Los investigadores sospechan que solo el electricista sabía del robo del Códice

La investigación se centra ahora en saber si el dinero procede todo de robos en el templo o de otras actividades del electricista

La esposa del presunto ladrón del Códice, Remedios Nieto, de blanco y con gafas de sol, abandonando ayer la cárcel de TeixeiroOSCAR CORRAL (EFE)

En libertad condicional —porque el instructor de la causa aún debe dirimir su participación en un presunto delito de blanqueo de capitales y otros de vulneración de la intimidad relacionados con correspondencia de terceras personas que estaba en su poder— salió ayer a media tarde de la prisión de Teixeiro Manuela Remedios Nieto Mayo, la esposa del electricista y principal sospechoso del robo del Códice Calixtino, Manuel Fernández Castiñeiras. El au...

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En libertad condicional —porque el instructor de la causa aún debe dirimir su participación en un presunto delito de blanqueo de capitales y otros de vulneración de la intimidad relacionados con correspondencia de terceras personas que estaba en su poder— salió ayer a media tarde de la prisión de Teixeiro Manuela Remedios Nieto Mayo, la esposa del electricista y principal sospechoso del robo del Códice Calixtino, Manuel Fernández Castiñeiras. El auto lo había dictado horas antes el juez José Antonio Vázquez Táin a la vista de que ya no hay riesgo de que esconda la maleta con 600.000 euros que durante todo el fin de semana buscó la policía en las propiedades de la familia.

Fuentes próximas a la investigación sospechan que ni la mujer ni el hijo del principal imputado en este caso tenían conocimiento del robo del códice y tratan de evaluar ahora si estaban al tanto de las presuntas sustracciones de dinero que según sospechan los agentes efectuó Manuel Fernández durante años hasta reunir los casi dos millones de euros en billetes que almacenaba en escondites de sus domicilios.

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La investigación se centra ahora en saber si el dinero procede todo de robos en el templo o de otras actividades del electricista. Según ha podido saber EL PAÍS los investigadores han descartado que todos esos billetes hayan salido de los cepillos y se inclinan por pensar que la mayor cantidad desaparecieron de la caja fuerte de la Catedral, cuyas llaves estaban en posesión del ex trabajador del templo. La sospecha es que durante casi 20 años este operario bien relacionado con las autoridades catedralicias desvió el dinero de las donaciones de fieles y de la recaudación de actividades como el vuelo del Botafumeiro para quedárselo. Otros flecos pendientes en este caso son determinar si las cantidades de dinero presuntamente sustraidas constituyen un delito continuado de robo con fuerza o solo un hurto. Una reconstrucción de los movimientos de Manuel Fernández por el templo ayudará a dilucidarlo.

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