OBITUARIO

Jakob Arjouni, maestro alemán de la novela negra

Manuel Vázquez Montalbán le contaba entre los autores más interesantes del género

Jakob Arjouni, escritor alemán, en 2000.ULF ANDERSEN (GETTY )

Jakob Arjouni tenía 21 años cuando inventó al detective privado Kemal Kayankaya en 1985 para su novela Happy birthday, turco (Ediciones B, 1998). La directora Doris Dörrie lo llevó al cine en 1991, un año antes de que Arjouni obtuviera el Premio Alemán de Novela Negra. Kayankaya y sus pesquisas entre las callejuelas de la estación de ferrocarril y las rutilantes torres financieras de Fráncfort encontraron el éxito desde aquella primera historia en la que tiene que resolver el misterio de la muerte de un turco, acaecida en un burdel. El detective de nombre anatolio, que ni habla turco ...

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Jakob Arjouni tenía 21 años cuando inventó al detective privado Kemal Kayankaya en 1985 para su novela Happy birthday, turco (Ediciones B, 1998). La directora Doris Dörrie lo llevó al cine en 1991, un año antes de que Arjouni obtuviera el Premio Alemán de Novela Negra. Kayankaya y sus pesquisas entre las callejuelas de la estación de ferrocarril y las rutilantes torres financieras de Fráncfort encontraron el éxito desde aquella primera historia en la que tiene que resolver el misterio de la muerte de un turco, acaecida en un burdel. El detective de nombre anatolio, que ni habla turco ni sabe gran cosa del país de sus antepasados inmigrantes, aparece como un Philip Marlowe de Hessen: cínico, lúcido, elegante y borracho. En 2012 apareció su quinta aventura, Bruder Kemal (Hermano Kemal), donde demuestra que va cambiando con los tiempos: a sus 53 años, el narrador en primera persona tiene novia, ha dejado de fumar, bebe (con moderación) más vino que cerveza y va en bicicleta. Se mete en una doble trama detectivesca en la que aparecen islamistas.

Entre los admiradores del detective del Meno estaba Manuel Vázquez Montalbán, que describió a Arjouni como “uno de los autores más interesantes de la novela criminal contemporánea”. La contraportada de Más cerveza (Virus, 1996) cita a Montalbán asegurando que Arjouni “pertenece a la raza de escritores responsables de que la novela negra nos ayude a descubrir el desorden político y social que la hace posible y necesaria”.

Lo mismo que su detective de ascendencia turca, Arjouni nació en Fráncfort del Meno. Fue en 1964. Su padre era el dramaturgo hamburgués Hans Günter Michelsen. Su nombre de soltero era Jakob Michelsen, pero adoptó el apellido de su primera esposa Kadisha Arjouni. Dejó sus estudios para dedicarse a la literatura. En algunos apuntes autobiográficos cita como influencia las novelas de detectives de Dashiel Hammet y sus propias experiencias en los barrios canallescos de Fráncfort, adonde iba mucho de adolescente “para jugar al billar”. A los 22 años se mudó a Berlín para estudiar Arte Dramático: “Abandono raudo”. Después se matriculó en la Universidad Libre de Berlín, que plantó “aún más rápido”. Explicó que encontró su “oficio” al escribir Un hombre, un asesinato (1991), que es la tercera parte de las aventuras de Kayankaya.

Los críticos han destacado el humor negro y la sátira social en todas las novelas de Arjouni, no solo las de detectives. También, por ejemplo, en Cherryman jagt mr. White (Cerezoman caza a mr. White, 2011), donde mezcla realismo y fantasía en una historia violenta de neonazis que transcurre en el este profundo de Alemania. Es de lectura obligatoria en algunos cursos de bachillerato. En la novela Hausaufgaben (Deberes, 2004), Arjouni cuenta la tragedia de un profesor de colegio cuya vida personal se descompone envuelta en un apariencia de normalidad. Publicó 10 novelas, dos libros de cuentos y tres obras de teatro antes de fallecer de cáncer, a mediados del mes pasado, en Berlín.

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