Vetusta Morla celebra el aniversario de su primer disco con un concierto sorpresa en Madrid

El grupo más grande del 'indie' español apadrina a bandas emergentes durante la Fiesta Demoscópica de 'Mondo Sonoro' en Joy Eslava

Vetusta Morla en la Sala Joy Eslava.Víctor Sainz

Sin cables, ni micros, ni amplificadores. La tarde del pasado jueves, Pucho, Guille Galván y Juanma Latorre aparecieron en fila en medio de la pista de la Joy Eslava y arrancaron los acordes de Consejo de Sabios en medio del murmullo y varios centenares de móviles con las cámaras preparadas para lo que llegaba. Nadie sabía lo que era y nadie esperaba a Vetusta Morla. Era un jueves de febrero en una sala con solera, sí, pero con un aforo que ron...

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Sin cables, ni micros, ni amplificadores. La tarde del pasado jueves, Pucho, Guille Galván y Juanma Latorre aparecieron en fila en medio de la pista de la Joy Eslava y arrancaron los acordes de Consejo de Sabios en medio del murmullo y varios centenares de móviles con las cámaras preparadas para lo que llegaba. Nadie sabía lo que era y nadie esperaba a Vetusta Morla. Era un jueves de febrero en una sala con solera, sí, pero con un aforo que ronda el millar de personas; y Vetusta, en España, hace tiempo que llena pabellones de miles de localidades. Y allí estaban, celebrando lo nuevo y a los nuevos en la Fiesta Demoscópica de Mondo Sonoro, la cita anual que desde hace casi dos décadas sirve de trampolín y escaparate a los artistas que cumplen los baremos de calidad de la publicación musical.

Fueron la apertura y el cierre de la fiesta. En la puerta de la sala, con aforo completo desde primera hora, la cola no se disolvió y llegada la medianoche, los que todavía esperaban se mezclaron con los que se marchaban. Diez años atrás, también allí, pero con mucha menos expectación, presentaron Un día en el mundo (Pequeño Salto Mortal), su primer disco; el que Pucho recordó, sobre el escenario, como el gran salto: “Cambió nuestras carreras, y nuestras vidas, para siempre”. Un poco homenaje y nostalgia, un poco la celebración, y un poco la filosofía de la banda para con las bandas emergentes, fueron los motivos para formar parte de la noche de Mondo Sonoro.

Decía Guille Galván poco antes de empezar el concierto que la idea de dar apoyo a los nuevos músicos y a los locales se mezcló con las ganas de “poner de largo” las canciones del nuevo disco, Mismo sitio, distinto lugar (Pequeño Salto Mortal, 2017), publicado el pasado noviembre: “Nunca hemos sido banda demoscópica, y era en la Joy, y en este momento… Además este año vamos a dar conciertos muy grandes, y también estamos buscando cosas más pequeñas, y un poco por sorpresa, para quitarnos el gusanillo”. Una vuelta al origen, al menos en España y Latinoamérica —donde comienzan la gira del nuevo álbum el 1 de marzo—, porque, según el bajista, las salas no les quedan tan lejos. “Son algo que disfrutamos y necesitamos, y fuera de aquí seguimos haciéndolo. En Alemania o Francia, por ejemplo, tocamos en lugares con menos aforo. Es un sitio donde nos sentimos cómodos, te quita la presión de los grandes montajes y hay más contacto con la gente”.

La pasada noche, a menos de un metro de distancia, tenían una marea de brazos y voces que los acompañaron durante algo más de media hora. Los mismos que, desde las 19.30 y tras la primera sorpresa a pie de pista, se movieron con los grupos que Mondo Sonoro había elegido para el cartel de esta edición: North State, Jump to the Moon, La Plata y la banda del año para la publicación, María Arnal i Marcel Bagés, que dedicaron el miedo ensordecedor, el aburrimiento y la particular civilización de su Canción total “al patriarcado”.

Joan Luna, el jefe de redacción de la revista, recordaba cómo, casi 20 años atrás, había nacido el concepto demoscópico: “Nunca quisimos usar la palabra maqueteros para definir a los grupos que formaban parte del espíritu de esta fiesta, por el tinte despectivo que siempre ha tenido, pero el origen está ahí, en esas bandas que hacían maquetas y a las que les costaba darse a conocer”. Durante más de una década el evento tuvo varias celebraciones en varias ciudades, por primera vez, este 2018, la Fiesta Demoscópica ha tenido una sola fecha. “Cada vez estamos con más cosas y la organización requería muchísimos esfuerzos. En Madrid ha ido creciendo a lo largo del tiempo y esta decisión parecía el camino natural”.

La idea surgió con el objetivo de aprovechar el altavoz y la marca de la publicación independiente para dar un empujón a aquellos grupos que tenían calidad musical y, apunta Luna, “que quisieran seguir ese camino”. 19 años después, la filosofía sigue siendo la misma, la repercusión de las demoscópicas se ha multiplicado, y la marca de Mondo Sonoro se ha convertido en una especie de Denominación de Origen que ya acumula en su excelencia a más de medio de centenar de grupos.

Clase, espontaneidad y ausencia de prejuicios

El por qué de la elección de La Plata (Valencia), Jump To The Moon (Murcia) y North State (Barcelona) para esta edición de la Fiesta Demoscópica, según Joan Luna, jefe de redacción de Mondo Sonoro.

North State: "Tiene mucha clase la propuesta, están al nivel de muchas cosas que se están haciendo fuera, no es que lleguen cinco años tarde a absolutamente nada y nos encantan las voces de los dos miembros".

La Plata: "Son espontáneos, tienen canciones que se pegan mucho y es un grupo que encaja en diferentes escenas, tienen un poco de todo".

Jump to the Moon: "Representan lo que son los grupos menores de 20 años, esos que no tienen prejuicios en mezclar, pueden reivindicar 1975 y versionar artistas meanstream. Son muy trabajadores, han ido colgando mogollón de cosas y sacando la cabeza".

"Y de Maria Arnal y Marcel Bagés qué voy a decir, no digo nada, son el disco, en mayúsculas".

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