Naturalidad sin imposturas

Componer una película cuyos protagonistas son cuatro miembros de una familia de los que tres de ellos son sordomudos bien merece una oportunidad. Sobre todo porque, en principio, el mecanismo parece completamente alejado de la esencia del lenguaje del cine si la historia se llena de diálogos, y La familia Bélier, quinto largo del francés Eric Lartigau, hasta ahora inédito en España, está repleta de conversaciones. Por lo tanto, o la imagen se llena de subtítulos que traducen al espectador el lenguaje de los sordos, o se repiten las frases por parte de los roles sin dificultades en su ...

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Componer una película cuyos protagonistas son cuatro miembros de una familia de los que tres de ellos son sordomudos bien merece una oportunidad. Sobre todo porque, en principio, el mecanismo parece completamente alejado de la esencia del lenguaje del cine si la historia se llena de diálogos, y La familia Bélier, quinto largo del francés Eric Lartigau, hasta ahora inédito en España, está repleta de conversaciones. Por lo tanto, o la imagen se llena de subtítulos que traducen al espectador el lenguaje de los sordos, o se repiten las frases por parte de los roles sin dificultades en su capacidad auditiva y vocal para traducir, con lo que la acción se ralentiza. Una apuesta casi suicida que Lartigau soluciona con sencillez, simpatía, naturalidad, emoción, humor y humanismo, ayudado por unos magníficos intérpretes que hacen suyos unos personajes adorables, en sus virtudes y sus defectos.

LA FAMILIA BÉLIER

Dirección: Eric Lartigau.

Intérpretes: Louane Emera, François Damiens, Karin Viard, Eric Elmosnino, Roxane Duran.

Género: comedia. Francia, 2014.

Duración: 106 minutos.

Comedia de campiña francesa, con sus vacas y sus quesos, aderezada de unas gotas de screwball comedy americana a lo Preston Sturges, con esos pueblos donde todo dios se conoce, La familia Bélier se asienta en un conflicto principal fascinante: el hecho de que la hija adolescente, la única que puede hablar y oír, resulta ser una superdotada para el canto, talento que sus consanguíneos no pueden ni entender ni admirar. De modo que esa mezcla de originalidad y de valentía se alza por encima de una puesta en escena más bien tosca y de un concepto, el de "comedia más vista en Francia", normalmente para echarse a temblar. Por una vez sus siete millones de espectadores parecen justificados en una naturalidad sin imposturas.

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