MC5: cuidado con las historias de redención

La autobiografía de Wayne Kramer ofrece mucho más que su crónica de la desdichada trayectoria de la banda que lideró

La banda MC5 en 1969: de izquierda a derecha, Fred 'Sonic' Smith, Wayne Kramer, Rob Tyner, Dennis 'Machine Gun' Thompson y Michael Davis.Leni Sinclair (Getty Images)

Los MC5 parecen al borde de entrar en combustión, Rob Tyner con frondosa melena afro y modos de soulman, Wayne Kramer lanzando rayos de guitarra entre exhibiciones de showman, sus tres compañeros como perritos lanudos corriendo desesperadamente detrás. Lo llaman rock de alta energía, pero ―dado su origen― convendría hablar de octanaje salvaje.

Esencialmente, ...

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Los MC5 parecen al borde de entrar en combustión, Rob Tyner con frondosa melena afro y modos de soulman, Wayne Kramer lanzando rayos de guitarra entre exhibiciones de showman, sus tres compañeros como perritos lanudos corriendo desesperadamente detrás. Lo llaman rock de alta energía, pero ―dado su origen― convendría hablar de octanaje salvaje.

Esencialmente, Asuntos peligrosos (Neo-Sounds) cuenta una historia de supervivencia, con la particularidad de que su autor nació en Detroit. Wayne Kramer creció en un Detroit próspero, con una población mayormente dedicada a fabricar automóviles, protegida por poderosos sindicatos. Y sufre su hundimiento, tras la decadencia de su base industrial (y, en el apartado musical, la huida de Motown Records a California).

Una ciudad dura, con una policía particularmente racista. Avisa Kramer que “el Verano del Amor no paró en Detroit”. Allí, el hippismo saca las garras. Su grupo, MC5, cae bajo el embrujo de John Sinclair, poeta carismático al que cabe responsabilizar de la creación de uno de los movimientos más estúpidos de la contracultura estadounidense, las “panteras blancas” (sic), cuyo programa se sintetiza en “hierba, rock and roll y follar en las calles”. La represión siembra discordia entre músicos y activistas, luego resumida lapidariamente por Sinclair: “Yo quería que ellos fueran más importantes que Mao, ellos preferían ser más famosos que los Beatles.”

Ni lo uno ni lo otro. Los 5 de la Ciudad del Motor se desintegran, dejando atrás tres elepés, incluyendo Back in the USA, producido por el crítico Jon Landau, evidentemente antes de que este descubriera que el futuro se llamaba Bruce Springsteen. Presciencia es lo que le falta a Kramer, que no capta el impacto cultural de MC5 hasta mediados de los noventa, cuando actúa en Europa y se le recibe como un prócer del punk rock. Música que, ay, no le conmueve.

Cierto que Wayne ha vivido experiencias más intensas que cualquiera de sus discípulos. Dedicado al allanamiento de moradas y el trapicheo, termina en la penitenciaría federal de Lexington, donde coincide con Red Rodney, trompetista blanco que reemplazó a Miles Davis en el quinteto de Charlie Parker. Rodney se convierte en su maestro, y no solo musical. Pero la cabra tira al monte: liberado, forma el grupo Gang War con uno de los más notorios yonquis de Nueva York, Johnny Thunders. Llegan aventuras musicales más fructíferas como el colectivo Was (Not Was) o los discos como solista en el sello Epitaph. Va dejando atrás el estruendo y el solipsismo del rock de Detroit: por ejemplo, ya en el siglo XXI, jazzea la atormentada existencia del novelista Nelson Algren en un Chicago hostil.

Lo frustrante de Asuntos peligrosos: no satisface nuestra legítima curiosidad sobre MC5. Así, no hay ninguna referencia a la trayectoria del otro guitarrista, Fred Sonic Smith, que abandona la música tras casarse con Patti Smith. Y es que el libro encaja mejor en la literatura de la rehabilitación, con eternas batallas contra las adicciones, triunfo final y propósito de enmienda para con los damnificados.

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