CRÍTICA | LAS ESTACIONES

La fuerza de lo salvaje

Un recorrido por parte de la historia de la humanidad a través del día a día y los cambios estacionales de algunos de los animales que han acompañado a la raza humana en el periplo

Entre los documentales de naturaleza que se han ido haciendo familiares en los cines a partir de la última década y media, quizá sean los del francés Jacques Perrin los que más recorrido informativo, comercial y artístico han logrado. En Nómadas del viento (2001) y Océanos (2009) se notaba el esfuerzo de producción, y por tanto de dinero; los medios tecnológicos y económicos necesarios para que la imprescindible paciencia que va unida a la filmación de este tipo de películas no ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Entre los documentales de naturaleza que se han ido haciendo familiares en los cines a partir de la última década y media, quizá sean los del francés Jacques Perrin los que más recorrido informativo, comercial y artístico han logrado. En Nómadas del viento (2001) y Océanos (2009) se notaba el esfuerzo de producción, y por tanto de dinero; los medios tecnológicos y económicos necesarios para que la imprescindible paciencia que va unida a la filmación de este tipo de películas no quedara a la intemperie.

LAS ESTACIONES

Dirección: Jacques Perrin, Jacques Cluzaud.

Narradora: Elena Anaya (en la versión original, voz de Jacques Perrin).

Género: documental. Francia, 2015.

Duración: 97 minutos.

Unas características que se repiten, aunque en un tono más didáctico y familiar, en su nueva obra, una vez más acompañado en la dirección por Jacques Cluzaud: Las estaciones, un recorrido por parte de la historia de la humanidad a través del día a día y los cambios estacionales de algunos de los animales que han acompañado a la raza humana en el periplo.

 Aunque la presencia de las personas, casi de soslayo, pero presencia al fin, otorgue un nuevo sentido al trabajo de Perrin y Cluzaud, e incluso lo lleve hasta una nueva dimensión de pensamiento, la película es tanto mejor cuanto más pura, cuanto menos explicativa, cuanto menos discursiva acerca de los destrozos de la raza humana, y cuanto menos interviene el lenguaje cinematográfico, sus leyes de puesta en escena, sus planos, contraplanos y planos detalle. Es en el plano fijo de un oso aburrido de la lluvia agazapado en una rama y, sobre todo, en los momentos donde el encuadre captura la fuerza de la naturaleza cuando Las estaciones lleva al espectador hasta el rictus de dolor o incluso hasta el miedo físico. Es en esas secuencias, con la más salvaje pelea entre caballos que se recuerde en una pantalla o con el hocico de un jabalí cazando ranas en una charca, donde la lucha por la vida, emocionante y atroz, te traspasa la piel.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Sobre la firma

Archivado En