José María García: “El periodista es como el cura, nunca se retira”

José María García durante la entrevista.Vídeo: Inma Flores

Terraza del bar José Luis en la calle Serrano de Madrid. El tráfico martillea la conversación, pero José María García (Madrid, 74 años) se abstrae con su predicamento.

Pregunta. ¿Qué ha sido de usted?

Respuesta. Mi vida ha cambiado desde que me diagnosticaron cáncer en 2005. Una vez superado, y desde entonces, veo la botella medio llena. Llevo una vida muy tranquila y aunque la felicidad absoluta no existe, me aproximo. Acaba de nacer mi primera nieta y no añoro ni el micróf...

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Terraza del bar José Luis en la calle Serrano de Madrid. El tráfico martillea la conversación, pero José María García (Madrid, 74 años) se abstrae con su predicamento.

Pregunta. ¿Qué ha sido de usted?

Respuesta. Mi vida ha cambiado desde que me diagnosticaron cáncer en 2005. Una vez superado, y desde entonces, veo la botella medio llena. Llevo una vida muy tranquila y aunque la felicidad absoluta no existe, me aproximo. Acaba de nacer mi primera nieta y no añoro ni el micrófono ni otras cosas.

P. ¿Mira mucho hacia atrás?

R. Lo que debo mirar: comparo situaciones, analizo circunstancias. Ando perplejo por la poca entidad, la nula calidad y el escaso bagaje de nuestros políticos. Nadie viene a servir, sino a servirse.

P. ¿Y el de los periodistas?

R. Ningún tiempo pasado fue mejor, pero aquí me rectifico. Hoy el periodismo español atraviesa una crisis penosa. Un país no es serio si sus políticos no son de primera, su justicia no está politizada y sus comunicadores no gozan de pluralidad o libertad. La mayoría de empresas están en quiebra técnica y los medios se arriman al sol que más calienta. Por no hablar del periodismo deportivo en el que cunden las tertulias plagadas de forofismo.

P. ¿Dijo alguna vez de que equipo era?

R. Nunca.

P. Y ahora, ¿me lo cuenta?

Ando perplejo por la poca entidad de nuestros políticos

R. Yo he sido del Real Madrid. Pero mientras ejercía no me podía permitir el lujo de pertenecer a ninguno. Y ahora tampoco lo puedo ser por Florentino Pérez. Nunca un presidente pudo llegar a más y un club a menos.

P. ¿Cuánto hace que no va al Bernabéu?

R. Mucho tiempo. No porque quemaran un muñeco mío delante de mi hijo, por otras cosas.

P. ¿Cuáles?

R. Mira, la ilusión más grande para un país, puede ser un Mundial. Y esa se la ha cargado Florentino Pérez después de haber asaltado con premeditación y alevosía la selección española. Y lo ha hecho con un tipo que era amigo mío y ya no lo es: Julen Lopetegui. Llegan a un acuerdo y dos días antes de empezar lo anuncian. ¿Por qué? Porque sabía que así proporcionaba su salida tras ser apaleados y corneados. Imagina que caemos en primera fase o en octavos. ¿Cómo presenta a bombo y platillo a un tío que ha fracasado? Mejor que lo echen y así ahorramos la indemnización, debió pensar. Esto que te he contado, ¿lo has leído en algún sitio? No, ¿verdad? Es lo que me da tristeza.

P. Aquí queda.

R. Es increíble y para investigar, por ejemplo, esos directivos que piden la cabeza de compañeros. Con afrenta. Llevo toda mi vida luchando contra molinos de viento y ya estoy hasta los huevos de ser yo solito.

P. Hombre, cuando usted se fue cobraba nueve millones de euros, ¿nos lo justifica?

Desde que en 2005 superé un cáncer veo la botella medio llena

R. ¿Qué coño voy a tener que justificar? Me tendrían que hacer la ola por llegar a ser uno de la profesión que consigue cobrar eso.

P. Un periodista millonario es algo muuuuuy raro.

R. Lo que es raro es andar tieso. Yo he tenido una máxima en mi vida: con los de arriba, respetar las decisiones empresariales pero no tolerar un solo capricho. Y con los de abajo, ser infinitamente generoso.

P. ¿Cómo negoció sus contratos?

R. Muy al principio, en la Ser, con Eugenio Fontán cuando el programa funcionaba le dije: las 6.000 pesetas al mes (36 euros) más el 25% de la publicidad. Me dijo, bien, vale. Al año me llamó y me suelta: “Tenemos un problema. Ganas más que yo”. Le contesté: “Deberías estar feliz. Vosotros os lleváis el 75% para la empresa”.

P. Con todo lo que ganó se hizo empresario.

R. No, no. Me hice socio en sus clínicas del doctor Pedro Guillén, que opera a todos los grandes deportistas de este país. Pero es una manera de ayudar a la gente, también.

P. ¿En qué medida le cambió la enfermedad?

R. Sentí miedo.

P. ¿Qué es eso para alguien que nunca parece haberlo vivido?

R. Algo que no te deja pensar. Las noches son tremendas, atormentan. ¿Por qué a mí? Yo soy un hombre católico y practicante, pero muy pecador.

P. A veces daba usted la sensación de parecer una especie de punkie cercano al Opus.

R. Nunca he sido del Opus. Tampoco un loco. Siempre salté la valla sabiendo lo que había detrás. Hablaba con conocimiento de causa.

P. Si volviera al periodismo, ¿qué haría?

R. Periodismo de investigación y de denuncia. Sigo siendo periodista, el periodista, como el cura, no se retira. Aunque al tema deportivo, no volvería. Pero ahora, ¿quién tiene los huevos de aguantar a García?

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