PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS

Un clásico contemporáneo

El compositor polaco es un hombre afable y campechano, admirador de la cultura española, que ha basado su trabajo en la evolución de música sinfónica, la religiosa y la de cámara

Penderecki, que se expresa correctamente en español, estuvo por última vez en Madrid en abril pasado, para dirigir en el Auditorio Nacional a la Sinfónica de Madrid en una de sus últimas obras, el Credo, para cinco solistas vocales, coro y orquesta.

En enero de 2000 el compositor, nacido en Debica (Polonia) en noviembre de 1933, dirigió en el Teatro Real -por su condición de zurdo coge la batuta con la mano izquierda- a la misma orquesta, la Sinfónica madrileña, y al Coro de Valencia en otra de sus grandes obras, Las siete puertas de Jerusalén.

Hijo de un abogad...

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Penderecki, que se expresa correctamente en español, estuvo por última vez en Madrid en abril pasado, para dirigir en el Auditorio Nacional a la Sinfónica de Madrid en una de sus últimas obras, el Credo, para cinco solistas vocales, coro y orquesta.

En enero de 2000 el compositor, nacido en Debica (Polonia) en noviembre de 1933, dirigió en el Teatro Real -por su condición de zurdo coge la batuta con la mano izquierda- a la misma orquesta, la Sinfónica madrileña, y al Coro de Valencia en otra de sus grandes obras, Las siete puertas de Jerusalén.

Hijo de un abogado, Penderecki comenzó a descubrir su talento musical cuando cursaba estudios en la escuela secundaria. Inició sus estudios de composición con Franciszek Skolyszewski, que completó en el Conservatorio de Cracovia con Artur Malawski y S. Wiechowiz.

De su obra destacan Dies irae, en memoria de los muertos de Auschwitz o Requiem polaco, sobre la resistencia de los habitantes de Varsovia contra la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial.
Su Sinfónica número 1 fue empleada por el cineasta William Friedkin en la banda sonora de la película El Exorcista
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En la primavera de 1959 ganó los tres primeros premios en el II Concurso de Jóvenes Compositores de Polonia, al que se presentó de forma anónima, con las obras Estrofas, Emanaciones y Salmo de David, lo que produjo un cambio súbito y sustancial en su vida.

Reconocimiento de la Unesco

Un año después, sus partituras se interpretaban en Alemania y Francia, a lo que se sumó en 1961 el reconocimiento de la Unesco, que premió su obra Trenos por las víctimas de Hiroshima.

De 1960 es Anaklasis y de 1966 La pasión según San Lucas, que Penderecki estrena en la catedral de Munster, para celebrar el séptimo centenario de su construcción. A partir de este momento recibe encargos de todo el mundo.

En 1964 fue nombrado profesor del Conservatorio de Varsovia, del que en 1972 fue nombrado rector. Con anterioridad (1966 a 1968) ejerció también la docencia en la Folkwang Schulle de Essen.

Director desde 1972 de sus propias composiciones, Penderecki es autor de las óperas Los demonios de Loudun (1968), basada en un libro de Huxley, El paraíso perdido (1978) y King Ubu (1983).

De obra prolífica, en su catálogo destacan Salmos de David, Emanations, Estrofas, Dimensión de tiempo y silencio, Dies irae, en memoria de los muertos de Auschwitz, Requiem polaco, relacionado con la resistencia de los habitantes de Varsovia contra

la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial, Polimorphia, Cantar de cantares, De natura sonoris y El sueño de Jacob.

De talento versátil, ha tocado todos los géneros, con varios conciertos para violín, cello y viola, y según sus palabras su trabajo se basa en la evolución de las tres músicas: la sinfónica, la religiosa y la de cámara.

De su música sinfónica destacan: Sinfónica número 1, empleada por el cineasta William Friedkin en la banda sonora de la película El Exorcista, la Sinfonía de Navidad y el Concierto de violín o Segunda Sinfonía, que escribió para Isaac Stern.

Ha impartido cursos en numerosas universidades y escuelas de música, como Yale, Londres, Berlín, Estocolmo, y fue asesor musical de Radio Viena.

Apoyo a Walesa

El inconformista Penderecki, un hombre corpulento y campechano, fue el primer artista polaco que se atrevió a abandonar la asociación de autores. Asimismo, apoyó decididamente a su amigo Lech Walesa en sus años como líder del sindicato Solidaridad, al que dedicó un fragmento de su Requiem polaco, el Lacrymosa, que se estrenó en Stuttgart, en septiembre de 1974, bajo la dirección de Mtislav Rostropovich.

Krzysztof Penderecki es doctor honoris causa por numerosas universidades de Europa y América. En 1987, le tocó el turno a la Autónoma de Madrid, motivo por el cual estrenó en este campus la obra Veni Creator. En 1994, fue la Universidad de Granada la que le invistió como tal.

Admirador de la literatura española, ha dirigido en varias ocasiones a la Orquesta Nacional de España. En 1984 presidió en Madrid el jurado del Premio Reina Sofía de Composición. Entre las grandes orquestas del mundo con las que ha trabajado están las Filarmónicas de Berlín, Nueva York, Los Angeles o Munich, la Sinfónica de Viena, la NHK de Tokio, Santa Cecilia de Roma o la de la Scala de Milán.

En junio de 1997 publica en Polonia El laberinto del tiempo, su primer libro. Ese mismo año escribe su Sexta Sinfonía, una pastoral dedicada a los árboles, Una elegía para el bosque que muere. Gran amante de la naturaleza y de las plantas, cultiva un jardín cerca de Cracovia con cientos de especies, del que se siente muy orgulloso.

En 1998 estrenó en Cracovia su última obra, Credo, pensada como parte de una obra más amplia, una misa.

Premiado en el Midem de Cannes (Francia), donde fue reconocido como el "compositor viviente más destacado", Penderecki, casado y padre de dos hijos, es el director artístico del Festival Casals de Puerto Rico, dedicado al genial violonchelista y compositor catalán.

El año pasado, su nombre figuró ya como candidato al Premio que hoy, un año después, le ha sido concedido, y que se suma a una larga lista de reconocimientos mundiales.

EFE
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