Javier de Isusi, Premio Nacional del Cómic 2020
El jurado destaca el guion y las ilustraciones de ‘La divina comedia de Oscar Wilde’. “Cuando siento que quiero contar una historia, me meto, aunque no sea comercial o cómoda”, afirma el autor
Cuando lo vio por primera vez, le gustó tanto que no quiso separarse de él. En realidad, Javier de Isusi conocía de sobra aquel volumen: contenía sus acuarelas, sus textos y su trabajo de años. Pero nunca había observado La divina comedia de Oscar Wilde ya completa y editada, en formato físico. Confiesa que recibirla fue especial: “Tuve una sensación parecida a la que viví con mi primera obra [La pipa de Marcos, de 2005]. Estaba tan emocionado que salí a la calle con el libro bajo el brazo. A veces una historia o un dibujo no te salen. Aquí, en cambio, siento que llegué adónde qu...
Cuando lo vio por primera vez, le gustó tanto que no quiso separarse de él. En realidad, Javier de Isusi conocía de sobra aquel volumen: contenía sus acuarelas, sus textos y su trabajo de años. Pero nunca había observado La divina comedia de Oscar Wilde ya completa y editada, en formato físico. Confiesa que recibirla fue especial: “Tuve una sensación parecida a la que viví con mi primera obra [La pipa de Marcos, de 2005]. Estaba tan emocionado que salí a la calle con el libro bajo el brazo. A veces una historia o un dibujo no te salen. Aquí, en cambio, siento que llegué adónde quería”. Puede que no haya mejor galardón para un creador. Pero, además, la obra se llevó ayer el Premio Nacional de Cómic, dotado con 20.000 euros. El jurado destacó “su guion perfectamente articulado” y “las ilustraciones, muy sugestivas y al servicio de la narración”
En la pantalla del móvil del artista apareció un número largo. Y una voz le avisó de que iba a pasarle con el Ministro de Cultura y Deporte. “Me puse nervioso y me lo imaginé. Si haces algo malo te llama otro ministro”, se ríe De Isusi (Bilbao, 48 años). Todo lo contrario: él ha hecho algo tan difícil como aplaudido.
El cómic se desliza, entre mucha documentación, varias citas y alguna concesión a la ficción, por el tramo final de la vida de Wilde, ante de su muerte, en noviembre de 1900, en París. Sin dinero y adicto al alcohol, el dramaturgo tenía entonces 46 años. Justo la edad del dibujante cuando terminó el tebeo.
El título se refiere a una pasión del dramaturgo irlandés: “Era un erudito de toda la obra literaria clásica. Y hacía comparaciones entre su vida y la Divina Comedia de Dante”. Aunque por el tebeo desfilan más genios de la escritura, como Antonio Machado, con los que De Isusi construye entrevistas imaginarias sobre Oscar Wilde.
Al fin y al cabo, el autor se convirtió en un experto conocedor de la biografía del irlandés, ya que el proyecto le acompañó durante un lustro. Investigaba, escribía, retocaba, se sumergía en otro cómic, pero siempre regresaba. Llegó a visitar por Google Maps calles y lugares donde Wilde pasó sus últimos meses. Hasta que, una pincelada tras otra, logró retratar como quería al célebre poeta: “Ha sido uno de los tebeos que más he disfrutado. El guion fue un poco como un descanso placentero entre una obra y otra. Y el dibujo también era libre, el más artístico de mi carrera”. Entre otras razones, De Isusi agradece las enseñanzas de su mujer, pintora y acuarelista, que le invitó a soltarse. Y la lección que el dibujante Joann Sfar dejó escrita en una de sus obras: “No le gusta usar herramientas más inteligentes que él, como el ordenador. Prefiere las que sean más tontas, como la acuarela”.
El tebeo parece seguir también la estela de creadores como Gipi, aunque el bilbaíno se muestra honrado con la comparación: “Busco un dibujo lo más eficaz posible, al servicio de la narración. Y él es un maestro en conseguir imágenes de belleza brutal que te llevan por la trama”. Pero además, y sobre todo, el premio culmina 15 años realizando novelas gráficas.
Queda claro, a posteriori, que tomó la decisión correcta. Porque de joven, terminada la carrera de Arquitectura, se marchó. Viajó por América Latina, mientras aclaraba su futuro. “Por dentro, había decidido dedicarme al cómic durante la carrera, pero no había sido capaz de decírmelo a mí mismo. Al regresar, tenía urgencia por ponerme a ello”, relata. Así que juntó su arte y su propio periplo para dibujar la tetralogía de aventuras Los viajes de Juan Sin Tierra.
Tras aquello, sus pasos ya se cruzaron con Oscar Wilde, para la versión ilustrada de El retrato de Dorian Grey. De Isusi retomó los viajes con la antología de cuentos Ometepe, pintó en 2014 una dolorosa versión del conflicto vasco en He visto ballenas —"entonces no había cómics donde apareciera ETA. Hoy las cosas han cambiado mucho, se nota en la sociedad civil también. Aunque las heridas no se van a sanar de la noche a la mañana"—y siguió con sus acuarelas los pasos de varios refugiados en Asylum. Javier Zalbidegoita, editor en Astiberri —que ha publicado toda su obra— de La divina comedia de Oscar Wilde, lo resume así: “Es un autor inquieto, nada autocomplaciente, que se mete en jardines complicados de los que ha sabido salir creativamente airoso”.
De Isusi jura que no lo hace aposta, que le guía la pasión: “Cuando siento que tengo que contar una historia, me meto, aunque no sea comercial o cómoda”. Por lo menos, el premio se lo pone algo más fácil: “Lo que tiene esta profesión es la precariedad en la que estás instalado. El dinero me permite vivir un año mientras hago el siguiente cómic”. De momento, ya está listo para adentrarse en otro jardín: prepara un tebeo sobre los exiliados colombianos.