Georgia, paraíso para la huida

La película reconstruye un extraño suceso: en 1983 ocho hijos de las élites soviéticas secuestraron un avión con dramáticas consecuencias

Una imagen de 'Rehenes'.

Los periódicos occidentales daban cuenta el 23 de noviembre de 1983 de un "extraño" suceso. Cinco chicos y tres chicas, que viajaban de vacaciones tras la boda de dos de ellos, habían secuestrado un avión georgiano con dramáticas consecuencias: siete muertos, entre ellos uno de los raptores, apenas veinteañeros, y la detención del resto de jóvenes, todos ellos hijos de la élite intelectual del país, cuya supuesta intención era huir a Turquía.

Acallado durante días por las autoridades georgianas, y también por los medios de comunicación de la URSS, el ataque tiene una historia fascinante...

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REHENES

Dirección: Rezo Gigineishvili, .

Intérpretes: Merab Ninidze, Darejan Kharshiladze, Avto Makharavdze.

Género: político. Georgia, 2017.

Duración: 103 minutos.

Los periódicos occidentales daban cuenta el 23 de noviembre de 1983 de un "extraño" suceso. Cinco chicos y tres chicas, que viajaban de vacaciones tras la boda de dos de ellos, habían secuestrado un avión georgiano con dramáticas consecuencias: siete muertos, entre ellos uno de los raptores, apenas veinteañeros, y la detención del resto de jóvenes, todos ellos hijos de la élite intelectual del país, cuya supuesta intención era huir a Turquía.

Acallado durante días por las autoridades georgianas, y también por los medios de comunicación de la URSS, el ataque tiene una historia fascinante detrás, en lo individual y en lo colectivo. Un relato que ahora rescata otro joven, el director Rezo Gigineishvili, de 35 años (es decir, un año de edad cuando acaeció la masacre), con la intención de analizar tanto la situación social y política de esos insólitos criminales en su viaje de bodas, recluidos por el comunismo y su ausencia de libertad, como la lamentable gestión del suceso por parte de las autoridades de Tiflis.

Gigineishvili divide claramente en tres partes su relato. En la primera, jugando de forma muy efectiva con la fotografía (tonos marrón, sepia y verde oscuro para las secuencias protagonizadas por los personajes mayores o las autoridades; modulaciones azules y blancas para los instantes de fugaz libertad de los protagonistas, entre los discos prohibidos de los Beatles y las puntuales evasiones de amor y sexo), narra su día a día y los preparativos del secuestro. La segunda, la del avión, es seca y brutal, de una desmañada violencia, representada por el director sin exhibicionismo alguno. Y la tercera, quizá la más débil, con el juicio y las consecuencias.

"No me hables como si no tuvieses la oportunidad de ser feliz aquí", le viene a decir uno de los padres a su hijo, sin siquiera sospechar lo que preparaban para unos días después. Ser feliz aquí. En Georgia. En 1983. ¿Una cárcel o un paraíso? Gigineishvili no juzga, pero muestra la desesperación. También los efectos de esa angustia, los errores, la muerte de inocentes. Cine político para tiempos políticos.

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