La contaminación ambiental provoca más muertes en el mundo que el coronavirus

Un informe calcula que la polución causa nueve millones de fallecimientos prematuros al año, más que la suma de los decesos ocurridos en 2019 por la guerra, el terrorismo, el sida, la tuberculosis, la malaria y el consumo de drogas

Contaminación atmosférica en Ciudad de México, en una imagen tomada desde la Torre Latinoamericana el 4 de mayo.Nayeli Cruz

Desde que comenzó la pandemia hace dos años y medio, la covid se ha llevado ya la vida de más de seis millones de personas en el mundo. Según un nuevo informe de la Comisión de Contaminación y Salud de The Lancet, los diferentes tipos de polución ambiental provocan anualmente la muerte prematura de nueve millones. Esto representa uno de cada seis fallecimientos a escala global en un año y es más que la suma de todas las muertes de 2019 atribuidas a...

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Desde que comenzó la pandemia hace dos años y medio, la covid se ha llevado ya la vida de más de seis millones de personas en el mundo. Según un nuevo informe de la Comisión de Contaminación y Salud de The Lancet, los diferentes tipos de polución ambiental provocan anualmente la muerte prematura de nueve millones. Esto representa uno de cada seis fallecimientos a escala global en un año y es más que la suma de todas las muertes de 2019 atribuidas a la guerra, el terrorismo, el sida, la tuberculosis, la malaria y el consumo de drogas y alcohol. Paradójicamente, a pesar de ser conocido el enorme impacto en la salud de dicha contaminación, el trabajo publicado en The Lancet Planetary Health incide en lo poco que se ha progresado en la reducción del número de muertes provocadas por esta causa en los últimos cinco años.

Estos nueve millones de fallecimientos prematuros fueron estimados con los datos de 2019 del estudio de la Carga Global de Enfermedades (GBD por sus siglas en inglés) y son la misma cantidad que los calculados en una revisión anterior de los efectos de la contaminación con cifras de 2015. Los números no han cambiado mucho. Como precisa el informe, en este tiempo sí se han reducido las muertes causadas por los tipos de polución más antiguos (como la contaminación dentro de los hogares por el uso de leña o carbón, o la contaminación del agua), pero al mismo tiempo han aumentado las causadas por otras formas de envenenamiento más modernas, ligadas al desarrollo y la industrialización (como las provocadas por el tráfico motorizado o los químicos tóxicos).

“El ejemplo del coronavirus nos muestra que se pueden evitar muchas muertes cuando se toman decisiones”, incide Rachael Kupka, una de las autoras del informe y directora de la Global Alliance on Health and Pollution (GAHP). “Como seres humanos no somos buenos para enfrentarnos a problemas a futuro, somos mejores para responder a emergencias, pero con la contaminación la prevención es lo más importante”.

De los diferentes tipos analizados de contaminación, el trabajo publicado en The Lancet Planetary Health calcula que la que más muertes anuales provoca es la del aire (6,67 millones de decesos), seguida de la del agua (1,4 millones), la causada por el plomo (900.000) o la de químicos tóxicos en el trabajo (870.000). No obstante, como subraya Kupka, se han dejado fuera otros contaminantes clave, por lo que el número de fallecidos por la contaminación ambiental sería todavía mayor que los nueve millones.

En el caso del plomo, no se evalúan todas las posibles formas de envenenamiento con este metal pesado. Principalmente, se analiza la relacionada con su uso en la gasolina, hoy ya prohibida en todo el mundo, después de que el último país donde todavía se permitía, Argelia, dejara de hacerlo en 2021. Asimismo, el informe tampoco ha medido el número de muertes humanas causadas por los plaguicidas, el mercurio, el cadmio, los disruptores endocrinos... “Algunos expertos consideran que la polución por químicos puede ser tan importante como la del aire”, señala la directora de GAHP. “No lo sabemos, pero lo que está claro es que se está subestimando el impacto de este tipo de contaminación invisible”.

Países de ingresos bajos

Otro dato clave del trabajo es que más del 90% de los fallecimientos relacionados con la polución ocurren en países de ingresos bajos y medianos. Esta plaga, como ocurre tantas veces, no afecta igual a los ricos que a los pobres. No en vano, en los países más desarrollados sí se han desarrollado mayores avances contra la polución. Por ello, los expertos que han participado en el informe lamentan que la contaminación se esté pasando por alto en gran medida en la agenda de desarrollo internacional y critican que la financiación para este problema solo haya aumentado mínimamente desde 2015.

Según Philip Landrigan, otro de los autores del estudio y director del Observatorio Global de Contaminación y Salud del Boston College, “la polución sigue siendo la mayor amenaza existencial para la salud humana y planetaria y pone en peligro la sostenibilidad de las sociedades modernas”.

En este punto, el trabajo considera esencial buscar sinergias para luchar a la vez contra la contaminación, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Como subraya Landrigan: “La prevención de la polución también puede frenar el cambio climático, logrando un doble beneficio para la salud del planeta, y nuestro informe pide una transición masiva y rápida de todos los combustibles fósiles a energía limpia y renovable”. Asimismo, los humanos no son los únicos afectados por este cóctel de contaminantes, por lo que su reducción sería también una buena noticia para otras especies del planeta.

Por lo general, la contaminación es percibida como un problema local, que afecta a una ciudad concreta, un río o una población. Sin embargo, el informe de The Lancet Planetary Health llama también la atención en que este es cada vez más un desafío planetario. Como destaca Kupka, “la polución está cruzando las fronteras y está entrando incluso en el sistema de alimentación global, como ocurre con algunos metales pesados y el arsénico”. “La contaminación está propagándose a través del comercio internacional, y no podemos detener el comercio, pero sí actuar en el punto de origen”, señala la directora de GAHP, que reclama una respuesta global contra este problema que, aparte de provocar muchas muertes, tiene otros muchos efectos sobre la salud y el desarrollo cognitivo de los humanos.

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