Mascha Kaléko, la esencia de la vida diaria a través de la poesía

La autora alemana destacó por la sencillez y el lenguaje directo con los que supo reflejar con gran ingenio aspectos de la gente común en sus composiciones

Mascha Kaléko

Palabras como huida, exilio, migración, refugio, desarraigo, injusticia… tuvieron un significado pleno a lo largo de la vida de Mascha Kaléko porque las sufrió durante la Alemania nazi. La inestabilidad de los continuos cambios de residencia en su infancia despertó en ella una sensibilidad especial que la acompañaba en su adaptación, aunque a lo largo de su vida esos cambios de país de residencia le produjeron gran dolor. La precocidad de sus poemas y la relación con los destacados intelectuales y artistas de la vanguardia alemana de l...

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Palabras como huida, exilio, migración, refugio, desarraigo, injusticia… tuvieron un significado pleno a lo largo de la vida de Mascha Kaléko porque las sufrió durante la Alemania nazi. La inestabilidad de los continuos cambios de residencia en su infancia despertó en ella una sensibilidad especial que la acompañaba en su adaptación, aunque a lo largo de su vida esos cambios de país de residencia le produjeron gran dolor. La precocidad de sus poemas y la relación con los destacados intelectuales y artistas de la vanguardia alemana de los años 30 del siglo pasado supusieron un espaldarazo para su carrera literaria.

Su azarosa vida personal la obligó a seguir emigrando, primero a Estados Unidos y más tarde a Israel para seguir a su segundo marido. En esta segunda ocasión, el desconocimiento de la lengua, la amargura, el anhelo por la patria perdida, pero también motivos religiosos, formaron parte de los temas de sus obras y también de su aislamiento y decepción vitales.

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La obra de Mascha Kaléko supo captar y reflejar con ingenio la esencia de la vida urbana diaria y de la gente común durante el ocaso de la República de Weimar en Alemania, pero también exploró temas de peso como la injusticia social y el exilio a través de versos satíricos. Sus textos tuvieron tanto éxito y fueron tan alabados que formaron parte de canciones que aún se interpretan hoy en día.

Golda Malka Aufen, el verdadero nombre de quien más tarde se haría llamar Mascha Kaléko, nació el 7 de junio de 1907 en Chrzanów, en el aquel momento Imperio Austrohúngaro y hoy sur de Polonia. Fue hija ilegítima del ruso de ascendencia judía Fischel Engel y de su esposa, la austro-judía Rozalia Chaja Reisel Aufen. Su infancia transcurrió en unas precarias condiciones por la situación política y social del convulso inicio de siglo XX. Al estallar la Primera Guerra Mundial huyó junto a su madre y su hermana Lea de la persecución para instalarse en Fráncfort del Meno. Dos años después, la familia se trasladó a Marburg y, finalmente, en 1918 lo hicieron a Berlín, empezando a residir en Spandau.

Allí transcurrió la mayoría de la etapa escolar de la pequeña Kaléko, de la que se cree que abandonó la escuela al conseguir el título de Secundaria. Sus padres se casaron en 1922, y esa circunstancia hizo posible que fuera adoptada por su padre y recibiera el nombre de Mascha Engel.

A los 16 años, y tras dejar la escuela, empezó a trabajar como secretaria y trasladó esas experiencias a sus primeros poemas. La obra de Mascha tuvo éxito casi inmediato por la inusual combinación de descaro y a vez melancolía. Esos poemas fueron trasladados a canciones que ella misma interpretó y que también hicieron suyas cantantes como Claire Waldoff y Rosa Valetti en la radio y en cabarets. Tras la prohibición por los nazis, las canciones fueron copiadas y distribuidas en secreto.

Mascha Kaléko completó su formación con la asistencia a cursos nocturnos de filosofía y psicología en la Universidad de Lessing y en la Universidad Humboldt, en Berlín, y comenzó a trabajar como aprendiz en la Oficina del Bienestar de los trabajadores de las organizaciones judías en Alemania.

La joven poeta conoció al filólogo y maestro de hebreo Saul Aaron Kaléko, con quien se casó el 31 de julio de 1928 y de quien tomó su apellido que utilizó siempre como artístico. Hacia finales de esa década, Mascha Kaléko entró en contacto con la vanguardia intelectual de Berlín y era frecuente verla en conversaciones profundas en el Romanische Café, el emblemático centro bohemio. Comenzó a publicar sus primeros poemas en los diarios ‘Der Querschnitt’, ‘Vossische Zeitung’ y en el ‘Berliner Tagblatt’.

