CRÍTICA | CHAPLIN XXL

Un alérgico compró todas las flores

Óskar Redondo y Nacho Marraco recrean libre pero fielmente el universo de Charlot

Momento de la obra que emula la película 'El gran dictador'.

Antes que estrella de la pantalla, Chaplin fue un gran cómico de music hall y protagonista de muchas pantomimas silentes de la compañía británica de Fred Karno, que nutrió de actores gestuales al primer cine mudo estadounidense: su sustituto en aquella banda era un tal Stan Laurel. Entonces, la pantomima era un género popularísimo internacionalmente: en Barcelona, se construyó un teatro de 3.000 localidades para Els Onofri, familia de mimos de origen italomarsellés. Como este y otros géneros casi han desaparecido de España ante el auge de un realismo cada vez más parecido al que reina...

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Antes que estrella de la pantalla, Chaplin fue un gran cómico de music hall y protagonista de muchas pantomimas silentes de la compañía británica de Fred Karno, que nutrió de actores gestuales al primer cine mudo estadounidense: su sustituto en aquella banda era un tal Stan Laurel. Entonces, la pantomima era un género popularísimo internacionalmente: en Barcelona, se construyó un teatro de 3.000 localidades para Els Onofri, familia de mimos de origen italomarsellés. Como este y otros géneros casi han desaparecido de España ante el auge de un realismo cada vez más parecido al que reina teocráticamente en la pequeña pantalla, resulta una sorpresa dos veces grata este Chaplin XXL, con el que Óskar Redondo y Nacho Marraco recrean libre pero fielmente el universo de Charlot.

Utilizando fragmentos de películas archiconocidas (Luces de la ciudad y El gran dictador, entre ellas), Marraco y Redondo tejen un renovado hilo argumental que permite al extraordinario intérprete reinventar el amplísimo repertorio de gestos y de tics chaplinescos, sin repetir ninguno, en un trabajo exhaustivo, ejecutado con facilidad y ligereza. Dicen que Charlot quedó segundo en un concurso de imitadores suyos: a Redondo, que incorpora los saltos de fotograma en su actuación, hubiera tenido que disputarle ese puesto. Maya Reyes le imprime al personaje de Lo Eterno Femenino la languidez de las protagonistas chaplinescas, Albert Roca reproduce con eficacia toda la paleta de secundarios y Nacho de Lucas, teclista de Asfalto, pone impronta artística a un acompañamiento musical del que me quedo con el pasaje donde, sobre el surco rítmico de una gnossienne, va sembrando la melodía de La Violetera. El público conocedor, se divirtió con la revisión del personaje; el más joven, lo descubrió con gusto.

CHAPLIN XXL

Autores: Óskar Redondo y Nacho Marraco.

Intérpretes: Ó. Redondo, C. Morey y A. Roca.

Pianista: Nacho de Lucas.

Dirección: N. Marraco y Carles Castillo.

Madrid. Teatro Alfil, los domingos hasta el 24 de abril.

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