ODA AL VERANO

Hiberno

Elvira Sastre da comienzo a esta sección de poetas en verano

La poeta Elvira Sastre, el pasado enero, en una librería de Madrid.JAIME VILLANUEVA

A Elvira Sastre, Benjamín Prado le dijo una vez algo así como que las elecciones que tomamos hoy son los aciertos o errores del futuro. Desde entonces, intenta elegir siempre pensando en qué verá cuando mire atrás. “De momento, veo mucho trabajo, algunos errores que me han llevado a acertar y gente muy especial que me ha dado el mundo literario”, se sincera. En verano “todo fluye más despacio, pero mejor”, confiesa esta poeta nacida en 1992. En verano, la autora de libros como La soledad de un cuerpo acostumbrado o Aquella orilla nuestra, la que cristaliza el fenómeno de la p...

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A Elvira Sastre, Benjamín Prado le dijo una vez algo así como que las elecciones que tomamos hoy son los aciertos o errores del futuro. Desde entonces, intenta elegir siempre pensando en qué verá cuando mire atrás. “De momento, veo mucho trabajo, algunos errores que me han llevado a acertar y gente muy especial que me ha dado el mundo literario”, se sincera. En verano “todo fluye más despacio, pero mejor”, confiesa esta poeta nacida en 1992. En verano, la autora de libros como La soledad de un cuerpo acostumbrado o Aquella orilla nuestra, la que cristaliza el fenómeno de la poesía viral, la que no solo vive de lo que publica sino que llena auditorios con sus versos, desconecta, decíamos, de la actividad frenética de los correos electrónicos, los eventos y las propuestas: “Reduzco el trabajo a escribir y traducir bajo la sombra de los árboles segovianos”. Desde esa bendita sombra alimenta sus redes sociales (100.000 seguidores en Twitter, 200.000 en Instagram) y reclama más lectores para, por ejemplo, Raquel Bullón Acebes. Ah, y da comienzo a esta sección de poetas en verano:

Siempre que dormíamos era invierno,

y en el frío me enseñabas a volar

y yo te echaba de menos.

Entonces despertaba.

Y te echaba

de menos.

La primavera no quiere

que los amores de invierno terminen,

pero el verano ha llegado

y ha arrasado con todo.

Ahora tú solo sabes hablar del sol,

te haces un moño despeinado mientras bostezas,

te pintas las uñas de los pies,

te ríes mucho más que antes,

y, mientras,

me dejas de querer.

Ahora yo me vuelvo a refugiar en los poemas

y escribo sobre febrero,

echo de menos la lluvia

y el sabor de tu jersey,

y, mientras,

te quiero más que ayer.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
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