En 1933 realizó un curso de escritura publicitaria en la Escuela Reimann y publicó ‘Cuaderno de taquigrafía lírica’, lo que además de las alabanzas de la crítica le valió la del filósofo Martin Heidegger, que dijo que “su libro demuestra que usted sabe todo lo que a los mortales les está dado saber”. La obra fue un éxito aunque no se libró de la hoguera nazi al enterarse las autoridades alemanas de que era judía.

En diciembre de 1936 nació en Berlín su hijo Evjatar Alexander Michael, aunque su nombre fue cambiado después en el exilio por el de Steven. El padre del niño fue el director de orquesta y musicólogo Chemjo Vinaver. Esta situación propició en 1938 el divorcio de su marido Saul, y seis días más tarde contrajo matrimonio con Vinaver.

La nueva familia emigró en septiembre 1938 a Estados Unidos. Allí, Chemjo Vinaver no tuvo el éxito profesional esperado, mientras que la pérdida del hogar y la lengua materna golpearon duramente en la estabilidad de la poeta, y sus composiciones pasaron a estar fuertemente influenciadas por este dolor. Su trabajo como redactora de textos publicitarios y autora de libros para niños aseguró los escasos ingresos de la familia durante ese tiempo. Mascha Kaléko publicó textos en la revista del exilio judío ‘Aufbau’ en lengua alemana y a los seis años de residencia en Estados Unidos toda la familia obtuvo la nacionalidad estadounidense.

El 6 de diciembre de 1945 Kaléko participó activamente en una velada del neoyorquino Progressive Literary Club, una iniciativa fundada por Heinrich Eduard Jacob para el cultivo de la lengua alemana en el exilio, y que recordaba a los poetas fallecidos.

Su regreso a Alemania se produjo en 1956 y coincidió con la reimpresión del ‘Cuaderno de taquigrafía lírica’, con el que Kaléko recuperó la popularidad y comenzó a realizar exitosas giras de lectura por Europa.

En 1960 se le quiso reconocer con el Premio Fontane, de la Academia de Artes de Berlín. Sin embargo, lo rechazó por la presencia de un miembro de las SS en el jurado. Ese año su vida volvió a dar un brusco giro con otro viaje, esta vez a Jerusalén debido al trabajo de su esposo. El lugar y la cultura supusieron un vacío más grande aún que el que experimentó en Estados Unidos, y nunca se sintió adaptada ni a gusto.

Continuó publicando en la década de los años 60 y principios de los 70, pero sus obras ya no tuvieron tanto éxito. La salud de Mascha Kaléko y de su marido Chemjo empezó a deteriorarse y en 1968 su hijo, que se había convertido en un exitoso dramaturgo en Estados Unidos, murió repentinamente, causando un gran ‘shock’ a Mascha del nunca se recuperó. Cinco años después, en 1973, Chemjo Vinaver también murió, aumentando el aislamiento del mundo de Kaléko.

A pesar de estos golpes del destino, encontró la fuerza para volver a escribir y publicó sus últimas obras en lo que se considera una fase final de creatividad: '¿Cómo va la Luna? y ‘Tiene todo sus dos inconvenientes’.

Tal día como hoy, 16 de septiembre, de hace 46 años, en 1974, Mascha Kaléko realizó una lectora de su obra en la Biblioteca Conmemorativa de América de Berlín.

A finales del verano de ese año 1974 realizó su último viaje por Europa. En Zúrich fue sometida a una intervención quirúrgica porque sufría cáncer de estómago. A principios de diciembre su estado empeoró tanto que fue ingresada en la clínica privada Hirsladen en Zúrich.

Mascha Kaléko murió por la enfermedad el 21 de enero de 1975, solo 14 años después de su marido, a los 67 años. Su entierro tuvo lugar en el cementerio israelí Friesenberg de Zúrich.

La obra lírica de Mascha Kaléko, a la que se le considera también como el equivalente femenino de Erich Kästner, mantiene aún una gran cantidad de seguidores por su sencillez, lenguaje directo y temática urbana.

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