crítica | ciudad delirio

La salsa de la vida

El relato es tan académico en su desarrollo y en sus personajes como en su puesta en escena,

Fotograma de 'Ciudad delirio'

Baile, contexto intercultural y anhelo personal. Parecen tres elementos cogidos al azar, con poco que ver entre ellos, pero, unidos en un relato donde el romance siempre comanda la mezcla de géneros, han acabado conformando casi un subgénero en la última década y media. Un subgénero, el del encuentro del lugar en el mundo a través del movimiento de caderas y el flujo entre distintas clases sociales y culturas, que a fuerza de repetición se ha convertido en un cliché. Y un cliché del que tira con cierta profesionalidad pero sin fuerza alguna Chus Gutiérrez en la inane Ciudad delirio, a...

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Baile, contexto intercultural y anhelo personal. Parecen tres elementos cogidos al azar, con poco que ver entre ellos, pero, unidos en un relato donde el romance siempre comanda la mezcla de géneros, han acabado conformando casi un subgénero en la última década y media. Un subgénero, el del encuentro del lugar en el mundo a través del movimiento de caderas y el flujo entre distintas clases sociales y culturas, que a fuerza de repetición se ha convertido en un cliché. Y un cliché del que tira con cierta profesionalidad pero sin fuerza alguna Chus Gutiérrez en la inane Ciudad delirio, ambientada casi exclusivamente en Cali, salvo un brevísimo receso en Madrid, en la que un aburrido médico español encuentra su oasis particular al lado de una bailarina de salsa.

Suena poco apasionante y en realidad lo es, pero el que haya visto el cartel promocional que se olvide de él porque la película no es tan mala como las vibraciones emocionales asesinas que desprende su diseño. En la línea de los dos Shall we dance?, la versión japonesa y la de Hollywood, el relato es tan académico en su desarrollo y en sus personajes como en su puesta en escena, con esos travelling circulares con steady durante los besos, las grúas y los planos cenitales presuntamente espectaculares. Gutiérrez, tras una irregular carrera de vaivenes entre la comedia generacional y el cine social más ramplón, no ha conseguido irradiar la verdad que sí desprendía su anterior trabajo, la infravalorada Retorno a Hansala (2008), donde, ahí sí, cogía el pulso al choque cultural sin tener que pasar por encima de las problemáticas con demasiadas ganas de agradar. Que la capital de Colombia sea el paraíso y la de España un infierno puede ser más o menos cierto u opinable, pero retratar el contraste con un montaje de bellas sonrisas de los niños de Cali y un atasco en la M-30 madrileña, con pelea afectiva en el coche incluida, es simplemente un brochazo.

CIUDAD DELIRIO

Dirección: Chus Gutiérrez.

Intérpretes: Julián Villagrán, Carolina Ramírez, Ingrid Rubio, Jorge Herrera, John Álex Castillo.

Género: romance. España, 2014.

Duración: 100 minutos.

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