La pareja dispareja

Una comedia rápida, ágil, bien dialogada, sobre la recurrencia de los fracasos amorosos y la confianza en que la próxima vez irá mejor. Sus protagonistas buscan compañía en páginas de contactos, a pesar de que se han acostumbrado a estar solos. Con agudo sentido del humor y en un tono festivo con regusto amargo, Marta Buchaca, su autora, sitúa su encuentro en una tienda de telefonía, para subrayar que la tecnología y las redes apenas sirven de lenitivo en una sociedad donde el contacto físico con seres queridos es cada vez más menguado y la comunicación de los afectos, superficial.

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Una comedia rápida, ágil, bien dialogada, sobre la recurrencia de los fracasos amorosos y la confianza en que la próxima vez irá mejor. Sus protagonistas buscan compañía en páginas de contactos, a pesar de que se han acostumbrado a estar solos. Con agudo sentido del humor y en un tono festivo con regusto amargo, Marta Buchaca, su autora, sitúa su encuentro en una tienda de telefonía, para subrayar que la tecnología y las redes apenas sirven de lenitivo en una sociedad donde el contacto físico con seres queridos es cada vez más menguado y la comunicación de los afectos, superficial.

La autora diagnostica bien el problema y atina en el retrato de costumbres, anhelos y temores de esos dos protagonistas tan divertidos y representativos. Pero quienes consiguen que simpaticemos con ellos de veras y en pocos golpes de vista son María Pujalte, en el papel de la mujer que no ha conseguido amarrar una pareja en su vida, y Vicente Romero, el cuarentón calculador, neurótico y abandonado. Ambos conectan de miedo, entre sí y con el público, y van erigiendo con ligereza la limpia arquitectura de gags que les pintó sobre plano la autora. La Pujalte consigue que su personaje nos resulte familiarmente tierno y divertido, mientras Romero nos sorprende con su vis cómica. El final feliz, parece forzado para amarrar el éxito comercial.