La magia del archivo
Esta película propone un viaje cinéfilo a lomos de los vídeos caseros y la herencia del melodrama de los años 50
Es difícil resistirse a la magia expresiva del found footage, termino anglosajón que se refiere al uso del material de archivo, por lo general casero y amateur, en el que se inscribe esta ficción experimental dirigida por Nuria Giménez Lorang. La sobreabundancia de imágenes en la que nadamos pervierte nuestra mirada hasta volverla cínica y, sobre todo, cada vez más desorientada. Es ahí donde se concentra la principal paradoja del metraje encontrado, su pátina le confiere una verdad renovada, su falta de intención, una frescura e inocencia abierta a mil posibles nuevas historias. ...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Es difícil resistirse a la magia expresiva del found footage, termino anglosajón que se refiere al uso del material de archivo, por lo general casero y amateur, en el que se inscribe esta ficción experimental dirigida por Nuria Giménez Lorang. La sobreabundancia de imágenes en la que nadamos pervierte nuestra mirada hasta volverla cínica y, sobre todo, cada vez más desorientada. Es ahí donde se concentra la principal paradoja del metraje encontrado, su pátina le confiere una verdad renovada, su falta de intención, una frescura e inocencia abierta a mil posibles nuevas historias. Y eso es precisamente lo que hace Giménez Lorang, abrir a la imaginación las cintas de 8 y 16 milímetros que conforman su pequeño y adorable documento. Es imposible ver My Mexican Bretzel y no recordar Un instante en la vida ajena, esa joya de José Luis López-Linares y Javier Rioyo basada en las grabaciones realizadas por Madronita Andreu a lo largo de su vida. Son películas diferentes. Un instante en la vida ajena era una filigrana que invocaba una vida real a través de decenas de filmes caseros. Pero la vida de la genial Madronita, hija de la acaudalada familia industrial detrás de las pastillas y el jarabe para la tos del doctor Andreu, también podría haber sido una ficción como la que propone My Mexican Bretzel. En forma de diario escrito (sin voz en off), al compás de una banda sonora casi muda, pero con sugerentes sonidos ambientales en algunos pasajes, Giménez Lorang propone un viaje en el tiempo de un sonriente matrimonio burgués. Una narración de tintes dramáticos que contrasta con la felicidad de lo que vemos e imaginamos: los viajes, las vacaciones y los colores saturados de las primeras cámaras caseras. En esa relectura del material casero hay inevitables ecos de los melodramas de los años cuarenta de John M. Stahl y, más tarde, los de su principal heredero, Douglas Sirk. Pero los subterfugios cinéfilos no aportan mucho a una película bonita, pero demasiado pegada al ejercicio teórico y cuya ficción textual no se apodera del todo de la magia de sus imágenes.
MY MEXICAN BRETZEL
Dirección: Nuria Giménez Lorang.
Género: ficción documental. España, 2019.
Duración: 73 minutos.