El misterioso robo de los maniquíes con uniforme nazi
Museos holandeses de la Segunda Guerra Mundial retiran sus piezas más valiosas tras varios saqueos
¿Quién roba objetos militares nazis en los Países Bajos? Sendos museos de la guerra han sido asaltados en los dos últimos meses y los ladrones sabían lo que buscaban: uniformes de las SS, cascos, emblemas, paracaídas, armas de fuego, prismáticos… todo ello de coleccionista, y muy difícil de vender en el mercado. La policía sigue la pista de estos recuerdos, en especial en Internet, aunque tampoco se descarta la presencia de un grupo organizado a las órdenes de un patrón. Uno de los centros saqueados tenía buena vigilancia, el otro, ninguna, y los demás organismos del sector han decidido reforz...
¿Quién roba objetos militares nazis en los Países Bajos? Sendos museos de la guerra han sido asaltados en los dos últimos meses y los ladrones sabían lo que buscaban: uniformes de las SS, cascos, emblemas, paracaídas, armas de fuego, prismáticos… todo ello de coleccionista, y muy difícil de vender en el mercado. La policía sigue la pista de estos recuerdos, en especial en Internet, aunque tampoco se descarta la presencia de un grupo organizado a las órdenes de un patrón. Uno de los centros saqueados tenía buena vigilancia, el otro, ninguna, y los demás organismos del sector han decidido reforzar su seguridad a escala nacional y poner a salvo sus piezas más valiosas. Entre ellas figura el Registro de los muertos, del campo de concentración de Auschwitz, y un libro recibido en 1942, por su cumpleaños, por el holandés Anton Mussert, líder del Movimiento Nacional Socialista, que llegó a tener unos 100.000 afiliados.
Los dos libros retirados de la vista pública estaban en el Oorlogsmuseum (Museo de la Guerra) de Overloon, situado en Brabante, al sur del país, y eran un préstamo temporal del Instituto de Estudios sobre la Guerra, el Holocausto y el Genocidio (NIOD). Por su parte, el Museo de la Guerra de 1940-1945, de Loon op Zand, también al sur, ha guardado un tenedor de la cubertería personal de Hitler y otro de Heinrich Himmler, que se encargó del desarrollo de las SS. Unas medidas excepcionales que no ha podido aplicar Jan de Jonge, dueño de otra galería similar en la localidad de Ossendrecht, de nuevo en el sur del país. Saqueado, su museo, es la obra de su vida y no tenía seguridad. Estaba cerrado porque las instalaciones no permiten garantizar la distancia de 1,5 metros aconsejada durante la pandemia, y no oyó nada. “Vivimos en el edificio y entraron de noche, por la parte de atrás. No nos dimos cuenta hasta el día siguiente, cuando vimos los destrozos. Parece obra de profesionales, porque se llevaron 23 maniquíes con uniformes nazis, algo muy difícil de transportar. Se necesita una camioneta y varias personas”, dice, en conversación telefónica. Después de subrayar que también había recuerdos de los Aliados, que no tocaron, añade que la policía llama a este tipo de robos “el método búlgaro, pero podría haber sido cualquiera de aquí; ahora se centran en Internet, porque hay coleccionistas muy interesados por estas cosas, y si aparecen los que sustrajeron, se podría seguir la pista”.
El afán coleccionista de De Jonge, de 77 años, empezó casi sin darse cuenta porque la guerra era un tema recurrente de conversación en su hogar. “Colecciono estas piezas desde la juventud, tal vez porque la contienda dejó una huella profunda en mi familia y se hablaba de ello a menudo. Empecé a coleccionar y abrí el museo”, dice.
Las medidas de seguridad que sí protegen el Museo Eyewitness, en Limburgo, la provincia neerlandesa más al sur, que hace frontera con Bélgica y Alemania, no evitaron que los ladrones desvalijaran el interior. La sala guía al visitante a través de la historia europea de la II Guerra Mundial con ayuda de unos 150 maniquíes, dispuestos en escenas realistas. La embestida se produjo de madrugada, y en 15 minutos todo había terminado. “Ellos tenían vitrinas; nosotros optamos por no ponerlas para que la gente aprecie con cercanía lo ocurrido, pero tampoco nuestros colegas pudieron evitar la arremetida”.
Las policías de ambas regiones trabajan juntas en los casos, y Arthur Brand, conocido como el detective del arte por su habilidad para recuperar obras robadas —ha encontrado cuadros de Picasso y Dalí, y facilitó el hallazgo de los Caballos de Thorak, el grupo escultórico favorito de Hitler—, ha colgado en su cuenta de Twitter la reseña de estos robos. Él no descarta que haya una banda internacional detrás que conoce bien el mercado y sus ventas actuales.