CRÍTICA | BIG BOY

Tres golpes al aire

Una historia de amistad y boxeo, inspirada en el cine de Hollywood e interpretada por dos actores de una versatilidad física extraordinaria

Nada que no hayamos visto en el cine de Hollywood, pero interpretado con extraordinario virtuosismo. En Big Boy, historia de amistad y boxeo ambientada a principios del siglo XX, Mario Ruz Martínez y José Luis Montiel Chaves encarnan con versatilidad extraordinaria a dos púgiles, a sus preparadores, al árbitro del combate y al público que vitorea al ganador. En cuatro trazos maestros, definen un personaje, y en un instante apenas, ya están esbozando el siguiente. Son dos caricatos capaces de representar a un aviador, al biplano que pilota y a la bomba que arroja, todo ello a la vez....

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Nada que no hayamos visto en el cine de Hollywood, pero interpretado con extraordinario virtuosismo. En Big Boy, historia de amistad y boxeo ambientada a principios del siglo XX, Mario Ruz Martínez y José Luis Montiel Chaves encarnan con versatilidad extraordinaria a dos púgiles, a sus preparadores, al árbitro del combate y al público que vitorea al ganador. En cuatro trazos maestros, definen un personaje, y en un instante apenas, ya están esbozando el siguiente. Son dos caricatos capaces de representar a un aviador, al biplano que pilota y a la bomba que arroja, todo ello a la vez.

Bog Boy

Autores y directores: Mario Ruz Martínez, José Luis Montiel Chaves (intérpretes) y David Roldán Espejo. Madrid. Teatro Lara, todos los jueves de junio.

La voz del narrador, imita sin ironía las de los grandes dobladores del cine español, y la técnica narrativa remite a la de Más dura será la caída, El ídolo de barro o Toro salvaje: cuentan como quien, en vez de retratar la realidad, narra por inercia la versión de la realidad difundida persistentemente por la industria cinematográfica dominante. Dramatúrgicamente, se echa de menos en Big Boy un punto de vista propio y cierta profundidad de campo, pero los dos cómicos y David Roldán Espejo, coautor y codirector de la función, acaban conquistándonos con su agilísimo despliegue pantomímico: a escenario vacío, ambos actores y su codirector (fundadores de la compañía granadina Guantuguan) consiguen recrear desfiles de caballería, peleas de taberna, ambientes portuarios y claros en la jungla de asfalto, apoyándose tan solo en un bien ideado espacio sonoro. El público de entre semana les ovacionó, la mitad de él puesto en pie.

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