Impuestos y envases reutilizables: la propuesta de la ONU para reducir un 80% la contaminación por plástico para 2040

Mientras los países se preparan para retomar las negociaciones sobre un tratado internacional contra esta polución, Naciones Unidas propone una tasa global sobre la producción de plástico virgen

Playa de Kuta, en Bali (Indonesia), inundada de residuos de plástico.Maxim Blinkov (Shutterstock)

Las medidas para frenar la contaminación por plástico en el mundo están naufragando y este problema, generado a partir de la segunda mitad del siglo XX, sigue creciendo mientras amenaza los ecosistemas y la salud del ser humano, como empiezan a mostrar algunos informes científicos. El sistema de reciclaje no está funcionando y cada vez son más las voces que señalan como única salida atacar el origen del problema...

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Las medidas para frenar la contaminación por plástico en el mundo están naufragando y este problema, generado a partir de la segunda mitad del siglo XX, sigue creciendo mientras amenaza los ecosistemas y la salud del ser humano, como empiezan a mostrar algunos informes científicos. El sistema de reciclaje no está funcionando y cada vez son más las voces que señalan como única salida atacar el origen del problema: la producción de plástico, un derivado de los combustibles fósiles, principales responsables también de la crisis climática. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) ha presentado este martes un informe en el que desarrolla una serie de medidas para reducir hasta en un 80% la contaminación mundial por plástico de aquí a 2040. Este documento pretende ser una guía para los países que, en el seno de la ONU, están intentando cerrar un tratado internacional para frenar la contaminación por plástico. A finales de mes los negociadores se reúnen de nuevo en París para tratar de cerrar un borrador que sirva de base a este acuerdo, que está previsto que se adopte en 2024.

El informe del Pnuma pone sobre la mesa medidas concretas para lograr ese objetivo de reducir un 80% la contaminación en poco más de tres lustros. En el frontispicio del plan figura reducir a la mitad la producción de plásticos de un solo uso. Para ello es imprescindible apostar por la reutilización a través de la promoción de fórmulas como las botellas recargables, los dispensadores a granel, los sistema de depósito y devolución... Si se desarrolla todo el potencial de reutilización, la contaminación por plástico mundial podría reducirse un 30% en 2040, calculan los autores de este informe.

Otra de las patas del plan del Pnuma es el reciclaje, que tiene el potencial de disminuir hasta un 20% adicional este tipo de polución. Pero, cuando se refiere al reciclaje, el informe parte de una premisa: el sistema actual no está funcionando. Entre otras razones, porque sigue resultando más barato producir plástico virgen que reciclar el existente. “Los mercados de reciclaje no pueden despegar mientras el plástico virgen tenga un precio más bajo que el plástico secundario”, resumen los autores. En Europa, por ejemplo, el material reciclado es entre un 10% y un 47% más caro que el virgen. Para romper con esta situación se aboga por la creación de un marco fiscal global “que permita a los materiales reciclados competir en igualdad de condiciones con los materiales vírgenes”. Básicamente, crear “un impuesto al plástico virgen”.

Se apuesta por gravar, pero también por la eliminación de las ayudas públicas que además incentivan la producción de más plástico en estos momentos. Por eso el Pnuma pide “la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles, actualmente utilizados para hacer que los plásticos vírgenes sean más baratos que los materiales reciclados”. Además, también se pide a los países que empleen la regulación para establecer “reglas de diseño” que hagan “que los productos sean económicamente reciclables” o para obligar a que los envases lleven un contenido concreto de plástico reciclado.

La última gran pata de la propuesta del Pnuma pasa por “reorientar y diversificar” y básicamente se centra en reemplazar envases y productos de plástico por otros hechos con materiales alternativos, como papel o materias compostables. Según los cálculos del Pnuma, todas estas medidas podrían llevar a una reducción del 17% de la contaminación para 2040. Eso sí, los autores piden estudiar con detenimiento esas alternativas al plástico para no provocar un problema añadido con los materiales que se usen para su sustitución.

Pero, además de reducir el plástico que acaba en el medio ambiente para no seguir agrandando el problema, incluso en el mejor de los escenarios la humanidad tendrá pendiente otro reto: cómo gestionar la contaminación ya existente en los mares y la tierra. En el documento se recuerda que algunos países han puesto sobre la mesa ya la creación de un fondo, al que debería contribuir el sector del plástico, destinado a la retirada y eliminación de los plásticos que ya han acabado en el medio ambiente, especialmente en los países con menos ingresos.

“La forma en que producimos, usamos y eliminamos los plásticos está contaminando los ecosistemas, creando riesgos para la salud humana y desestabilizando el clima”, ha advertido este martes Inger Andersen, la directora ejecutiva del Pnuma, quien ha defendido la utilidad del informe elaborado por su agencia como una hoja de ruta para “reducir drásticamente estos riesgos”.

Derechos humanos

Para la ONG Human Rights Watch es imprescindible que el nuevo tratado que van a negociar los países centre el foco en los combustibles fósiles. “Los gobiernos deben asegurarse de que el nuevo tratado aborde la fuente última de contaminación plástica, que es la producción de combustibles fósiles”, expone esta organización a través de un comunicado en el que pide que las naciones también tengan en cuenta la protección de los derechos humanos en el futuro acuerdo. Varias investigaciones internacionales han puesto el foco sobre el sistema mundial de reciclaje, que en parte se centra en el envío de los desechos de los países desarrollados a los más pobres, donde existen regulaciones ambientales más débiles o inexistentes, bajos costes laborales y poca supervisión gubernamental de violaciones ambientales y laborales.

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