Muere por coronavirus Dave Greenfield, teclista del grupo punk The Stranglers
Fue ingresado hace unas semanas por problemas cardiacos y se le diagnosticó positivo en la prueba del virus. Tenía 71 años
El coronavirus se lleva por delante a otro músico, Dave Greenfield, teclista de la banda punk inglesa The Stranglers. “En la noche del domingo 3 de mayo, mi gran amigo y compañero durante 45 años, el genio musical que era Greenfield, falleció como una de las víctimas de la gran pandemia de 2020”, anunció en un comunicado el bajista del grupo, Jean-Jacques Burnel. Greenfield, que padecía problemas cardiacos, ingresó hace unas semanas en el hospital, donde dio positivo por coronavirus. Finalmente,...
El coronavirus se lleva por delante a otro músico, Dave Greenfield, teclista de la banda punk inglesa The Stranglers. “En la noche del domingo 3 de mayo, mi gran amigo y compañero durante 45 años, el genio musical que era Greenfield, falleció como una de las víctimas de la gran pandemia de 2020”, anunció en un comunicado el bajista del grupo, Jean-Jacques Burnel. Greenfield, que padecía problemas cardiacos, ingresó hace unas semanas en el hospital, donde dio positivo por coronavirus. Finalmente, el bravo teclista perdió la batalla. Tenía 71 años y había nacido en 1949 en Brighton, Inglaterra.
Greenfield era fundador de The Stranglers y el único desde sus inicios, allá por 1974, que continuaba en el grupo. Hablamos de una de las primeras bandas del punk inglés, pero que no tuvo tanta repercusión como los Sex Pistols o los Clash. Precisamente una de las peculiaridades del grupo eran los teclados de Greenfield, instrumento nada habitual en el concepto granítico del punk. Muchos seguidores los rechazaron precisamente por ese instrumento. Pero las teclas le dieron originalidad a la banda y una pizca de psicodelia. Eran punk, pero también les influían The Doors.
Durante sus 45 años la banda inglesa tocó fondo varias veces, cambió de formación y pedió a su líder, el guitarrista y cantante Hugh Cornwell, que se marchó en 1990. Pasaron del punk al gótico, y en los últimos años fueron reivindicados por seguidores jóvenes. Esto incitó a los programadores de festivales a incluirlos, para hacer bulto dentro de los nombres impresos en los carteles en letra pequeña. Siempre cumplían y dejaban un buen sabor de boca.