Carla Morrison: “La banda sonora de ‘Amelie’ me cambió la vida”
La cantautora mexicana responde al carrusel de preguntas de este diario
La cantautora mexicana Carla Morrison (Tecate, 1986) ganó a los 24 años dos Grammy Latinos por su disco Déjenme llorar. Fue uno de los álbumes más vendidos en México en 2012 y con el que se convirtió en un fenómeno del pop alternativo. Con Amor supremo, su nueva producción, sigue la estela de las buenas sensaciones que dejó su trabajo anterior. Acaba de participar en el prestigioso ...
La cantautora mexicana Carla Morrison (Tecate, 1986) ganó a los 24 años dos Grammy Latinos por su disco Déjenme llorar. Fue uno de los álbumes más vendidos en México en 2012 y con el que se convirtió en un fenómeno del pop alternativo. Con Amor supremo, su nueva producción, sigue la estela de las buenas sensaciones que dejó su trabajo anterior. Acaba de participar en el prestigioso festival de Coachella, en EE UU.
¿Cuál es su rutina diaria para componer?
No tengo rutina para componer... la composición viene a mí naturalmente, cuando me hago una rutina de espacio y silencio... cuando me doy tiempo para conocer cosas nuevas, escuchar cosas nuevas, meditar, observar, viajar y observar el camino... cuando me doy tiempo para estar conmigo misma y escucharme, es cuando la melodía y la poesía nacen.
¿Qué snack come mientras trabaja?
Pues cambian mucho, depende de cómo siento lo que mi cuerpo me pide… Últimamente, por ejemplo, muchos pepinos con chile [picante] y limón.
¿Qué personaje musical se asemeja a usted?
Admiro mucho y me identifico mucho con Morrissey... Es un hombre triste, eternal hopless romantic, melancólico, guapo y solitario... Mucho de eso, es como soy yo.
¿Qué disco le cambió la vida?
La banda sonora de Amelie, por Yan Tiersen.
¿Con quién le gustaría sentarse en una fiesta?
Con Chris Hadfield, un astronauta que admiro ¡un buen!
Respecto a su trabajo, ¿de qué está más orgullosa?
La conciencia que he creado alrededor de lo crudo y real que es el sufrimiento por el amor a una persona mágica, que la gente se sienta consciente de que existe, duele y también se disfruta.
¿Qué cambiaría de usted misma?
Todos los días quiero cambiarme algo diferente, pero al final lo que cambiaría sería mi mente... Poder ser más relajada sería algo súper bonito.
¿Cuándo fue más feliz?
Cuando meditaba a diario… Lo he dejado un poco por tanto trabajo, pero mi idea es siempre tenerlo en mi vida.
¿Con quién le gustaría quedar atrapada en un ascensor?
Con Ryan Adams, para preguntarle muchas cosas sobre 1989.
¿La última música que descargó?
El disco El Mala Madre de Camila Moreno, es muy mágico.
¿Qué espacio de su casa es su favorito?
La sala de mi casa, porque tiene un balcón que da hacia un árbol enorme que me recuerda el milagro de la vida siempre que lo veo con tranquilidad.
¿En su nevera siempre hay…?
Crema batida y queso.
Si pudiera coleccionar el trabajo de algún artista, ¿de quién sería?
De Adriana Medina Ramírez.
¿Algún sitio que le inspira?
El mar…
¿A qué edad se dio cuenta de que quería ser músico?
A los dos años.
¿Qué es un buen fin de semana?
Acampar, o andar en bicicleta, o sacar a mis perritos a pasear; o estar frente al mar con música y mi moreno guapo.
¿Primera borrachera?
A los 14 años en un antro en Tijuana, me emborraché con cinco tragos de Sex on The Beach y luego solo recuerdo estar vomitando en la carretera. Luego recuerdo estar cantando Infinito de Bunbury y gritando fuera de la casa del chico que me gustaba, diciendo que lo amaba.
En una fiesta de disfraces, ¿de qué se disfrazaría?
De Stormtrooper [soldado de tropa de asalto de Star Wars].