CRÍTICA | EL PREGÓN

Visualización de la risa

No es la película que vaya a cambiar la historia de la comedia española, pero detrás de ella hay un profesional de la imagen

Desde la izquierda, Berto Romero, Jorge Sanz y Andreu Buenafuente, en la película.

Quizá sea el momento de preguntarse por qué hay comedias españolas que han trascendido a su tiempo y se han instalado en la categoría de clásicos. ¿Por su guion, sus réplicas, su ironía, sus chanzas, sus situaciones, su retrato de personajes y del tiempo que les tocó vivir? Desde luego. ¿Por la categoría de sus intérpretes, por su vis cómica? Clarísimo. Pero sobre todo porque todo eso lo filmaba un director con ideas de puesta en escena, que no se limitaba a plantar la cámara en cualquier sitio, que planificaba una coreografía de movimientos, en el interior del encuadre y desde el objetivo que...

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Quizá sea el momento de preguntarse por qué hay comedias españolas que han trascendido a su tiempo y se han instalado en la categoría de clásicos. ¿Por su guion, sus réplicas, su ironía, sus chanzas, sus situaciones, su retrato de personajes y del tiempo que les tocó vivir? Desde luego. ¿Por la categoría de sus intérpretes, por su vis cómica? Clarísimo. Pero sobre todo porque todo eso lo filmaba un director con ideas de puesta en escena, que no se limitaba a plantar la cámara en cualquier sitio, que planificaba una coreografía de movimientos, en el interior del encuadre y desde el objetivo que los rodaba, que pensaba en el tempo de la comedia, en cuándo se debe (o no) cambiar de plano o continuar con el mismo para no enturbiar el gag, en cuánto tarda un actor en dar la réplica, en la pausa y en la velocidad, en no gritarlo todo, sino en gritar lo imprescindible y en decir como si nada lo demás.

EL PREGÓN

Dirección: Dani de la Orden.

Intérpretes: Andreu Buenafuente, Berto Romero, Belén Cuesta, Jorge Sanz.

Género: comedia. España, 2016.

Duración: 85 minutos.

El pregón no es la película que vaya a cambiar la historia de la comedia española en antes y después. Pero detrás de ella hay un profesional de la imagen, un director que se preocupa no solo por la risa sino también por la imagen, que engrandece lo que hay en el guión. La gran diferencia entre algunas películas escritas por Pedro Masó y su equipo de guionistas, pero dirigidas por cualquiera, y Atraco a las tres es que ésta tenía la puesta en escena de José María Forqué. La gran diferencia entre Tenemos que hablar, obra de posibilidades malogradas estrenada hace apenas cuatro semanas, y El pregón, aunque ambas estén escritas por los mismos guionistas, David Serrano y Diego San José, es que esta la dirige Dani de la Orden, el creador de la saga Barcelona, noche de..., técnica y narrativamente impecable. Una película, en la línea de ahondamiento en el estereotipo español de la saga 8 apellidos, en la que San José tanto tiene que ver, aquí con un par de juguetes rotos de la música que vuelven a su pueblo para recitar el discurso de las fiestas y toparse con una serie de situaciones bien reconocibles y graduadas, a la que quizá solo se pueda acusar, como a la mayoría de las comedias españolas actuales, de demasiado amable.

Con Berto Romero y Andreu Buenafuente como perfectos anfitriones, casi a lo Stan Laurel y Oliver Hardy en sus composiciones gestuales, El pregón es comedia popular que apunta un camino a seguir: el de la artesanía de la cámara.

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