos. Los investigadores sostienen que el nuevo descubrimiento servirá para revisar la historia de las traducciones al griego de la Biblia, que luego pasaron al latín y los idiomas contemporáneos.
Los expertos de la AAI aseguraron que tuvieron que actuar con gran rapidez para evitar el expolio de los saqueadores. La legislación internacional, sin embargo, prohíbe a la potencia ocupante sacar de territorio ocupado los hallazgos de bienes culturales. Los descubrimientos arqueológicos suelen generar disputas entre Israel, cuyo Ejército administra la ocupación territorial en los últimos 54 años y la Autoridad Palestina, que ejerce un limitado autogobierno en parte de Cisjordania desde los Acuerdos de Oslo de 1993.
Los investigadores sostienen que el nuevo descubrimiento servirá para revisar la historia de las traducciones al griego de la Biblia, que luego pasaron al latín y los idiomas contemporáneos
“Hemos encontrado nuevas piezas del puzle para añadir a la imagen de gran angular”, aseguró a Reuters Oren Abelman, director de la investigación de los rollos del mar Muerto en la Autoridad de Antigüedades de Israel, “pero son aún pequeñas. Con esta nueva información que no teníamos antes seguimos avanzando para descifrarlos”. Los responsables del equipo siguen sin conocer aún las características de la secta judía que se refugió en el mar Muerto hace casi 20 siglos y que legó para la historia los primeros textos bíblicos hoy conservados. La ausencia de signos de violencia en los restos hallados en la cueva de los Horrores les ha llevado a pensar que las tropas romanas les sitiaron en sus cuevas y barrancos hasta que perecieron por inanición.
El simultáneo hallazgo de monedas con 1.900 años de antigüedad con “símbolos judíos” también en la cueva de los Horrores es visto por los responsables del patrimonio histórico israelí como una constatación de la pasada presencia del pueblo judío en el valle del Jordán, donde muchas familias se refugiaron tras la destrucción de Jerusalén por los romanos en el año 70 y el inicio de una diáspora bimilenaria.
Un millar de textos por descifrar
Los Rollos del mar Muerto suman casi un millar de pergaminos y papiros escritos en arameo y hebreo que fueron recuperados en 11 cuevas de las casi 300 inspeccionadas en Qumran, en el desierto de Judea de Cisjordania, entre 1947 y 1956. Uno de los manuscritos más misteriosos, una copia del Génesis en arameo del siglo I antes de Cristo que narra la salida de Noé tras el diluvio, fue presentado por primera y última vez en 2018 el Museo de Israel, en Jerusalén, en cuyo Santuario del Libro se exponen originales y reproducciones de los primeros textos bíblicos.
Buena parte de los rollos están hechos pedazos. Historiadores, teólogos, lingüistas y paleógrafos llevan desde hace más de 70 años ordenándolos e intentando juntarlos. El análisis genético de la piel de cordero ha ayudado en los últimos tiempos a resolver parte del puzle.