Insípidos 'cuadris' pasados por agua

La lluvia presidió el cierre de Azpeitia en una tarde en la que solo brilló Pepe Moral

Pepe Moral, durante la faena de muleta al quinto de la tarde.A. Suso

El cierre de la feria de Azpeitia anunció la poderosa ganadería de Cuadri, un cartel que auguraba emociones; sin embargo, no la hubo. Los toros fueron aplaudidos de salida, de bella estampa, serios, algunos con los pitones marcados por la pelea en corrales, pero salvo segundo, tercero y quinto, los demás fueron abucheados en el arrastre.

La lluvia hizo acto de presencia en una jornada tan veraniega como el 31 de julio y se convirtió en la incómoda pareja de todos los asistentes al festejo en el día grande de las fiestas de la localidad vasca. Así, los astados gaditanos fueron los más pa...

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El cierre de la feria de Azpeitia anunció la poderosa ganadería de Cuadri, un cartel que auguraba emociones; sin embargo, no la hubo. Los toros fueron aplaudidos de salida, de bella estampa, serios, algunos con los pitones marcados por la pelea en corrales, pero salvo segundo, tercero y quinto, los demás fueron abucheados en el arrastre.

La lluvia hizo acto de presencia en una jornada tan veraniega como el 31 de julio y se convirtió en la incómoda pareja de todos los asistentes al festejo en el día grande de las fiestas de la localidad vasca. Así, los astados gaditanos fueron los más pasados por agua, porque fueron apagando su alegría inicial hasta llegar a ser animales sin chispa y sin la gracia que se les presupone. Como si el agua les hubiese quitado la sal de su bravura.

Ante estos insípidos cuadris debió medirse Rubén Pinar, que apenas pudo brillar en su apagado primero y ante el parado cuarto. Insistió con el capote, pero su muleta quedó prácticamente inédita. Tampoco tuvo mucha ayuda de los miembros de su cuadrilla, que convirtieron los tercios de banderillas en un carrusel de pasadas nada beneficiosas para el animal.

CUADRI / PINAR, MORAL, CAMPOS

Toros de Cuadri, bien presentados y serios, de los que sirvieron el segundo, tercero y quinto.

Rubén Pinar: media estocada y dos descabellos (silencio); pinchazo y estocada (silencio).

Pepe Moral: dos pinchazos y estocada (vuelta al ruedo); pinchazo, estocada y dos descabellos (saludos).

Tomás Campos: pinchazo, estocada contraria y diez descabellos _aviso_ (algunos pitos); estocada y dos descabellos (silencio).

Plaza de Azpeitia (Guipúzcoa). 31 de julio. Tercera y última corrida de feria. Dos tercios de entrada.

Con todo, la tarde pudo registrar un triunfador de no haber fallado Pepe Moral en la suerte suprema. Es cierto que tuvo el mejor lote, pero también el sevillano fue quien pisó con más firmeza los complicados terrenos de sus enemigos. A ambos los recibió con alegría a la verónica y ya el público estuvo con él. Ligó naturales de mérito en su primero y se la jugó en el tramo final de la faena. Aún sin la presencia de la lluvia, que llegó en el cuarto, los tendidos estaban preparados para otorgarle un triunfo, pero hizo mal la suerte con el estoque y todo quedó en una vuelta al ruedo.

Algo menos fuerza tuvo la faena al quinto, otro toro con transmisión de Cuadri, que se apagó un poco antes de lo esperado. Moral lo supo atacar y arrancarle varias tandas con fundamento. Hubo buenos naturales, largos y exprimidos con insistencia. El acero emborronó lo anterior.

Tomás Campos vivió una oportunidad en su incipiente carrera, pero el examen se le atragantó por las complicaciones de su primero y la seriedad del sexto. El primero pedía experiencia y precisamente es lo que le falta al fino torero extremeño afincado en La Rioja. Dudó en demasía y se perdió en una labor sin mando, justo lo que los toros de esta ganadería exigen. A la hora de matar, evidenció la falta de rodaje y se eternizó con el descabello, lo que enfrío a los espectadores más de la cuenta.

Una feria corta, de tres días, con un sello muy marcado por la seriedad de los toros corridos, que este año no han deparado tardes tan emocionantes como en otras ocasiones. Tan sólo dos ejemplares de La Quinta acudieron tres veces al caballo, mientras que en la de Cuadri apenas repitieron en la puya con bravura un par de astados. El nombre del ciclo es el de Emilio de Justo, que salió en hombros en la primera tarde, al desorejar a un ejemplar de Ana Romero.

Precisamente, De Justo ha sido considerado triunfador de la feria por la Comisión Taurina y el Ayuntamiento de la localidad guipuzcoana. Y el galardón al mejor toro ha correspondido a Cunero, número 94 y 490 kilos, de Ana Romero. Fue lidiado como sobrero por el diestro triunfador, en cuarto lugar, el primer día de fería.

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