CRÍTICA | BETIBÚ

‘Conspiranoico’ argentino

Poder, corrupción y miedo conforman el engranaje natural de un relato bien graduado en 'Betibú'

De izquierda a derecha, Daniel Fanego, Mercedes Morán y Alberto Ammann, en un fotograma de 'Betibú'.

Mezcla de los términos conspiración y paranoico, el subgénero conspiranoico vivió su fulgor en los Estados Unidos de finales de los sesenta y principios de los setenta, en el seno de una sociedad afectada, e infestada, por los entresijos del poder y los mecanismos del miedo: Vietnam, la Guerra Fría, los asesinatos políticos, el (anti)comunismo, el racismo... Una serie de películas, y de historias reales, basadas en múltiples ramificaciones que acababan afectando no sólo a gobiernos y ciudadanos sino también a los medios de comunicación, con las que tiene bastante que ver la argentinoe...

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Mezcla de los términos conspiración y paranoico, el subgénero conspiranoico vivió su fulgor en los Estados Unidos de finales de los sesenta y principios de los setenta, en el seno de una sociedad afectada, e infestada, por los entresijos del poder y los mecanismos del miedo: Vietnam, la Guerra Fría, los asesinatos políticos, el (anti)comunismo, el racismo... Una serie de películas, y de historias reales, basadas en múltiples ramificaciones que acababan afectando no sólo a gobiernos y ciudadanos sino también a los medios de comunicación, con las que tiene bastante que ver la argentinoespañola Betibú, una de esas intrigas policiales con periodistas y no con comisarios como protagonistas, que beben de aquella fuente conspiranoica de Hollywood para recoger parte de lo mejor de un relato bien contado sobre los atolladeros del dominio.

Basada en la novela homónima de Claudia Piñeiro, Betibú (quizá lo peor sea su título) sigue las investigaciones periodísticas de una serie de muertes en apariencia accidentales que, sin embargo, parecen encajar en el puzle de una fotografía que puede otorgar todas las respuestas, casi a la manera de La caja de música, de Costa-Gavras. Poder, corrupción y miedo conforman así el engranaje natural de un relato bien graduado que hunde parte de sus raíces en sendas tramas esenciales de dos de aquellos enigmas conspiranoicos: Los tres días del cóndor, de Sydney Pollack, y El último testigo, de Alan J. Pakula. En su segunda película, Miguel Cohan, su director, que ya había demostrado en la potente Sin retorno (2010) su buena mano con el thriller político social, compone así una obra asentada en el entretenimiento que, sin inventar nada (ni lo pretende), también descubre las huellas de las manos que quizá dominen el mundo.

BETIBÚ

Dirección: Miguel Cohan.

Intérpretes: Mercedes Morán, Daniel Fanego, Alberto Ammán, José Coronado, Lito Cruz.

Género: intriga. Argentina, 2014.

Duración: 100 minutos.

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