Little Steven: “Si conseguimos salvar a un chaval con el rock, ya será un éxito”

El músico estuvo pinchando sus temas preferidos en el Hard Rock Café de Madrid antes de su concierto en las Noches del Botánico

Little Steve y Michael Monroe en la UNDERGROUND GARAGE DANCE PARTY, celebrada anoche en el Hard Rock Café.V.HALEN

Little Steven se mueve como pez en el agua entre las multitudes. Viste una camisa de estampados abierta, mostrando el pecho del que cuelgan múltiples collares, cada uno de un color. El olor de su perfume es tan penetrante que permanece en la nariz hasta momentos después del encuentro. El amor por el rock lo lleva en cada poro de su piel, pero ya no se considera tan reivindicativo. "Me dejé la piel con eso en los ochenta, pero ya no me queda energía para ello. El mundo está de pena, ¿sabes? A...

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Little Steven se mueve como pez en el agua entre las multitudes. Viste una camisa de estampados abierta, mostrando el pecho del que cuelgan múltiples collares, cada uno de un color. El olor de su perfume es tan penetrante que permanece en la nariz hasta momentos después del encuentro. El amor por el rock lo lleva en cada poro de su piel, pero ya no se considera tan reivindicativo. "Me dejé la piel con eso en los ochenta, pero ya no me queda energía para ello. El mundo está de pena, ¿sabes? Ahora no quiero recordárselo a la gente. Solo quiero ofrecer una velada maravillosa para que la gente se relaje y se olvide de lo loco que está el mundo", afirma sobre su actuación de hoy miércoles 11 de julio en Las Noches del Botánico.

En un evento especial organizado en el Hard Rock Café de Madrid, Little Steven estuvo pinchando anoche listas de sus temas preferidos que presentaba en diferentes bloques junto a Michael Monroe, para después mezclarse con los asistentes. No tenía problema alguno en posar para los selfies de sus seguidores y curiosos, pero ese mundo no le convence. "Lo de las redes sociales se nos ha ido de las manos. Ahora es imposible retener la atención de los jóvenes. Se te escapan en un segundo".

Por ello, lleva impulsando hace años de su bolsillo, y del de otros entusiastas, un proyecto para convertir el rock n'roll en una asignatura obligatoria en las escuelas estadounidenses. "Se está haciendo si ningún tipo de ayuda del Gobierno, ni con fondos públicos, por eso es bueno. La idea principal es que la música capta la atención de los jóvenes al instante. Te lo digo por experiencia, yo tengo déficit de atención. Necesito mantener la cabeza ocupada y las melodías me han ayudado más que nada. No hace falta que sea ni siquiera rock. Pregúntale a los críos qué escuchan, perfecto. Veamos entonces de dónde vienen esos ritmos, déjales tocar los instrumentos, enséñales a componer. Solo se necesita un maestro para cambiar una vida. Si conseguimos salvar a un chaval con el rock, ya será un éxito".

Little Steven se presentará esta noche ante el público de las Noches del Botánico con un proyecto diferente al que hace con Bruce Springsteen. Ahora, junto a su banda The Disciples Of Soul, ofrece un ambiente más íntimo dejando de lado el espectáculo de masas.

"Cuando tocas con Bruce todo es especial. Da igual cuánta gente tengas delante, acaba siendo como un concierto en un bar. Cambiábamos constantemente el repertorio, improvisábamos sobre el escenario e incluso pedíamos al público que nos dijeran qué querían escuchar. Con él hicimos cinco o seis éxitos de estudios. Más otros 12 aproximadamente que se convirtieron en hits al tocarlos en directo. Aquí no los tenemos, es algo distinto. Cada canción cuenta una historia, hay una estructura pensada que se respeta. Es completamente opuesto a lo de Bruce", aclara.

Little Steven se muestra con el temple del sabio que ha alcanzado la plenitud, desde su atalaya en la cima de la fama. Pero mantiene vivo el fuego de su guitarra en el brillo de sus ojos. Ahora es menos crítico pero igual de mordaz. "Entiendo perfectamente por qué ha funcionado la fórmula de los festivales de música en todo el mundo. Yo soy más de conciertos de dos horas y media o tres horas. Pero si te gusta estar media hora en cada escenario, perfecto. Después de todo, ¿cuántas hoy en día tienen más de cinco o seis canciones buenas? Pues eso, muy pocas", sentencia.

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