CORRIENTES Y DESAHOGOS

Se lleva el luto esta temporada

El negro se lleva siempre. Y más ahora que nunca, puesto que artistas, directores de cine, peluqueros y chefs se visten de negro. Arte y negro parecen unidos como indicio de que el color decide y el negro es todavía algo por decidir.

Custo Barcelona, la marca española más veterana en la Semana de la Moda de Nueva York, se hizo admirar por sus estrechas combinaciones de colores y brillos. Este año, sin embargo, su colección se llamó Reborn (Volver a nacer) y viene a ser una revisión tectónica que tiene al hilo negro como hil...

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El negro se lleva siempre. Y más ahora que nunca, puesto que artistas, directores de cine, peluqueros y chefs se visten de negro. Arte y negro parecen unidos como indicio de que el color decide y el negro es todavía algo por decidir.

Custo Barcelona, la marca española más veterana en la Semana de la Moda de Nueva York, se hizo admirar por sus estrechas combinaciones de colores y brillos. Este año, sin embargo, su colección se llamó Reborn (Volver a nacer) y viene a ser una revisión tectónica que tiene al hilo negro como hilo conductor. Nacer desde un cordón umbilical negro, desde las semillas del diablo y hasta la fosca situación actual es igual a la realidad de los refugiados negros, los atavíos del estado islámico, el ahumado porvenir económico y las guerras frías carbonizadas bajo el volcán.

En realidad, si el paso del siglo XIX al XX estuvo vivamente interesado por el desarrollo tecnológico, las ideas revolucionarias y las salidas de sol, el siglo XXI ha asumido el rompecabezas del I+D+i y su espíritu se ha configurado como un menú que teme al ébola, al zika, a la recesión y al colesterol.

"El negro es elegancia y luto a la vez. Es sutileza y duelo"

Sería ahora impensable el nacimiento de corrientes y vanguardias candentes porque hasta los partidos han eliminado el rojo de sus enseñas y el más izquierdista de los españoles se ha vestido tristemente de morado.

Podría suceder lo más inesperado pero, exceptuando el teatro llameante del Apocalipsis de San Juan, el patio de butacas está ocupado por espectadores aterrados. Espectadores de los trasplantes de caras o de la pavorosa rueda de las ondas gravitacionales. Rostros de espanto y agujeros negros.

Visto, además, desde otro ángulo, el talante de la época se define también porque la novedad ha perdido, como en la moda, intensidad cromática. Incluso cuando se habla de innovar, hacerlo es ya convertirse en viejo (de ahí el Reborn) y constatar que este tiempo es más penoso y barato. Así son de baratos los productos del mercado, así son las personas o los artefactos que nos rodean, nos aman o los amamos como suplementos.

¿Suplementos de Cultura? ¿Suplementos de Viajes? ¿Suplementos vitamínicos? Toda vitamina y oligoelemento es pertinente dada la magnitud de los problemas. Migratorios, energéticos, bélicos, políticos.

El negro es elegancia y luto a la vez. Es sutileza y duelo. La falacia institucional y su cara criminal trata hoy de encubrirse toscamente con una bisutería teórica, ecológica, animalista pero todos sabemos la verdad de esa artimaña. Lo negro lo confunde todo, incluido el montón de corrupción y la pesada moda de la novela negra.

¿El arcoíris? Esta temporada, en el horizonte, se lleva el luto. Todavía no llueven cenizas, pero en el cielo borrascoso de la época ha prendido con fuerza la gran hoguera de la destrucción y el mal.

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