"Tristeza me dan tus quejas, mujer"

El Festival Hay comienza en Cartagena de Indias a ritmo de bolero

El primer bolero fue del cubano José Sánchez, que lo compuso en 1885, en La Habana. Su primer verso dice: "Tristeza me dan tus quejas, mujer", y el bolero se llamó Tristeza. Ese bolero ha servido hoy de pórtico a la nueva edición del Festival Hay de literatura que abrieron en Cartagena de Indias dos ilustres boleristas, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina. Amados en esta plaza, fueron recibidos en el Teatro Heredia como dos futbolistas o como dos ídolos de la canción, que es lo que son.

El diálogo sobre el bolero que realizaron Serrat y Sabina, animado por el periodista Roberto P...

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El primer bolero fue del cubano José Sánchez, que lo compuso en 1885, en La Habana. Su primer verso dice: "Tristeza me dan tus quejas, mujer", y el bolero se llamó Tristeza. Ese bolero ha servido hoy de pórtico a la nueva edición del Festival Hay de literatura que abrieron en Cartagena de Indias dos ilustres boleristas, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina. Amados en esta plaza, fueron recibidos en el Teatro Heredia como dos futbolistas o como dos ídolos de la canción, que es lo que son.

El diálogo sobre el bolero que realizaron Serrat y Sabina, animado por el periodista Roberto Pombo (director del diario El tiempo de Bogotá) abrió un festival que combina discusión literaria, periodismo, autobiografía, cine, música, y numerosísimo público, que además paga por escuchar.

Cantaron. Se rieron el uno del otro, acentuaron la ironía que desplegaron en la ya clausurada gira Dos pájaros de un tiro y definieron el bolero, que era de lo que se trataba. Para Serrat, es una forma de entender la vida, el amor, la relación amorosa. Para Sabina, el bolero es una expresión de la cursilería, un sentimiento disparatado, que sirve para estar triste pero acompañado.

Como empezó en el siglo XIX, Serrat piensa que se parece al melodrama, contiene un fatalismo que está también en Romeo y Julieta y en Tristán e Isolda, y representa siempre una relación difícil en la que alguno de los dos está angustiado. El modernismo de Rubén Darío o de Amado Nervo le introdujo exotismo, jardines, pavos reales, pedrería...; sirvió, y esto es lo que levantó el primer regocijo del público, para "hacernos aprender nuestras primeras aspiraciones sexuales".

Sabina no sabe de boleros. Él lo dijo, pero no ha parado de intentar cantarlos, desde que en su adolescencia se enamoró de una chica que suspiraba por un jugador de baloncesto; ahora algunas chicas le mandan un beso volado desde el patio de butacas y él observa con nostalgia que a su lado está "ese idiota moreno que juega al baloncesto".

Todo bolero debe ser cursi. Eso piensa Sabina. Pero antes había dicho que las canciones de Serrat son boleros. Serrat se alzó en su butaca "¡O sea que mis canciones son cursis!" Serrat dijo que escribe canciones para acercarse a las mujeres, 2por eso eres mejor cantante que marido", le dijo Joaquín. Y Serrat le atajó: "¡Qué dices! Llevo casado 30 años con la misma mujer. Mejor dicho: tengo la suerte de que siga conmigo la misma mujer desde hace 30 años". Hablaron de las baladas (que para Sabina son "una mariconada") y de Armando Manzanero ("el bolero termina en Manzanero", según Serrat). No fue muy piadoso Sabina con Antonio Machín, y sin embargo exaltó "la voz de coño de Chavelas Vargas". Serrat se arrancó por boleros y Sabina se animó también. Esto parecía una taberna de mediodía, pero en un momento determinado parecía el velador de los enamorados, cuando Serrat cantó Pequeñas cosas.

El Hay sigue esta tarde con recepciones sobre la literatura y la crónica de viaje, al fin al cabo una continuación del bolero por otros medios. Canta, entre otros, Jon Lee Anderson, periodista premio Pulitzer, a quien ustedes leen habitualmente en EL PAÍS.

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