Arca, una realidad aumentada

El venezolano se ha convertido en uno de los personajes de la nueva electrónica

Siempre ha dicho que lo que él hace es pop. Aunque lo que suene en nuestro equipo no tenga nada que ver con el pop vitaminado que podamos imaginar. En todo caso, su sonido, no se encuentra tan alejado de la imagen hipertecnificada y caótica del presente de muchas urbes, con baterías ralentizadas, breaks rotos y voces alucinógenas. Porque así suena la breve obra de Arca, un joven venezolano de 25 años, cuyo nombre real Alejandro Ghersi; quien se ha convertido en menos de cuatro años en ...

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Siempre ha dicho que lo que él hace es pop. Aunque lo que suene en nuestro equipo no tenga nada que ver con el pop vitaminado que podamos imaginar. En todo caso, su sonido, no se encuentra tan alejado de la imagen hipertecnificada y caótica del presente de muchas urbes, con baterías ralentizadas, breaks rotos y voces alucinógenas. Porque así suena la breve obra de Arca, un joven venezolano de 25 años, cuyo nombre real Alejandro Ghersi; quien se ha convertido en menos de cuatro años en uno de las personajes de la nueva electrónica.

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Todo comenzaría en 2012, cuando se dio a conocer con tres EPs —Baron Libre, Stretch 1 y Stretch 2—, que sorprendieron a unos pocos aventajados. Aquellos trabajos, de sonido inspirador y bases industriales, ya dejaban ver un tipo de acercamiento nada convencional: beats perturbadores, melodías desestructuradas y ecos digitales del pasado más inmediato. Un manifiesto sonoro que no andaba lejos del de otros productores cercanos a conceptos como la hauntología o la hipnagogia, una revisión del pasado desde el presente de ciertas músicas como el ambient. Al rescate llegaría el sello neoyorkino UNO, cuna de otro tipo de inclasificables como Mykki Blanco o Fatima Al Qadiri.

Aquellas grabaciones llegaron a oidos de un atento Kanye West, quien le tendería la mano para colaborar en su impresionante Yeezeus, de 2013, un disco repleto de viejos y nuevos productores, de Daft Punk y Rick Rubin a Hudson Mohawke y Gesaffelstein; y donde el trabajo de Arca se apreciaba levemente en algunos de los temas más oscuros. Así, sin destacar demasiado entre tanta figura, Gershi continuaría su camino, impredecible, contradictorio y turbio.

Ese mismo año aparecieron sus colaboraciones más interesantes. Un tema con el performer queer Mykki Blanco y una producción para el segundo EP de FKA Twigs harían ver que su trabajo seguía avanzando por los mismos parámetros. Water Me, de FKA Twigs, sería el tema que necesitaba Ghersi para relucir entre tanto beatmaker de dormitorio.

Sin embargo, será su mixtape &&&&&, que contendrá 13 temas nuevos, la que se moverá en los círculos más distinguidos del momento, de esta manera llegará a Bjork, quien le invitará a participar en Vulnicura, el noveno álbum de la islandesa. Si acaso, su disco más sentido y bello de los últimos años. Junto a ella saldrá de gira en algunas fechas y le expondrá por fin ante un público deseoso de escucharle en directo.

Xen, junto a la imagen visual de Jesse Kanda, su fiel colaborador, le mostrará como un verdadero transgresor, a la vanguardia de todo lo que se estaba realizando. Un primer álbum que tomaba como base el IDM de los noventa y lo empujaba hacia el futuro. La labor gráfica de Kanda, además, le acercará a un mundo gótico y lleno de deformidades. Una representación que lleva a su terreno, el de la teoría de género, en videos como Xen o Thievery.

Aquel disco permitirá ver en directo a Arca junto a Kanda por primera vez. Su actuación en el SonarHall del año pasado quedará como uno de los grandes momentos de todos los tiempos del festival. Con un andrógino Ghersi estremeciéndose sobre unas botas de plataforma, mientras se agitaba entre el público a ritmo de bases desencajadas. Una música atronadora, que constantemente avanzaba, pero también se interrumpía. Definitivamente estábamos ante algo realmente impactante.

Tras ese live Arca no ha parado un solo momento. Un nuevo disco, Mutant, aún más atractivo y novedoso. Atenuando la carga de malestar y abstracción de sus obras precedentes. Sus colaboraciones se han multiplicado en estos últimos meses: Hood By Air (la firma de ropa), Kelela (la nueva diva del r’n’b) o Babyfather (el proyecto que acaba de alumbrar Dean Blunt, en el sello Hyperdub), son solo algunas. En definitiva, un artista con múltiples campos aún por explorar, pero con una capacidad asombrosa para mostrar este presente tan distante y oscuro que hay a nuestro alrededor.

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