El difícil homenaje a García Márquez y Vargas Llosa
El Ayuntamiento de Barcelona se resiste a colocar una placa de homenaje en Sarrià, el barrio donde vivieron los dos premios Nobel
Pocas ciudades han contado con dos Nobel de Literatura como vecinos. El barrio de Sarrià, en Barcelona, sí. Residían, además, en la misma esquina: Gabriel García Márquez vivió en el número 6 de la calle Caponata y Mario Vargas Llosa, al lado, en el 50 de la calle Osi. Casi portal con portal, entre 1970 y 1974 confraternizaron bajo los auspicios de su agente Carmen Balcells e impulsaron, junto a otros autores como José Donoso o Carlos Fuentes, el boom latinoamericano, un movimiento literar...
Pocas ciudades han contado con dos Nobel de Literatura como vecinos. El barrio de Sarrià, en Barcelona, sí. Residían, además, en la misma esquina: Gabriel García Márquez vivió en el número 6 de la calle Caponata y Mario Vargas Llosa, al lado, en el 50 de la calle Osi. Casi portal con portal, entre 1970 y 1974 confraternizaron bajo los auspicios de su agente Carmen Balcells e impulsaron, junto a otros autores como José Donoso o Carlos Fuentes, el boom latinoamericano, un movimiento literario que revolucionó la literatura mundial y tuvo como capital a Barcelona. Pese a ello, no hay ninguna señal que recuerde el paso de esos gigantes de las letras por este tranquilo rincón. El partido de Manuel Valls, Barcelona pel Canvi, ha pedido al Ayuntamiento que introduzca allí algún homenaje a los escritores.
ERC advierte que para ellos “no es una prioridad proponer un reconocimiento o un homenaje a Vargas Llosa”
La propuesta fue presentada el pasado diciembre en el consejo de distrito de Sarrià-Sant Gervasi. El Gobierno municipal, formado por la coalición entre los comunes y el PSC, respondió que la distinción planteada no podía materializarse porque la normativa local establece que para que una persona sea recordada con una calle deben haber pasado cinco años tras su fallecimiento. Eso excluye a Vargas Llosa. De la muerte de García Márquez hará seis años el próximo abril.
El Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB), organismo presidido por el teniente de alcalde de los comunes Joan Subirats, matiza que una placa conmemorativa sí puede instalarse sin necesidad de que su protagonista haya fallecido. El ICUB avanza a EL PAÍS que prevén llegar a un acuerdo este año con la comunidad de vecinos del edificio donde residió García Márquez para colocar una señalización en la fachada. Hasta ahora los vecinos se habían resistido a que se instalara la placa en su comunidad por miedo a convertirse en un foco de atención. El Ayuntamiento también tiene previsto inaugurar en 2021 una nueva biblioteca en el distrito de Sant Martí que llevará el nombre del escritor colombiano. El ICUB además añade que está en marcha el proceso de evaluación para dedicarle una calle. El ente de promoción cultural del consistorio asimismo indica que no habría problema en identificar el punto exacto en el que vivió Vargas Llosa, aunque no hay un plan concreto para hacerlo.
Eva Parera, concejal y mano derecha de Valls, explica que su propuesta surgió de “algunos vecinos”. Se trata de un grupo de 14 residentes de Sarrià capitaneados por Martín Gurría, miembro de la familia fundadora de la editorial Juventud y responsable de asuntos internacionales de la organización antindependentista Sociedad Civil Catalana (SCC). Gurría detalla que hizo llegar la idea al equipo de Valls, a Ciudadanos y al PP. Gurría confirma que en aquel consejo de distrito también habló con Albert Batlle, teniente de alcalde del grupo del PSC, y que este le mostró su predisposición a buscar una solución. Un portavoz de los socialistas catalanes asegura que son partidarios de esta iniciativa para significar la vida de los dos escritores en Sarrià, pero que deben estudiar cuál es la mejor manera de materializarlo.
Parera apuesta por colocar un recordatorio en el pavimento, frente a los dos edificios en los que habitaron y escribieron. La edil admite que todavía no han estudiado qué precedentes similares habría en la ciudad para su proyecto: “La cuestión está en una fase muy embrionaria. De momento solo lo planteamos en aquel consejo de distrito porque no es algo que tenga tanta trascendencia y porque queríamos consultarlo con los vecinos”. Parera afirma que han recibido el apoyo de referentes del mundo literario que colaboraron en la redacción de su programa electoral, sin especificar cuáles, y que estos se han ofrecido para recoger firmas.
Gurría precisa que una alternativa sería una placa que recuerde de forma general el apogeo de la literatura latinoamericana en las décadas de los sesenta y setenta en Barcelona, aquel auge literario. Esquerra Republicana (ERC), el principal grupo de la oposición, subraya que “todas las iniciativas consensuadas por la ciudad sobre el boom latinoamericano serán estudiadas y bienvenidas”. La concejal de Esquerra Gemma Sendra destaca que es igualmente importante poner en valor la figura de Balcells. El concejal de Junts Per Catalunya Jordi Martí es partidario del homenaje “impulsando una ruta cultural bien con placas u otros elementos que ofrezcan las nuevas tecnologías”. Martí incide en que es necesario incluir a García Márquez en el nomenclátor de Barcelona.
Capital latinoamericana
ERC advierte que para ellos “no es una prioridad proponer un reconocimiento o un homenaje a Vargas Llosa”. El escritor hispano-peruano se ha significado por su oposición al independentismo. Junts per Catalunya no considera la posibilidad de distinguir a Vargas Llosa porque no ha fallecido. El ICUB defiende que Vargas Llosa es el único autor vivo que es reconocido en el mapa oficial de rutas literarias del Ayuntamiento. “Iremos trabajando en este mapa literario la identificación de espacios relacionados con el boom en particular y de la literatura hispanoamericana en general”.
El hijo de Balcells y director general de la agencia literaria fundada por su madre, Lluís Miquel Palomares, opina que “Barcelona debería sentirse orgullosa de haber sido la capital cultural de Latinoamérica, reemplazando a París, y que es un legado que hay que recordar y mantener vivo”.
Calles y monumentos, un conflicto recurrente
Los monumentos y el nomenclátor han sido campo de batalla recurrente en Barcelona. Ada Colau llegó a la alcaldía en 2015 con unos aires de cambio que también alcanzaron a los homenajes en la vía pública. La prioridad, con un amplio consenso, ha sido introducir más nombres femeninos en el callejero de la ciudad. Ha habido otros casos que han generado agrias polémicas, como la insistencia del nacionalismo catalán a dedicar una vía a la consulta ilegal del 1-O, o el rechazo de Colau a dedicar una vía pública al expresidente del Comité Olímpico Internacional Juan Antonio Samaranch, alegando su pasado franquista. Otra modificación que suscitó polémica fue la retirada en 2018 de la estatua dedicada a Antonio López, marqués de Comillas, destacado mecenas y empresario, también acusado de esclavismo. La alcaldesa también provocó en 2018 un nuevo conflicto en el acto de sustitución de la calle Almirante Cervera por la del humorista Pepe Rubianes. Colau aseguró que Cervera fue “un facha”.