Trabajo no falta para Emma Vilarasau
La actriz hace un repaso de sus proyectos teatrales: ‘La cabra’, ‘Eva contra Eva’ o ‘La golondrina’
“Desde luego que La cabra, de Edward Albee, es lo más duro que hemos hecho”, dice Emma Vilarasau, y el plural, por supuesto, incluye al actor Jordi Bosch, con quien sigue en la Villarroel. “Duro por la obra y por las circunstancias. Todos pendientes del conato de positivo. Y cuando es perímetro municipal y solo puede venir gente de Barcelona ciudad. O simplemente salir del pueblo. Pero en e...
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“Desde luego que La cabra, de Edward Albee, es lo más duro que hemos hecho”, dice Emma Vilarasau, y el plural, por supuesto, incluye al actor Jordi Bosch, con quien sigue en la Villarroel. “Duro por la obra y por las circunstancias. Todos pendientes del conato de positivo. Y cuando es perímetro municipal y solo puede venir gente de Barcelona ciudad. O simplemente salir del pueblo. Pero en el teatro la gente nos sigue acompañando”. Me cuenta también que por suerte en La cabra solo pararon cuatro días. “Josep Julien sustituyó a Jordi Martínez: se aprendió el papel un lunes y el miércoles volvía a escena, nada menos. Nuestro agradecimiento infinito, porque si no hubiéramos tenido que parar diez días”.
Vilarasau y su compañía han pechado con pocas funciones por la pandemia, porque solo pudieron hacer unos pocos bolos en Gerona de Eva contra Eva, de Pau Miró. En otoño la harán en Barcelona, “en el Romea o el Goya”. Ahora la está haciendo Ana Belén en Valencia. Trabajo no falta. “Para la próxima temporada tengo una obra estupenda de Guillem Clua, La golondrina, que Carmen Maura ha hecho en francés y en media España en castellano. Dafnis Balduz y yo la haremos en Cataluña. Una obra que me encantaría hacer es Tots eran fills meus (Todos eran mis hijos), de Arthur Miller. Está muy bien lo que cuenta por el momento en que estamos. Dirigiría David Selvas y voy a luchar para hacerla, pero son 12 actores. Y Chéjov es otro reto”.
“No he hecho nunca un desnudo integral y lo hago a los sesenta”
Nunca le he oído una queja: cabreo quizás con risa, pero sin queja. O una mezcla de rabia y resignación por la escasa gira de dos funciones donde estaba impresionante, ambas dirigidas por Pasqual: Medea, que solo se vio en el Lliure, y El sueño de la vida, la valiente versión ampliada de Comedia sin título, de Lorca, a cargo de Alberto Conejero, en el Español. Vuelve a reír con un punto de tristeza. “Pasqual estaba pasando un momento delicado. Y yo: no he hecho nunca un desnudo integral y lo hago a los sesenta, que ya tiene narices la cosa. Pero necesitaba darle todo a Lluís desde el escenario”.
Le pregunto por la tentación de dirigir. “A mí me gusta dirigir actores, pero no espectáculos. Creo que sé qué decirle a un compañero. Sé como ayudar, porque Jordi y yo llevamos muchos años, y aprendimos una concepción de la dirección que viene de Lluís y de Fabià y nos impone un gran respeto. Así que también sé que para dirigir hace falta mucho más, y yo ahí todavía no me veo. Por cierto, Jordi y yo nos conocimos en el Lliure y nos liamos en Les noces de Fígaro. ¡El teatro nos lo ha dado todo! ¿Autores favoritos? Beckett: lástima que no tenga más personajes femeninos. Sigo con la pasión de hacer Tot esperant Godot. ¡Esa sí la puedo hacer aunque tenga más años! Y volviendo a La cabra: lo curioso es que siendo una obra tan dura los espectadores salgan de verla tan satisfechos. Nadie queda indiferente”.