Barenboim: “La cancelación en la Plaza Mayor de Madrid no fue muy elegante”

La orquesta West-Eastern Divan compuesta por palestinos e israelíes recala en Sevilla Durante su periplo europeo interpretarán las nueve sinfonías de Beethoven

Daniel Barenboim dirige su orquesta en Castel Gandolfo ante el PapaAFP

Daniel Barenboim aparece en la recepción de un hotel madrileño ataviado con traje blanco impoluto sobre camisa azul turquesa. Si la indumentaria recuerda al Hannibal Lecter de Anthony Hopkins suelto por Florencia en la secuela de El silencio de los corderos, las sombras que cubren su cara por culpa de la luz artificial, poco ayudan a conferirle un aspecto más amable. Pero su afición por los puros lo empuja a buscar un sitio más distendido para charlar, donde la luz del sol le devuelve su semblante más venerable y natural.

Lo que debía haber sido la presentación...

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Daniel Barenboim aparece en la recepción de un hotel madrileño ataviado con traje blanco impoluto sobre camisa azul turquesa. Si la indumentaria recuerda al Hannibal Lecter de Anthony Hopkins suelto por Florencia en la secuela de El silencio de los corderos, las sombras que cubren su cara por culpa de la luz artificial, poco ayudan a conferirle un aspecto más amable. Pero su afición por los puros lo empuja a buscar un sitio más distendido para charlar, donde la luz del sol le devuelve su semblante más venerable y natural.

Lo que debía haber sido la presentación del concierto de la orquesta que dirige, la West-Eastern Divan, en Madrid, y que tenía previsto haberse celebrado estos días en la Plaza Mayor como venía siendo tradición, ha quedado deslucido por la cancelación del evento debido a motivos económicos. "Nunca hubo una discusión sobre si el concierto podría haberse hecho de una forma que no costase tanto. Directamente se canceló. No fue algo ni muy inteligente ni muy elegante", se lamenta el director.

En su caso, la condición de maestro se puede extrapolar a una verdadera actitud vital. Su búsqueda de la concordia le ha llevado por terrenos accidentados, pero él defiende la riqueza de esta aventura. Barenboim fundó la orquesta Divan junto al escritor palestino Edward Said en 1999. La idea consistía en reunir en un mismo proyecto a jóvenes árabes y judíos, fomentando el entendimiento entre esas dos culturas, especialmente entre palestinos e israelíes. "Este proyecto me ha enseñado que existe la posibilidad de aceptar el narrativo del otro estando en desacuerdo total con él".

Ahora, esta joven pero profesionalizada orquesta presenta en cinco ciudades europeas una selección de las nueve sinfonías de Beethoven. Una de las paradas será Sevilla, donde mañana interpretará la primera, la segunda y la octava sinfonía. "Si le preguntas a personas que piensan que no tienen una inclinación musical a quién conocen, ellos dicen: Beethoven", explica dando a entender los motivos por los que han elegido al compositor alemán para su tournée veraniega.

Pocas veces sus brazos dibujan algún ademán -solo cuando realiza un comentario enérgico- que transporta la imaginación a los movimientos que se le suponen delante de su orquesta.

Este proyecto me ha enseñado que existe la posibilidad de aceptar el narrativo del otro estando en desacuerdo total con él

Para el maestro nacido en Argentina, Beethoven ha sido la columna vertebral del desarrollo de su orquesta “por la simple razón de que tiene todo: es dramático, es lírico, es épico; su música es de todo menos una cosa: coqueta. No tiene nada de superficial".

Pero en un escenario así, una persona que ha sonado en las quinielas del premio Nobel de la Paz, no muestra reparo alguno en abordar cualquier tema que se le ponga por delante, por comprometido que sea y aunque no tenga demasiado que ver con los motivos meramente musicales de la visita. Y si además se junta el factor de que su visita llega justo después de que las medidas para luchar contra la crisis se hayan cebado con la cultura, la cuestión de este sacrificio se torna ineludible. “Los políticos no piensan que la cultura sea indispensable. Hay pocos que se interesen por la música”.

Al maestro no le interesa representar un escenario maniqueo en su visión de la crisis económica echando todas las culpas a gobiernos e instituciones, quizás por la distancia y la perspectiva que le confieren todas las nacionalidades que ha ido coleccionando a lo largo de su vida. “Hay que ver quién es responsable por el estado de las cosas. ¿Es la sociedad?, ¿son los individuos?, ¿la clase política?, ¿un partido?, ¿o un poco de todo eso?” Pero cuando de lo que se habla es de música sí que arremete contra las instituciones. “Los políticos que generalmente no entienden nada de todo esto dicen que no hay educación musical porque es elitista. Es la mentira más grande del mundo”.  

El colofón de este tour serán cinco fechas seguidas en las BBC Proms del Royal Albert Hall de Londres, donde la orquesta Divan interpretará las nueve sinfonías, a razón de una media de dos por día. A sus casi 70 años, el compositor no se limita a realizar las presentaciones en vivo. También publica una grabación de todas las piezas en una antología con el nombre de Beethoven for all.

Cuando se le pregunta a qué se refiere exactamente con ese para todos, lo ilustra con una anécdota que también sirve como advertencia de los peligros de un nacionalismo mal entendido: "Hay una orquesta sinfónica en África bastante emocionante. Vi una entrevista en la televisión de Berlín a uno o dos músicos de la orquesta, y el señor que hacía la entrevista le preguntó al músico si no sería más lógico que la orquesta tocase música de su país. Su música y no nuestro Beethoven. Y este músico africano le respondió: Beethoven nació en Alemania, vivió en Alemania y todo lo que usted quiera, pero la música que escribió es para todos. Y eso nos habla a nosotros en África no menos que a usted en Alemania".

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