Diamantes, un polvo blanco, un coche quemado y una jugosa recompensa

La policía alemana analiza más de 500 pistas recibidas tras el robo de las joyas del palacio real de Dresde hace una semana, mientras, en Berlín, unos ladrones asaltan el museo de la Stasi

Tres policías abandonan el palacio real de Dresde, el pasado 27 de noviembre.ROBERT MICHAEL (AFP)
Berlín -

El robo de las joyas de Dresde y, una semana más tarde, el asalto al museo de la Stasi en Berlín bien podría ser el guión de una película, que al menos de momento no tiene un final feliz. En Dresde, van emergiendo algunas pistas tras el espectacular robo del tesoro de la Bóveda Verde, pero no hay aún ni rastro de uno de los conjuntos de joyas antiguas más valiosos de Europa. Un coche quemado y un polvo blanco rociado son la raquítica huella raquítico que dejaron a su paso unos ladrones capaces...

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El robo de las joyas de Dresde y, una semana más tarde, el asalto al museo de la Stasi en Berlín bien podría ser el guión de una película, que al menos de momento no tiene un final feliz. En Dresde, van emergiendo algunas pistas tras el espectacular robo del tesoro de la Bóveda Verde, pero no hay aún ni rastro de uno de los conjuntos de joyas antiguas más valiosos de Europa. Un coche quemado y un polvo blanco rociado son la raquítica huella raquítico que dejaron a su paso unos ladrones capaces de hacer un trabajo muy profesional.

Quien aporte alguna pista del singular desfalco, podrá acceder a una recompensa de medio millón de euros ofrecida por la policía. Ya han recibido 516, según informó el martes la policía del Estado de Sajonia, pero reconocen que de momento no tienen ningún sospechoso a la vista.

Una espada robada en el palacio real de Dresde.Polizeidirektion Dresden (REUTERS)

En Berlín, otro museo fue asaltado este fin de semana, esta vez el de la Stasi. Como en Dresde, los ladrones rompieron tres vitrinas y se llevaron joyas y condecoraciones de la antigua República Democrática alemana, entre ellas la orden de Karl-Marx. Los objetos robados son menos valiosos que los sustraídos en el palacio real, pero la coincidencia en el tiempo plantea nuevas dudas sobre la seguridad en los museos.

El pasado lunes, en torno a las cinco de la mañana, al menos dos hombres entraron en la llamada bóveda Verde de Dresde, donde se exhibía una valiosa colección real de joyas del siglo XVII. Para entrar, hicieron ocho cortes limpios en los barrotes de una reja del siglo XIX. La alarma sonó solo cuando el enrejado ya estaba desmontado y cuando los ladrones partieron el cristal y se colaron en el edificio. A las 4.56 de la mañana, los guardas del museo se dieron cuenta de que alguien había entrado a robar. Tres minutos más tarde, activaron la alarma conectada con la policía, que llegaba a las 5.04 de la mañana al museo. Demasiado tarde.

Las cámaras de seguridad del museo grabaron cómo los ladrones destrozaban con hachas las vitrinas y se llevaban el botín. Lo hicieron en plena oscuridad, como se puede apreciar en el vídeo difundido por la policía. Al parecer, los vigilantes decidieron no encender las luces para dificultar el trabajo a los ladrones.

Otra de las joyas sustraídas en Dresde.Polizeidirektion Dresden (REUTERS)

Poco antes se había desatado un fuego a 240 metros de la ventana del museo por la que entraron y la corriente eléctrica en la zona se había visto afectada. Las calles quedaron a oscuras, pero el museo no, porque cuenta con su propio generador de emergencia. Quince minutos después, la policía fue alertada de un incendio en un garaje subterráneo en la calle Kötzschenbrodaer, camino de la autopista. Allí aparece un Audi A6 calcinado y oliendo a gasolina, con el que se supone que los cacos se dieron a la fuga.

El miércoles, finalizada la inspección en el lugar de los hechos, el museo dio cuenta de las pérdidas en la cámara del tesoro de Augusto II El fuerte, príncipe de Sajonia y rey de Polonia (1670-1733). En las fotografías se pueden ver juegos de botones, broches, horquillas, hebillas, adornos para sombreros y una daga, todo ello tapizado en diamantes, zafiros, rubíes y esmeraldas. Se llevaron también condecoraciones militares cuajadas de piedras preciosas, así como partes de collares y pendientes de la reina Amalia Augusta de Baviera. Quedaba confirmado que uno de los mayores tesoros barrocos de Europa se había evaporado.

El director del museo, Dirk Syndram, explicó el martes que las joyas habían sido rociadas con un polvo blanco, probablemente procedente de un extintor de incendios, utilizado para cubrir los rastros. El rociado podría haber dañado las joyas que no lograron llevarse.

Pistas hay pocas, pero las preguntas sin embargo se acumulan. ¿Cómo es posible que los ladrones rompieran la ventana de acceso con semejante facilidad? ¿sonó la alarma a tiempo? ¿es normal que los vigilantes se quedaran paralizados y se limitaran a llamar a la policía mientras las cámaras graban el robo?, y ¿por qué las piezas no estaban aseguradas?

Operación Epaulette

De momento, según la policía, lo que se sabe es que hay cuatro personas implicadas en el robo, según se desprende del análisis del material gráfico. Asumen además que se trató de un robo muy bien preparado. Ahora confían en recibir algún soplo, en respuesta al ofrecimiento de la recompensa. “Las autoridades están dando con la recompensa un paso importante para recuperar las piezas robadas”, dijeron el comisario Horst Kretzschmar y el fiscal general Klaus Rövekamp. “No dejaremos ni una piedra en su sitio en nuestro esfuerzo por resolver este caso”, dijo la fiscalía.

Para ello, han creado la comisión de investigación Epaulette, en la que participarán 40 personas. El departamento de crimen organizado de la fiscalía de Dresde se ha hecho con el caso. A mediados de año, de forma premonitoria, el museo había creado un grupo de trabajo sobre la seguridad en el museo, que sin embargo no había empezado a trabajar, según publica Der Spiegel. En total, el museo de la bella ciudad alemana de Dresde gasta al año ocho millones de euros en seguridad.

Esta semana, diferentes expertos han explicado a la prensa alemana que es hasta cierto punto normal que las piezas no estuviesen aseguradas. En parte, porque como aseguró la mañana siguiente del robo la dirección del museo, las joyas de la corona de Dresde tienen “un valor inestimable”. En las piezas hay diamantes, zafiros y oro, pero más allá del valor material de las piedras, lo que hace tan especial este tesoro es que se trata de conjuntos únicos, cuyo valor supera con creces el de la suma de sus elementos. El gran temor ahora es que las joyas acaben troceadas y fundidas para poder venderse por partes.

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