CRÍTICA | EMBARAZADOS

Sentimientos ‘in vitro’

Cuanto más despendolada se hace la película, menos resulta

Alexandra Jiménez y Paco León, en 'Embarazados'.

Casi seis años después de su debut, la notable Planes para mañana, Juana Macías tiene nueva película, Embarazados, con un decidido viraje desde el drama de autor hasta la comedia dramática de intenciones más comerciales. Una opción quizá más complaciente pero seguramente inevitable en los tiempos que corren. Pero una opción que queda por debajo de las expectativas creadas con aquel estiloso primer apunte por trasladar a la pantalla las emociones y las soledades de la joven mujer contemporánea.

En Embarazados sigue habiendo plena contemporaneidad: en los trabaj...

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Casi seis años después de su debut, la notable Planes para mañana, Juana Macías tiene nueva película, Embarazados, con un decidido viraje desde el drama de autor hasta la comedia dramática de intenciones más comerciales. Una opción quizá más complaciente pero seguramente inevitable en los tiempos que corren. Pero una opción que queda por debajo de las expectativas creadas con aquel estiloso primer apunte por trasladar a la pantalla las emociones y las soledades de la joven mujer contemporánea.

EMBARAZADOS

Dirección: Juana Macías.

Intérpretes: Paco León, Alexandra Jiménez, Ernesto Sevilla, Karra Elejalde, Elisa Mouliaá.

Género: comedia. España, 2016.

Duración: 100 minutos.

En Embarazados sigue habiendo plena contemporaneidad: en los trabajos, en las actitudes, en las ilusiones, en las conversaciones, sobre todo alrededor del gran tema de la película, las dificultades de las mujeres cerca de los cuarenta para alcanzar un acuerdo con la pareja en el tema de la procreación y, llegados a este punto, a lograrlo desde el punto de vista más físico. Pero hablar de asuntos muy modernos no significa que no acabes siendo costumbrista en el mal sentido de la palabra, que abarques sin apretar, que las críticas carezcan de filo. Cuanto más despendolada se hace la película, menos resulta, sobre todo porque no hay gracia en ese descontrol (la teta como metralleta de maternidad; la descripción de la noche de amor con la joven sexy). Y sin embargo, casi de forma sorprendente, la película encuentra sus mejores momentos en el drama, en la discusión, en el problema verdadero y no en la tontería insustancial, comandados por la verdad que desprenden esos textos y la magnífica actriz que es Alexandra Jiménez.

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