Las momias egipcias de gatos guardan el secreto de cómo se convirtieron en mascotas

Un proyecto europeo analiza el ADN de múltiples restos arqueológicos de estos felinos para aclarar la nueva teoría de que comenzaron a ser domesticados hace más de 10.000 años, mucho antes del Antiguo Egipto

Momia de gato expuesta en el Museo Egipcio de El Cairo, con motivo de la exposición 'Los animales sagrados del Antiguo Egipto'.Daniel SIMON (Gamma-Rapho via Getty Images)

Aunque seguramente no sorprenda a los dueños de gatos, que conocen sobradamente la naturaleza enigmática e independiente de sus queridas mascotas, se ha descubierto que el proceso de domesticación de los felinos es bastante menos convencional que el de otros animales. “Los gatos son, en cierto modo, muy particulares, ya que se han adaptado mucho a los humanos, pero sin realmente cambiar su naturaleza”, explicó el Dr. Claudio Ottoni, paleogenetista de la Universidad de Roma Tor Vergata, en Italia. “Hasta en el físico, los gatos salvajes y los domesticados no se diferencian tanto. Los gatos han tenido una evolución muy exitosa y se han adaptado muy bien al nicho humano, lo que resulta fascinante”, agrega.

Ottoni, que hace uso del ADN prehistórico como herramienta para reconstruir el pasado de las poblaciones humanas y animales, dirige un proyecto europeo de investigación llamado FELIX con el objetivo de desentrañar la historia de la relación entre gatos y humanos. El equipo de FELIX, que cuenta con prestigiosos expertos en paleontología, arqueozoología y biología molecular de museos e institutos académicos de toda Europa, analiza más de 1.300 muestras arqueológicas de gatos extraídas de algunas de las colecciones museísticas más importantes.

Estas muestras provienen de más de ochenta yacimientos arqueológicos de Europa, África y Asia Occidental, y están datadas entre el año 10.000 antes de Cristo y el siglo XVIII. Los investigadores pretenden reconstruir las influencias biológicas y medioambientales únicas que dieron forma a la domesticación de los gatos y rastrear la aparición de los gatos domésticos en todo el mundo mediante la extracción de datos genéticos de estos restos prehistóricos de gatos.

Los investigadores trabajan en instalaciones especializadas para minimizar el riesgo de contaminación del ADN y someten los restos de los gatos a pruebas mediante técnicas avanzadas de biología molecular para extraer y analizar información genética. Pulverizan fragmentos diminutos de huesos y dientes de los que se extrae el ADN y los convierten en apenas unos miligramos de polvo, que forman así bibliotecas genómicas: un conjunto de fragmentos de ADN que se superponen y juntos conforman el genoma total de un organismo individual.

La información genética se extrae mediante una potente y avanzada técnica de secuenciación de genes con la que es posible procesar grandes cantidades de datos muy rápidamente. Para esta fase, los investigadores reciben apoyo de la infraestructura computacional del consorcio italiano Cineca, una de las instituciones de investigación a gran escala de Europa y que se cuenta entre los proveedores de servicios de supercomputación más potentes del mundo.

Esta avanzada tecnología permite a los investigadores estudiar los sistemas biológicos a unos niveles que antes eran impensables. También facilitará la identificación de patrones de mutación genética a lo largo del tiempo, que indiquen las distintas etapas de la domesticación felina. “De esta manera somos capaces de diferenciar si un hueso pertenecía, por ejemplo, a un gato montés europeo, africano o a uno de Oriente Próximo, que es el ancestro de los gatos domésticos actuales”, señaló Ottoni.

Buscando en el ADN con supercomputación

Los investigadores también hacen uso de técnicas sofisticadas basadas en el análisis químico del colágeno, la proteína que más abunda en los huesos, para estudiar la evolución de la alimentación de los gatos a lo largo del tiempo. Por ejemplo, ¿cuándo empezaron a comer pescado, gracias a los pescadores que los alimentaban con sobras de sus redadas? Tal cuestión permite hacerse una idea sobre la evolución de la domesticación de los gatos.

Durante muchos años, los científicos han considerado mayoritariamente que la domesticación de los gatos empezó en el Antiguo Egipto, debido a la extensa iconografía de gatos y el descubrimiento de gatos momificados como ofrecimiento a los dioses. No obstante, en 2004, el descubrimiento de un antiguo enterramiento de un joven y un gato en Chipre, en el pueblo neolítico de Shillourokambos, sugirió que los gatos podrían haber sido domesticados ya hace 11.000 años.

El análisis de ADN llevado a cabo por Ottoni y sus colegas pretende esclarecer este enigma. Hasta ahora, los resultados apuntan a que los gatos domésticos europeos tuvieron el primer contacto con humanos en el norte de África, y posiblemente viajaron a Europa con los romanos que comerciaban por el mar Mediterráneo.

La vida secreta de las momias de gato

“Si todo empezó hace unos 10.000 años, podríamos anticipar que los humanos trajeron a los gatos a Europa poco después, como pasa con los cerdos u otros animales domésticos”, sugirió Ottoni. “Sin embargo, nuestro análisis de ADN muestra que los gatos en Europa todavía eran salvajes, y ninguno tiene su origen genético en la cepa domesticada del gato hasta mucho después, hace alrededor de 2.500 años”, sostiene el científico.

No podrá saberse cómo interactuaron estos distintos centros de domesticación de gatos hasta que se complete el análisis del genoma de los gatos prehistóricos. Este es el plano que dibuja toda la información sobre el crecimiento, desarrollo y funcionamiento de un organismo.

Para los dos últimos años del estudio, los investigadores diseccionarán los secretos genéticos de su gran colección de momias de gato egipcias. Quieren comparar el ADN de estos gatos con el de los gatos domésticos modernos y con el de los restos de gatos prehistóricos ya analizados en Europa.

Las investigaciones descritas en este artículo han sido financiadas por el Consejo Europeo de Investigación (CEI). Las opiniones de los entrevistados no reflejan necesariamente la de la Comisión Europea. Si le ha gustado el artículo, puede compartirlo en sus redes sociales.

Este artículo apareció originalmente en Horizon, la revista de investigación e innovación de la Unión Europea.

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