‘El chico’: así nació la leyenda de Charles Chaplin
El cómico se inspiró en su propia infancia oscura y terrible por las calles de Londres para crear su primer largometraje
Era el cómico más grande, se había convertido en el rey del cine mudo. Y First National Pictures, la compañía productora, puso a su disposición todo lo que necesitaba... O al menos eso pensaba. En 1919 llegó el momento en que Charles Chaplin, a sus 30 años, dirigiera su primer largometraje. Y el londinense no lo dudó: el guion se inspiraría en su infancia, en sus días en el barrio de Kennington, en su huida de la policía, cuando su madre fue ingresada en un manicomio y la policía amenazaba con internarle en un orfanato (s...
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Era el cómico más grande, se había convertido en el rey del cine mudo. Y First National Pictures, la compañía productora, puso a su disposición todo lo que necesitaba... O al menos eso pensaba. En 1919 llegó el momento en que Charles Chaplin, a sus 30 años, dirigiera su primer largometraje. Y el londinense no lo dudó: el guion se inspiraría en su infancia, en sus días en el barrio de Kennington, en su huida de la policía, cuando su madre fue ingresada en un manicomio y la policía amenazaba con internarle en un orfanato (su padre, alcohólico, le había repudiado). El éxito en el vodevil le salvó de la miseria; el triunfo en el cine —donde debutó el 5 de enero de 1914— le hizo inmortal.
Charlot (o el vagabundo o el sin nombre, según los países) ya estaba asentado en el imaginario colectivo cuando Chaplin encaró El chico. Y para encontrar a su protagonista volvió a los teatros, a espiar en las compañías de vodevil en busca de un niño con talento. Así halló a Jackie Coogan, que de adulto nunca lograría alcanzar la gloria de su carrera infantil (hizo mucha televisión y fue el tío Fétido en la serie La familia Addams). Juntos crearon su propia relación paterno-filial: los domingos, al final de la semana de rodaje, se iban juntos a parques de atracciones o a montar en poni, recordaba el cómico en su autobiografía. Chaplin proyectó probablemente en él su amor por su hijo recién muerto al nacer, un hecho luctuoso que había ocurrido días antes de empezar el rodaje. Mientras, Coogan padre fue contratado como actor (encarna a tres personajes minúsculos) y se convirtió en su profesor de interpretación. Otra cosa muy distinta pasó con la madre de la estrella, que junto al padrastro dilapidaron el dinero del niño. Con los años, en distintas épocas, Chaplin envió dinero a Coogan.
El rodaje duró casi seis meses, un tiempo desorbitado para lo habitual en el cine mudo. Chaplin, perfeccionista de la interpretación, no estaba tan interesado en la técnica: él se debía a las emociones. Cada día tuvo que luchar contra la borrachera perpetua de Edna Purviance, habitual en su filmografía y que encarna a la madre del crío; contra el mayúsculo enfrentamiento en que se convirtió su divorcio de la actriz Mildred Harris, su primera esposa. En el rodaje de El chico conoció a otra actriz, Lita Grey, de 12 años: con ella empezó a salir dos años después y se casaron cuando Grey cumplió los 16. Nada le impidió llegar al final de la filmación, cuando llevaba acumulados 150.000 metros de negativo.
Sin embargo, no acabaron ahí los problemas. Por películas de dos rollos de celuloide Chaplin cobraba 500.000 dólares (417.000 euros) de la época. El director hizo un cálculo: como duraba seis rollos, merecía el triple de sueldo. La productora se negó y su hermano, Sydney, se llevó la película fuera del Estado de California, hasta que First National Pictures dio su brazo a torcer. No solo eso, sino que los derechos sobre el filme retornaron, por contrato, a Chaplin cinco años más tarde. Desde su estreno, el 6 de febrero de 1921 en Estados Unidos, El chico fue un éxito descomunal. El cómico acompañó a la película ese verano en su lanzamiento europeo, y en cada país miles de personas le recibieron en estaciones de ferrocarril y puertos. Chaplin nunca olvidó El chico: en 1971 la remontó y compuso una nueva banda sonora, y siguió carteándose con Coogan, al que vio por última vez en 1972, cuando el cineasta viajó a Los Ángeles a recoger su Oscar honorífico.