Rusia lanza una misión para ser la primera en extraer el agua de la Luna
La sonda ‘Luna-25′ intenta hacer historia al aterrizar con éxito en el hostil polo sur del satélite antes que ningún otro país
En medio de una guerra con Ucrania y enfrentada a los países occidentales, Rusia va a intentar hacer historia convirtiéndose en el primer país que logra aterrizar con éxito en el polo sur de la Luna, la nueva tierra prometida de la exploración espacial.
Moscú tiene previsto lanzar este viernes la Luna-25, una sonda robótica cuyo objetivo es aterrizar cerca del cráter Bogulawsky, una depresión de 97 kilómetros de diámetro. El polo sur de la Luna, acribillado de cráteres, presenta unas dificultades enormes para el aterrizaje; pero también puede albergar valiosísimas reservas de hie...
En medio de una guerra con Ucrania y enfrentada a los países occidentales, Rusia va a intentar hacer historia convirtiéndose en el primer país que logra aterrizar con éxito en el polo sur de la Luna, la nueva tierra prometida de la exploración espacial.
Moscú tiene previsto lanzar este viernes la Luna-25, una sonda robótica cuyo objetivo es aterrizar cerca del cráter Bogulawsky, una depresión de 97 kilómetros de diámetro. El polo sur de la Luna, acribillado de cráteres, presenta unas dificultades enormes para el aterrizaje; pero también puede albergar valiosísimas reservas de hielo que probablemente se ocultan bajo el suelo en las zonas donde, debido a la posición del satélite, nunca llega la luz del sol.
El nombre de esta misión no es casual. Rusia resucita la saga de sondas soviéticas que durante las décadas de 1960 y 70 fueron las primeras en orbitar la Luna, aterrizar en ella y mostrar su cara oculta, antes que Estados Unidos. La Luna-24 consiguió llegar a una zona ecuatorial del satélite, tomar muestras de tierra y enviarlas de vuelta a nuestro planeta en 1976; todo un logro. El problema era que para entonces Estados Unidos, empeñado en ganar la carrera espacial, ya había logrado mandar astronautas a la Luna y traerlos de vuelta cargados de rocas lunares.
Medio siglo después, el mundo vive una nueva carrera lunar liderada por Estados Unidos, que quiere llevar astronautas al polo sur dentro de dos años. Rusia es incapaz de igualar esa hazaña, pero con Luna-25 sí puede ser la primera nación en tomar tierra en esa zona inexplorada y tocar, por primera vez, el agua de la Luna.
80% de posibilidades de éxito
“Todavía tenemos la experiencia de la era soviética, y nos hemos preparado con mucho cuidado para este desembarco”, ha declarado Lev Zeleny, director científico del Instituto de Investigación Espacial de Rusia, a RT. “Creo que hemos tenido en cuenta las principales dificultades y espero que el aterrizaje sea suave”. Los ingenieros de la misión calculan que la misión tiene al menos un 80% de posibilidades de éxito.
La Luna-25 tiene previsto despegar el viernes a bordo de un cohete Soyuz-2.1b desde el cosmódromo de Vostochny, en el noreste de Rusia. Es un lugar elegido en parte para que todo en esta misión quede dentro de las fronteras del país, pues normalmente se lanzaba desde Kazajistán. También permite una trayectoria más directa y sin pasar por grandes zonas habitadas. Por precaución, Rusia ha evacuado a 26 habitantes de la aldea de Shakhtinskyi, que serán alojados en un hotel e invitados a ver el despegue, informa Reuters.
La misión sale con años de retraso debido a constantes dificultades técnicas, como el fracaso de su predecesora Fobos Grunt, un proyecto conjunto con China y Europa destinado a Marte. La guerra de Ucrania y los embargos occidentales han supuesto otro enorme escollo. Antes de la invasión de Ucrania, la Agencia Espacial Europea iba a contribuir al proyecto con una cámara, pero todo quedó cancelado y a Rusia no le queda más remedio que ir a la Luna sola.
El punto de aterrizaje principal —con otros dos objetivos secundarios por si algo se tuerce— ha sido cuidadosamente seleccionado usando los datos tomados por la sonda orbital estadounidense LRO. Los rusos creen que el cráter Bogulawsky (bautizado por un oficial de artillería prusiano que participó en la invasión de Rusia durante las guerras napoleónicas) es uno de los puntos del polo donde puede haber más agua, un elemento clave para futuras misiones tripuladas. El oxígeno y el hidrógeno pueden servir de combustibles para cohetes con los que un día viajar a Marte y más allá; y el agua puede sustentar las primeras colonias humanas.
Aterrizar en la Luna es siempre un reto enorme —solo lo han conseguido Estados Unidos, la Rusia soviética y China—, porque no hay atmósfera con la que frenar. La Luna-25 deberá confiarlo todo a sus cohetes para disminuir la velocidad y a no caer en una zona abrupta que la haga volcar, lo que ya le pasó a alguna de sus predecesoras hace medio siglo. El pasado abril, la sonda japonesa Hakuto-R se estrelló intentando tomar tierra en la Luna.
Calor con plutonio
En nuestro satélite hay 14,5 días terrestres de luz solar y otros tantos de noche. Durante el día se llega a 120 grados, pero al ocultarse el sol la temperatura en el polo puede caer a más de 200 grados bajo cero. La sonda rusa lleva paneles solares para operar durante el día y un dispositivo de radioisótopos para generar calor con plutonio durante la noche, mientras hiberna hasta que vuelva a amanecer.
El aparato ruso porta ocho instrumentos científicos. El más vistoso es un brazo robótico que excavará unos cuantos centímetros en busca de hielo, lo recogerá y lo analizará con diferentes instrumentos capaces de decir si hay agua, cuánta y posiblemente también su origen. El vehículo también va equipado para buscar otros elementos de interés: torio, potasio, uranio.
Se piensa que hace 4.500 millones de años, la Tierra chocó con Theia, un planeta del tamaño de Marte. El golpe fue tan brutal que nuestro planeta desapareció durante unas horas. Una pequeña parte salió despedida y se mezcló con los restos del otro cuerpo, convertidos en roca fundida. El resultado fue la Luna.
Es un enorme misterio si el agua del satélite es un vestigio de aquella época o si llegó a bordo de asteroides y cometas que impactaron tanto en la Luna como en la Tierra con su carga. “La primera excavación del regolito polar lunar será un paso hacia lo desconocido”, resaltan los líderes científicos de la misión en un análisis reciente. “El estudio de los compuestos macromoleculares de origen cósmico conservados en los glaciares lunares puede revelar el secreto del origen de la vida en la Tierra y permitirá comparar estructuras moleculares bioquímicas en la Tierra y en el espacio”, resaltan.
Luna-25 es la primera de una serie de misiones con las que Rusia quiere regresar a la Luna después de más de 40 años. “El programa lunar ruso ya está planificando las próximas naves de aterrizaje basadas en el desarrollo del diseño Luna-25”, ha explicado Maxim Litvak, uno de los jefes científicos de la misión. “Después de Luna-26, que será una sonda orbital, seguirán dos estaciones de aterrizaje. Luna-27 llevará una plataforma de perforación [para penetrar metro y medio en el suelo], y Luna-28 traerá suelo de la región polar de la Luna a la Tierra”, ha detallado.
Tras el despegue, previsto para la madrugada del viernes, la nave rusa tardará entre cuatro y cinco días en llegar al satélite. Una vez allí orbitará unos días más hasta encender sus cohetes y comenzar el descenso hacia el polo sur. Si todo va bien, no ganará la carrera espacial, pero hará historia.
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